El estreno de 'El hilo invisible' ('Phantom Thread') nos ha traído de vuelto al mejor Paul Thomas Anderson, uno de los directores norteamericanos más interesantes de las últimas tres décadas. En su haber hay joyas como 'Boogie Nights', 'Magnolia', 'Pozos de ambición' ('There will be blood'), 'The Master' o la ya mencionada.
A lo largo de sus apenas ocho largometrajes nos ha regalado multitud de escenas para el recuerdo. Aprovechando la llegada a los cines de 'El hilo invisible' hemos querido recopilar los 23 mejores momentos del cine de Paul Thomas Anderson. Os dejo con ellas:
Sidney ('Hard Eight')
La figura del padre "sustituto" y su relación con alguien que adopta bajo su ala como si fuera un hijo es un elemento recurrente en el cine de Paul Thomas Anderson y en su ópera prima encontramos la primera prueba de ello en la peculiar relación que se establece entre los personajes interpretados por John C. Reilly y Philip Baker Hall. Aquí además sirve para que el primero mantenga a raya al segundo siempre que intenta salirse de la meticulosa guía sobre cómo se debe apostar en un casino si quieres ganar.
Un estupendo cara a cara entre Philip Seymouf Hoffman y Philip Baker Hall en el que ambos exploran las personalidades contrapuestas de sus personajes en una mesa de apuestas. Simplemente dos actores dando lo mejor de sí mismos y Anderson dejando que la oposición entre ambos eleve la escena.
'Boogie Nights'
Un vigoroso comienzo que ya va marcando la influencia de Martin Scorsese en la segunda película de Paul Thomas Anderson a través de una magistral utilización de la steadicam. Un plano amplío que va recorriendo muchos espacios y personajes sin perder nunca esa mezcla de pasión y energía que logrará que la película acabe funcionando como un tiro pese a su extenso metraje.
Una prolongación de lo dicho sobre la escena inicial. Eso sí, para nada redundante, sino un punto de apoyo esencial para remarcar más el estilo de 'Boogie Nights', ofrecernos algunos detalles más sobre los personajes que aparecen en ella y para demostrarnos que su director ya era un grande por aquel entonces pese a contar con apenas 27 años cuando la película llegó a los cines.
El inolvidable monólogo de Dirk Diggler (Mark Wahlberg) diciendo que es una estrella y mostrándonos el potente motivo por el que se convirtió en una estrella del porno. Un momento muy poderoso con el que Anderson cierra de forma brllante la película más enérgica que tiene en su filmografía. El actor habló años más tarde sobre el pené protésico -motivo por el cual resulta prácticamente imposible encontrar un vídeo del momento online-que tuvo que utilizar para la ocasión.
'Magnolia'
A veces hablamos de que las películas echan mano de un exceso de casualidades para intentar convencernos de que algo es posible. Anderson no dudó en basarse en ellas para un inicio deslumbrante que ya nos prepara para aceptar que las cosas raras suceden, situando así el tono de la película a través de una manejo intachable de la voz en off. Dicho de forma más clara, un aperitivo maravilloso de lo que está por venir.
Tom Cruise recibió una muy merecida nominación como mejor actor secundario por su participación en 'Magnolia'. En su momento sorprendió que aceptase un papel que rompía por completo con la imagen que había cultivado hasta entonces, pero es que se entrega en cuerpo y alma para dar vida a un bastardo vendehumos. Aquí Anderson se echa un poco hacia atrás y deja que sea Cruise quien haga la escena echando mano tanto de su talento como de un carisma arrollador.
Es difícil decir algo así, pero probablemente estemos ante el mejor momento hecho hasta ahora por Paul Thomas Anderson. La vida de los personajes de la película se cruza a través de una canción de Aimee Mann que sirve para representar el estado emocional de todos ellos. Un momento mágico que conecta todo lo que hemos visto hasta entonces alcanzando un pico en todos los sentidos. Pura magia cinematográfica.
Uno de los momentos culminantes y que van a determinar de forma clara lo que te parece la película. Cuando me enteré de que pasaba algo así antes de verla, no pude evitar pensar que menuda ridiculez. Una vez vista funciona a modo de guinda para el extraordinario mosaico de personajes que hemos visto hasta entonces, una escena que uno solamente puede ver ensimismado.
'Embriagado de amor' ('Punch Drunk Love')
Un espléndido y prolongado plano en el que mostrarnos cómo sus hermanas van minando la moral y arrinconando progresivamente a Barry (Adam Sandler). Una forma inmejorable de mostrarnos los orígenes de esa intensa rabia interna del personaje, ya que no cuesta nada imaginar que así era su día a día de pequeño en casa.
Crítica de la película en Espinof
Un momento esencial para el protagonista interpretado por Adam Sandler. En primera instancia se puede confundir con el nacimiento de una obsesión, pero lo que realmente se esconde ahí es el que probablemente sea el primer instante de genuina felicidad para un hombre con muchos lastres -y, como vimos en la escena anterior, unas hermanas que no ayudan nada a que eso cambie- que luego hará lo posible por conseguirla.
