Justo cuando ya parece haber poco espacio para los thrillers puros y sin coartadas, que sean algo más que entretenimiento pero tampoco estén plenamente absorbidos por un mensaje a transmitir, llega Jeremy Saulnier para volver a poner las cosas en orden. El éxito de ‘Rebel Ridge’ en Netflix, además de su impecable factura, es un soplo de frescura necesario.
Resulta más complicado de lo que parece volverse autor en un género como el thriller, pero Saulnier es uno de los privilegiados que tienen en el ADN todos esos clásicos contundentes y, al mismo tiempo, tienen un pulso moderno en su factura visual y en cómo subyacen ideas. Así logró un clásico moderno del género como ‘Green Room’.
Rise Above
La claustrofóbica película de tensión y supervivencia fue la confirmación de Saulnier como autor a seguir. Una reputación que ha tenido que recuperar casi una década después, pero que estaba plenamente justificada en este cañón punk anti-nazi con Anton Yelchin y Patrick Stewart que puedes ver en streaming a través de acontra+.
Los Ain’t Rights son una banda de hardcore que se encuentra de gira por la zona del noroeste. De repente, uno de sus bolos se cae, y necesitan de una solución de emergencia para justificar el viaje. Les llega una repentina oportunidad de tocar en un bar a las afueras de Portland, aunque es para abrir a una banda de metal nazi en un bar de skinheads. Cuando se produce un asesinato en su presencia, comenzará toda una lucha por la supervivencia.
Saulnier crea una perfecta olla a presión con un guión muy directo, con una atmósfera bien construida y un pulso bastante urgente. Se puede disfrutar en su faceta más elemental, pero no por ello ‘Green Room’ es una propuesta de usar, disfrutar y olvidar. Muestra un exquisito trabajo de construcción en las facetas más pequeñas.
‘Green Room’: intensa y sofisticada
Su retrato de la cultura punk en su faceta underground y política está marcada por la autenticidad, y crea personajes muy vivos que habitan con naturalidad el espacio. Con esa base, elabora una contundente pieza sobre conflictos ideológicos, sobre el puro instinto de supervivencia y estar frente a frente contra el horror.
Todas esas cualidades brillan también en su último éxito para Netflix, pero aquí todavía se encuentran en su faceta más completa. En poco más de 90 minutos de metraje saca una experiencia intensa que no ofrece demasiado respiro, que resulta estimulante tanto en lo primario como en un terreno más sofisticado, y expande las posibilidades de un género donde ya es un maestro.
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