A Alan Moore no le gustan los fans de los cómics. Ha quedado claro en repetidas ocasiones, como cuando les llamó "emocionalmente subnormales", pero nunca pierde la posibilidad de volver a decir que a ver si leemos menos viñetas y salimos más al mundo real. El autor de 'Watchmen', 'From Hell' o 'La broma asesina' tiene 68 años y muy poco miedo de lo que puedan decir de él en Internet, básicamente porque no lo usa: tiene a un curador de contenido que le pasa lo más importante. Quién pudiera.
Trump y los superhéroes, relación si la hubiere
En una entrevista al diario The Guardian, Alan Moore no se guarda nada, quemando, para empezar, todos los puentes: “Definitivamente he terminado con los cómics. No he escrito uno en cinco años. Siempre amaré y adoraré el medio pero la industria y todo lo que conlleva se ha hecho insoportable". Puede que en su día fuera Martin Scorsese el que recibiera los golpes de los fans de las películas de superhéroes, pero Alan Moore es mucho más duro en sus palabras. Ojito.
Cientos de miles de adultos hacen cola para ver personajes y situaciones que se crearon para entretener a los niños -eran siempre niños- de 12 años hace cinco décadas. No creía que los superhéroes fueran para adultos. Creo que esto es un malentendido nacido de lo que pasó en los 80, cuando cosas como 'Watchmen' aparecieron.
El autor de 'La liga de los hombres extraordinarios' aún va más lejos, creyendo que esta infantilización de la sociedad lleva a un problema político mucho mayor: “Dije alrededor de 2011 que creía que habría implicaciones serias y preocupantes para el futuro si millones de adultos hacían cola para ver películas de Batman. Porque ese tipo de infantilización, que ansía tiempos más sencillos y realidades más sencillas, puede muy frecuentemente ser precursora del fascismo. Cuando Trump fue elegido en 2016 y todos tomamos un extraño desvío en la política, muchas de las grandes películas del año eran de superhéroes".
No os preocupéis por el escritor, guionista y mago, creyendo que no va a hacer carrera fuera de las viñetas. Y es que su vida fuera de los cómics está yendo la mar de bien dándole a la literatura de ficción: "Es el medio más puro. Tienes 26 caracteres y un poquito de puntuación. Con eso, puedes describir el universo concebible al completo".
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