'Pozos de ambición'
Uno de los mejores comienzos de lo que llevamos de siglo XXI. Prescindiendo de todo diálogo, Anderson nos atrapa por completo mostrándonos la obsesiva búsqueda de petróleo por parte del protagonista, ese oro negro que tanta importancia tiene para él y que de esta forma vemos como algo muy especial, esencial en el devenir de la historia.
No todo le iba a salir bien a Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis) y este accidente no solamente es espectacular sin caer en el exceso -ojo especialmente a la parte final con el protagonista derrotado ante las crecientes llamar-, sino que también tiene una carga dramática que le afectará personalmente a partir de entonces, en especial por las consecuencias que tiene para su hijo.
El momento que me dejó claro que tendría que seguir con mucho interés la carrera de Paul Dano. Su personaje aprovecha el bautismo del interpretado por Day-Lewis para humillarlo a la más mínima ocasión, intentando situarse así por encima de él, aunque esta último se reserva la última palabra. No la oímos, pero todo apunta a que es una de las cosas que le dice en la siguiente escena cuando lo persigue con rabia.
El desenlace tanto de la película como de la relación entre Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis) y Eli Sunday (Paul Dano) encapsula lo mejor de la película en apenas un par de minutos. Desde el tono tenso pero con algo de humor negro hasta la excesiva personalidad del primero y cómo eso va destruyéndole, aunque en esta ocasión sea acabando con el segundo.
'The Master'
Un breve plano-secuencia de una gran belleza con el que Paul Thomas Anderson parece querer a un cine clásico que ya nunca aparece en nuestras pantallas. Soy consciente del poco sentido que parece tener esa frase, pero es que sí hay no pocas ocasiones en las que alguna película homenajear o basa su existencia en ello.
Funciona además a la perfección para mostrarnos que Freddie -Joaquin Phoenix- se siente atraído por ella de una forma que casa de forma impecable con el trabajo que está realizando entonces, dejando momentáneamente de lado su problemático pasado.
Lo que parece un juego poco a poco va complicándose y volviéndose más personal. Las actuaciones de Hoffman y Phoenix lo reflejan a la perfección, sobre todo este último cuando simplemente no puede pestañear o tendrá que volver a empezar. Si ya por sí el cuestionario iba a tener un gran efecto en él, así se magnifica y nosotros estamos así para "disfrutarlo".
Estaba claro que en un momento u otro que Lancaster -Philip Seymour Hoffman- iba a tener que defender La Causa que representa ante los escépticos. Aquí llega esa escena y resulta hipnótico ver cómo va encendiéndose cada vez más y más hasta que decide cortar por lo sano y recuperar la compostura.
Sin palabras te deja el despliegue físico y de rabia de Joaquin Phoenix en esta cena. Hoffman no desmerece lo más mínimo cuando toca darle réplica, pero esos instantes en los que va creciendo esa ira interior y él se dedica a dar rienda suelta a su animal interior te dejan la carne de gallina. Y luego resulta inevitable ver aquí el momento que mejor representa esa especie de relación entre hijo y padre que surge entre ellos... aunque sea precisamente en una acalorada discusión.
'Puro vicio' ('Inherent Vice')
'Puro vicio' es, con diferencia, la película de Anderson con la que menos he disfrutado, pero ya en su momento se me quedó grabado a fuego este momento y no por el inesperado desnudo integral de Katherine Waterston que ha condenado a los vídeos del momento a webs de contenido pornográfico. Es increíble el manejo que ella demuestra para ir llevando a Phoenix a su terreno hasta que consigue salirse con la suya por mucho que él intenta resistirse lo indecible a ello.
'El hilo invisible' ('Phantom Thread')
La consumación de la pasión inicial que surge entre Reynolds (Day-Lewis) y Alma (Vicky Krieps) se produce de una forma muy diferente a lo que uno podría esperar, ya que ese toque de erotismo llega realmente cuando él empieza a vestirla a ella. Además, ahí va mostrando esa clara tendencia a imponer su criterio -más adelante incluso rechazará la idea de que ella desarrolle su propio gusto para la ropa-
La presencia de Cyril resulta fundamental en la vida de Reynolds desde que ella simbólicamente renunció a su futuro para ayudarle a acabar su primer vestido. Lesley Manville borda en todo momento a un personaje perfectamente consciente de su situación y que se maneja como nadie en todos los retos que tiene ante sí. Tanto es así que ella misma sabe que Reynolds nunca llevaría las de ganar contra ella en esta breve pero excelente escena.
Las comidas juegan un papel fundamental para que Alma cambie su rol en la relación que mantiene con Reynolds. Hay una en concreto esencial hacia el final de la película, pero en la cena romántica que le prepara pese a que Cyril se lo desaconseja deja claro que no va a seguir siendo una sumisa sin voz. Eso sí, lo hace de una forma sutil, cocinando a su manera los platos en lugar de siguiendo los gustos de su amado. Es un momento que nos dice muchísimo y Paul Thomas Anderson lo refleja de maravilla, jugando además a la perfección con el talento de Day-Lewis y Krieps.
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