Hacer tres películas en torno a 'El señor de los anillos' ya sería el pináculo de la carrera de muchos, la máxima realización profesional para un cineasta. Y en muchos aspectos lo fue para Peter Jackson, pero cuando aterrizó por primera vez en Hollywood su principal objetivo era otro: convertir en realidad esas recreaciones que hacía de niño continuamente a partir de una película que le impactó mucho a los nueve años. Esa película fue 'King Kong'.
La octava maravilla del mundo, otra vez
Más de 70 años después de la original, el neozelandés cumplió su sueño haciendo su propia 'King Kong', dando forma a un blockbuster monstruoso y monumental que hoy se va a poder ver en televisión. A partir de las 17:30 podremos disfrutar de esta gran película en Cuatro, aunque también se puede disfrutar en cualquier momento a través de plataformas de streaming como SkyShowtime o Tivify.
Un ambicioso empresario y cineasta (Jack Black) quiere llevar a cabo una producción como nunca se ha visto, elevando el arte cinematográfico a un nuevo nivel. Así que encabeza una expedición hacia una remota isla con un equipo de rodaje, sumando a un autor teatral (Adrien Brody) y una actriz de vodevil a la caza de su gran oportunidad (Naomi Watts). Sin embargo, en la isla le esperarán cosas que jamás habrían imaginado. Tribus nativas, seres prehistóricos peligrosos y el líder de todo el ecosistema, un simio gigante llamado King Kong.
Jackson quería trabajar en esta película antes de embarcarse a recrear la Tierra Media, llegando a acuerdos y realizado trabajo de pre-producción, aunque todo se desmoronó por inquietudes de los estudios con películas muy similares que se estaban produciendo en aquel periodo, como la 'Godzilla' de Roland Emmerich o el remake de 'El planeta de los simios' de Tim Burton. Fue, eso sí, una bendición disfrazada, porque le permitió avanzar la tecnología lo suficiente para llevar mejor a cabo su visión, y su experiencia era más notable tras tres películas de 'El señor de los anillos'.
El resultado es un blockbuster como muy pocos ahora mismo. Tecnología avanzada en aquel momento, donde Andy Serkis podía dar vida al gran simio a través de la captura de movimientos, haciéndolo mucho más dinámico y genuino. Jackson muestra ahí toda su artesanía aplicada a la vanguardia CGI, mientras que cumple también en las facetas de cine de aventuras y en las más dramáticas, continuando las ideas sobre el espectáculo y la explotación, además de los riesgos tomados en el arte.
La analogía más puramente cinematográfica es acentuada aquí al enfatizar en el personaje de Watts y en el de Brody, que logran sostener decentemente el componente de romance directamente heredado de otras producciones del Hollywood clásico. El neozelandés logra que la modernidad y lo añejo se den de la mano y se retroalimenten para que el resultado final sea una película total como esta.
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