Supongo que dependiendo del momento en que te acerques a 'Maniac', la "ópera prima" de William Lustig (que antes había hecho las pornográficas 'La violación de Claudia' y 'Hot Honey' bajo el seudónimo de Billy Bagg), tu cabeza puede verse más o menos afectada por el fuerte carácter expresivo de su protagonista, autor de la idea y coguionista, Joe Spinell. Más de cuarenta años después, la película sigue incomodando a propios y extraños.
Psicosis en Nueva York
Se iniciaban los años 80 con una aproximación realmente violenta de lo que estaría por venir. El slasher estaba aún lejos de convertirse en un subgénero favorito por buena parte de los amantes del horror, y Lustig puso sobre la mesa una enfermiza y asfixiante pesadilla en 16mm alrededor de uno de los personajes más repugnantes que se recuerdan: Frank Zito.
Aunque será en su acertado remake de 2012 donde lo hagamos de manera literal, en 'Maniac' asistimos perplejos a la visión del mundo a través de los ojos dañados y trastornados de su protagonista. Zito es el rostro del miedo, pero también es una víctima. Probablemente ese toque trágico, tan habitual en ese tipo de personajes, incremente la sensación de angustia que nos rodea durante sus 90 minutos. La película de Lustig (que aparece como recepcionista del hotel), basada en una idea de su estrella, puede traernos a la cabeza recuerdos de personaje como Norman Bates... o como el último y laureado 'Joker'.
La interpretación de Spinell es sobrenatural. Una interpretación digna de premio si los encargados de repartir galardones alrededor del mundo fueran capaces de ver películas como 'Maniac'. Los otros grandes protagonistas, además de los clásicos tempos y elegantes sobriedades narrativas del director, son el inigualable Tom Savini y los lados más oscuros de la ciudad de Nueva York.
Es posible que la relación entra alguien con físico de Spinell y Caroline Munro pueda verse como un aspecto del guión que la hace perder credibilidad a la historia. Estoy de acuerdo en que no existe suspensión de incredulidad suficiente para asimilar ese aspecto, pero tal vez lo que deberíamos tener en cuenta es que estamos viendo la vida a través de alguien que no ve la realidad tal y como la vemos nosotros.
Adelantándose a 'La angustia del miedo' de Gerarld Kargl y al 'Henry' de John McNaughton, Zito y Lustig pervierten la dulzura del Bates de Perkins en un personaje mucho más acorde con la cloaca neoyorquina regada en heroína de aquel momento. 'Maniac' es la 'Psicosis' de la era del caballo y el SIDA. Antes hablaba del estupendo remake dirigido por Franck Khalfoun y protagonizado por Elijah Wood. Siendo un excelente ejercicio de puesta al día de la historia original, flaquea únicamente en ese sentido: está todo recién fregado.
Por supuesto, no puedo hablar de una película de William Lustig sin mencionar a su colega musical, Jay Chattaway. Uno de los maestros del sintetizador ofrece en esta ocasión la ambientación ideal de una infancia maltratada. Una música mucho más dramática que hace aún más insoportable la cadena de acontecimientos que está por venir hasta llegar a un desenlace antológico.
'Maniac' no da puntada sin hilo, y si uno es capaz de entrar en la relación entre asesino y fotógrafa tal vez se encuentre ante un duelo de egos y personalidades más que un acercamiento romántico. Ambos se dedican al mercadeo artístico. Ella busca la ruptura de la realidad, él trata de captar lo efímero y postergarlo en el tiempo. Donde Norman tenía pájaros disecados, Frank prefiere los maniquíes. Con pelo real. La relación entre Caroline Munro y Joe Spinell es pura ruptura de lo real, ¿no te parece?
Rodada casi a lo guerrilla, sin permisos, con muy poco dinero, con la cámara sobre los hombros y enfocando de manera continua y asfixiante a su protagonista, 'Maniac' es una película que merece todo nuestro cariño. Qué paradójico es todo esto, lo sé. Su última restauración es tan milagrosa como la que disfrutó 'La matanza de Texas' hace unos años, y sin duda debería servir para redescubrir una gema del horror que aún tiene mucho que decir.
Acostumbrado a desempeñar papeles secundarios en películas que han terminado pasando a la historia ('Rocky', 'Carga maldita', 'Taxi Driver', 'El padrino' y su secuela...), Joe Spinell encontraba aquí el papel más importante de su carrera y con el que pasó a la historia. Seis años después el propio Spinell, sin el interés de Lustig, intentó poner en marcha una secuela que no terminó de concretarse y que tiene incluso más cosas en común con 'Joker' que la película original. Qué cosas tiene el cine. Estaba todo inventado. Hasta lo que no se hizo nunca.
Tal vez el dato más curioso y el que más fuerte hace la figura de su director es que a pesar de haber sido perseguida y destrozada por los medios (imperdible el catálogo de telediarios incluidos en los extras del bluray), su "debut" de 350.000 dólares terminó sumando 10 millones en beneficios. Claro, así de bien salen las películas del sello de Lustig, el indispensable Blue Underground.
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