Quedan cada vez menos de esos nombres propios con una visión tan clara de la industria del entretenimiento que pueden presumir de haberla cambiado para siempre con su acción e influencia. En estos tiempos de asépticas corporaciones multinacionales y de franquicias mecánicas, es difícil calibrar el legado y el impacto de alguien como Raymond Chow, que acaba de fallecer a los 91 años de edad.
Chow revolucionó el cine de Hong Kong y consiguió que éste se proyectara con alcance internacional gracias en parte a que empezó trabajando con los clásicos, con la ortodoxia pura: como publicista de Shaw Brothers, la mayor productora de cine de artes marciales clásicas y de ambientación dinástica de la ex-colonia británica (y donde trabajaban genios del género como Chang Cheh o Liu Chia-liang). Ascendió allí hasta coordinar las producciones de la compañía, pero se fue en 1970 debido a las enormes restricciones de tiempo y dinero que le imponía Run Run Shaw, director de la casa.
Al salir de Shaw Brothers crearía Golden Harvest, y una de las primeras estrellas a quien contrató fue Bruce Lee, de quien produciría tres películas tras descubrirlo en un programa de variedades en televisión. Las tres fueron éxitos extraordinarios y propiciarían un ocasional salto a Hollywood de la estrella, que se truncó con su repentina muerte en 1973. Durante los años setenta, la industria del cine de Hong Kong se dedicaría a imitar a Lee, y el propio Chow también lo haría con sus propios exploits e imitaciones del actor.
La fortuna de la Golden Harvest siguió cimentándose en gente de tanto talento como los comediantes hermanos Hui, superestrellas en Hong Kong tristemente desconocidos en Occidente. Pero su siguiente éxito internacional, por suerte para las finanzas de Chow, sería mucho más prolongado en el tiempo que el de Bruce Lee: Jackie Chan. Chan había comenzado su carrera como especialista y como uno de los múltiples clones de Bruce Lee que abundaban en los setenta, pero fue Chow el que le dio la oportunidad de rodar la película que marcaría el cine de kung fu de los ochenta, 'El mono borracho en el ojo del tigre'. La mayoría de las películas de éxito de Chan en Hong Kong en los ochenta, hoy consideradas clásicos del género, fueron producidas por Chow.
Además de impulsar la llegada de Chan a Occidente a mediados de los noventa con 'Duro de matar', ambientada en Nueva York pero producida en Hong Kong, Chow dio otro paso para la popularización de la cultura pop marcial fuera de Asia: la primera película de las Tortuga Ninja. Aunque se suele considerar una película de origen norteamericano, Chow fue productor ejecutivo, y sin su concurso no habría llegado a rodarse, ya que el reciente descalabro de 'Masters del Universo' asustaba a Hollywood. Es el motivo de que la primera entrega tenga secuencias de lucha muy competentes, rodadas por especialistas hongkoneses.
La última película de Golden Harvest se rodó en 2003. Cuatro años después, Raymond Chow vendería su parte de la compañía a una empresa china, que decidiría mantener el legado de su predecesor en el nombre de la nueva Golden Harvest, llamada Orange Sky Golden Harvest.
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