Una historia demoledora e inolvidable que fue nominada al Óscar
Ahora estamos en un punto donde a Denis Villeneuve no se le mueve de la ciencia ficción, con planes de seguir elaborando su franquicia en ‘Dune’ y una ambiciosa adaptación de ‘Cita con Rama’. Y es difícil poner muchas pegas, viendo el asombroso resultado de obras como ‘Dune: Parte dos’ y otros esfuerzos previos en el género.
Por supuesto, se echará en falta que su filmografía incluya otros de los thrillers de escala más modesta que le hicieron destacar antes que la fantasía. Entre ellos, hay un sector que sin duda aceptaría de buen grado que volviera a hacer uno de esos dramas tan humanos y tan oscuros que hizo en su primera etapa y mostraban ya lo genial que es como cineasta, como es el caso de ‘Incendies’.
Las cenizas del pasado
Una de las obras maestras del director que termina, lógicamente, menos comentada que sus películas en Hollywood a pesar de que fue nominada al Óscar (como mejor película de habla no inglesa, y perdió). Una película canadiense, pero que extiende su escala al Líbano y sus problemas nacionales, haciendo un drama de épicas emociones que explora desde dos líneas temporales. La película se puede ver en streaming a través de Filmin, donde acaba de incorporarse, y también en Movistar+.
Una pareja de hermanos gemelos se reúne para la lectura del testamento de su madre, recién fallecida tras pasar unos cuantos días en silencio. En ese acto reciben un extraño encargo de entregar dos cartas, una a un padre que asumían que había muerto y otra a un hermano desconocido. Se inicia así un viaje al Líbano en orden de encontrar la verdad.
Una verdad que resulta más devastadora de lo que pudieron imaginar, y los hermanos reaccionan de manera diferente a esas revelaciones inesperadas sobre su pasado. Villeneuve emplea con gran inteligencia el montaje de las dos líneas temporales para que la emoción resulte impactante, aunque sin abusar de la explotación emocional.
'Incendies', emociones diseccionadas con bisturí
El canadiense ha recibido, especialmente a raíz de sus blockbusters de cariz más “serio”, acusaciones de ser un director gélido en emociones. Pero su bisturí siempre es fino, dejando que emociones que estaban soterradas estén reverberando en los márgenes de los instantes dramáticos. Aquí lo explora con magnífica sobriedad, conteniéndose a menudo para evitar ser explícito.
En su fachada fría termina escondiéndose pasados realmente oscuros y sensaciones de lo más abrumadoras. No resulta barata en su empeño, porque el desarrollo narrativo está hecho con gran astucia y confianza en la inteligencia (también emocional) del espectador. Los diferentes estados por los que pasan los personajes resultan tan sobrecogedores como algunas de las secuencias más duras, redondeando una película magistral que sabe cuando meterse en el thriller más oscuro.
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