Cuando aún no nos hemos recuperado del mazazo que ha supuesto perder a Terele Pávez, el cine español nos golpea con una nueva mala noticia. El inigualable —tanto en lo personal como en lo estrictamente cinematográfico— realizador salmantino Basilio Martín Patino ha fallecido a los 86 años de edad a causa de una enfermedad degenerativa, privándonos de uno de los cineastas más libres y combativos del panorama nacional.
Patino, uno de los adalides del "Nuevo Cine Español" —equivalente patrio a la "Nouvelle Vague" francesa— junto a Camús o Saura, debutó en el largo de forma inmejorable con 'Nueve cartas a Berta'; un retrato social de la realidad española durante la dictadura que le hizo ganador de la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián de 1966, y que marcaría el fuerte cariz político de su obra.
Junto a su trabajo en el campo de la ficción, en el que firmó comprometidos trabajos como 'Del amor y otras soledades' o 'Los paraísos perdidos', los cuarenta años de carrera del director siempre serán recordados por su trabajo documental, y más concretamente por su trilogía compuesta por 'Canciones para después de una guerra', 'Caudillo' y 'Queridísimos verdugos'. Duros, arriesgados a nivel temático y formal y sumamente valientes —el segundo de ellos se creó en la clandestinidad—, estas tres piezas son claves indiscutibles dentro de la historia de nuestro cine.
El último trabajo del cineasta mantuvo intactas sus señas de identidad, ofreciendo un trabajo ajeno a las ataduras formales pero, de nuevo, centrado en la denuncia y la reivindicación sociopolítica. 'Libre te quiero' —así se tituló— es una suerte de crónica audiovisual de la gestación del 15M, rodada en el corazón del movimiento —la madrileña Plaza del Sol— por un Basilio de 81 años alimentado por el espíritu reivindicativo del que siempre hizo gala, ahora transmitido a las nuevas generaciones, puede que, en parte, gracias a la influencia de su filmografía. Descanse en paz.
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