'No dormirás' es la nueva apuesta de terror sobrenatural de Filmax. Con Belén Rueda, nuestra Primera Dama del cine de aparecidos, y acompañada de Natalia de Molina como indiscutibles ganchos, la película tiene sin embargo una segunda baza a favor para los aficionados al género. Su director es el uruguayo Gustavo Hernández, que firmó hace unos años 'La casa muda', una interesantísima película de terror de presupuesto ultrabajo y rodada en un solo y maratoniano plano secuencia.
Aunque él mismo se declara como un director no interesado exclusivamente en el cine de terror, lo cierto es que ahora mismo sus pasos se orientan en esa dirección. Hemos tenido ocasión de charlar con él para que nos hable del proceso de rodaje de la película, de la experiencia de rodar con una estrella española y de las dificultades que entraña una producción de estas características.
'No dormirás' llega precedida de un enorme éxito en su estreno a principios de año en algunos países latinoamericanos
En Argentina ha sido la película de terror argentina más vista en la historia del cine del país. Es bueno hacer una película y que la gente vaya a verla, hacemos cine para eso. Muchas veces pasan desapercibidas y la verdad, cuesta tanto trabajo hacerlas, les ponemos tanto corazón y tanta cabeza, que es una pena cuando no se ven. Espero que aquí funcione bien, son malas fechas, con el Mundial y demás.
La película incide en distintos temas más allá de los típicos del cine de terror. ¿Qué te apetecía contar con 'No dormirás'?
No es solo una película de terror con sustos. También tiene su parte de drama, con la historia de la relación entre una hija y su padre, y desarrolla el tema de cómo un artista se implica en su obra. Cuando leo un libro o veo una película, y me llega hasta el punto de emocionarme, hacerme llorar o reir, siempre me pregunto: "¿cómo ha hecho este artista para llegarme tanto?". Siempre pienso que estaría bien acceder a ese proceso creativo, que muchas veces es muy tortuoso. ¿Hasta dónde puede llegar el artista? Por supuesto aquí está radicalizado, pero muchos artistas y creadores arriesgan, y de eso es de lo que trata la película, de ir más allá de nuestros límites.
Todas tus películas hasta ahora han sido de terror. ¿Te consideras un director especializado en el género?
Mis influencias ni siquiera vienen del terror, más allá de Carpenter, Raimi, Hitchcock o Polanski. Yo crecí viendo mucho cine americano de los setenta: Coppola, Scorsese, De Palma, y ese cine me encanta. Yo siempre pensé que mi debut iría por ese lado, pero entré en el género por casualidad, con 'La casa muda'. Se filmó en cuatro días, pero acabó en Cannes y con remake americano. Me abrió puertas para el género, y por eso he hecho dos más dentro del cine de terror, pero quizás la próxima sea una policiaca, aunque los productores siempre me piden más de terror antes de irme a otro género.
¿Qué crees que tiene el cine de terror que no te ofrezcan otros géneros?
El género de terror tiene un público muy especial, muy abierto y creativo. El terror abarca muchos géneros: drama, acción, suspense, un toque de fantasía... otros géneros no te lo permiten tanto. Eso es lo que hace especial al cine de terror.
¿Crees que vivimos un momento especialmente interesante para el género?
Mi primera película se estrenó en 2011 y desde entonces he podido ver como los festivales de género han crecido y se han multiplicado, mientras que no ha pasado lo mismo fuera de él. El cine de terror creció porque también creció la calidad, antes se consideraba el género como cine de segunda categoría, pero ahora se están haciendo grandes películas de terror que compiten en festivales como Cannes, Berlín o Toronto. Ahora todos estos festivales tienen incluso secciones especializadas de terror.
Y dentro del género están los directores de origen latinoamericano. Últimamente hay muchos dando el salto a Hollywood. ¿A qué crees que se debe?
Fede Álvarez es uruguayo y dio el salto con el remake americano de 'Evil Dead'. Por no hablar del argentino Andy Muschietti con 'It', que es la película de género más vista de la historia. Hollywood es una boca enorme que hay que alimentar. Esa boca tiene ojos y está mirando qué es lo que tiene éxito para asimilarlo. Hay mucho talento hispanoparlante y esa boca lo tiene muy en cuenta.
¿Qué importancia ha tenido la presencia de Belén Rueda en el desarrollo de la película?
Nunca pensamos del todo que podríamos tener a Belén Rueda, pero escribimos el personaje de Alma pensando en ella. Por suerte le llegó el guión y le gustó, y cuando ella se sumó todo empezó a ir más rápido, la película se hizo en solo seis meses. Hizo crecer a la película porque aparte de una gran profesional es una excelente persona y muy buena compañera. Gracias a ella y a su buena sintonía con el resto del reparto la película creció mucho. Por ejemplo, después de las sesiones de lectura de guión se improvisaba y se reescribió parte del guión con esas sesiones, es decir, que ha habido una aportación tremenda por parte de los actores. Creo que eso se respira en la película.
La película tiene una gran cantidad de guiños a lo largo de su desarrollo. ¿Cómo te planteas estos homenajes?
Muchas veces los guiños se incorporan de forma inconsciente, por ejemplo, hay mucho del cine de Polanski aquí, pero son homenajes de los que no te percatas hasta que no los haces. Estás escribiendo la escena y dices "Pero esta escena ya la he visto yo antes, ¿de quién es?" Y tienes que cambiarla porque ya la han hecho.
¿Qué crees que es más difícil a la hora de hacer un thriller?
Lo más complicado en el thriller es encontrar un equilibrio en el tono. Como dice la película, hay que tener un pie en la realidad y otro en la locura. Es un poco lo que me pasa a mí como director, tengo que encontrar el equilibrio entre ambos tonos, conduciendo al espectador por distintas sensaciones, trabajando a veces más las relaciones humanas, preparando la tensión... son una serie de capas muy complicadas, pero es parte del trabajo de narrar.
¿Y hay algún plano, alguna secuencia que se te atragantara por su complejidad?
Hay un plano secuencia al principio, cuando se muestra el lugar en el que van a residir los personajes, que tuvimos que repetirlo tantas veces que acabé pensando "No lo vamos a hacer", porque se nos iban las horas. La construcción del plano implicaba mucha iluminación, todos los actores y movimientos muy complejos de cámara. Cuando iba a arrojar la toalla el director de fotografía me dijo "Una más" y esa fue la que salió. Menos mal que él decidió repetir porque íbamos muy ajustados de tiempo después de repetirla veintitantas veces.
La película emplea con mucha inteligencia datos reales acerca de la privación del sueño y su impacto en nuestra percepción de la realidad. ¿Cómo fue el proceso de documentación?
El dato de que se hicieron distintos experimentos a través de vigilias prolongadas es real, y los resultados los hemos podido ver y son tremendos: alucinaciones visuales y auditivas, comportamientos erráticos y consecuencias graves en la salud. El sueño es un oxigeno imprescindible para el cuerpo. Mucho de lo que cuenta la película es cierto, aunque lógicamente haya una cuota de ficción. Estuvimos documentándonos con libros y vídeos de experimentos, y así descubrimos cosas como que cuando llevas muchas horas sin dormir, pasado un tiempo desaparece el cansancio físico.
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