Llega un momento (o dos, o tres) de la penúltima película de Christopher Nolan donde el espectador decide que ya ha tenido suficiente, que no necesita terminar de entender qué demonios está viendo, qué diablos está pasando. 'Tenet' (2020) es una mastodóntica epopeya de ciencia ficción moderna que se disfruta dejándose llevar sin pretender atar cabos durante su enérgico trayecto.
Cuando tú vas, yo vuelvo
Como ya hiciera en la divertida y recordada 'Origen' (2010), el cineasta se lanza en solitario, sin la ayuda de su hermano Jonathan Nolan, a una enrevesada aventura de espionaje a través de diferentes capas.
Si en la película protagonizada por Leonardo DiCaprio estábamos en el terreno de los sueños, será el espacio-tiempo el eje central sobre el que gire la peonza metafísica de 'Tenet', otro truco de prestidigitador de un director al que le encanta desviar la atención para evitar que se vea el truco antes de tiempo. Como siempre, lo hace como el que mata moscas a cañonazos. Y no pasa nada. Él lo hace mejor que nadie.
Los primeros minutos de 'Tenet' son impresionantes. Y no me refiero al prólogo. Toda la parte en la que el protagonista (John David Washington) se empapa de la información ofrecida por el personaje de Clémence Poésy es apasionante. Los restos de una guerra que no hemos vivido y que aguarda agazapada en alguna parte es material de ciencia ficción de primera categoría.
En unas pocas decenas (¿o cientos?) de años, la humanidad desarrollará tecnología basada en la radioactividad para revertir la entropía entre objetos y cuerpos. El resultado posiblemente sea un mundo devastado tras el aumento de los océanos y la toda la transformación medioambiental que se supone.
Por si fuera poco, un villano loco y no exento de componente trágico (Kenneth Branagh) está en constante contacto con el futuro y es capaz de alterar el curso del tiempo, sobreviviendo en un mundo donde el tiempo sucede de manera invertida. Lo hace para encontrar un sentido al algoritmo que una científico del futuro ha creado para que todo esto sea posible.
Nolan no se corta y sigue añadiendo elementos que son un regalo. Un pueblo fantasma lleno de plutonio escondido a los ojos del mundo. Líneas temporales, lingotes de oro invertidos, cápsulas de tiempo para cambiar el pasado desde el futuro. Ciencia ficción. De la buena. Pero el problema es que al final parece que al director y guionista todo esto le da igual. Al final, 'Tenet' es muchas cosas y ninguna. Pero todas están donde tienen que estar.
Para empezar, la escena con Michael Caine supone un broche de oro tan elegante como la moda británica. Tras otra conversación entre dos personajes que hablan a velocidad de vértigo, Protagonista (tal vez lo más difícil de asimilar de la película sea su nombre) se despide del personaje de Caine con un "Goodbye, Sir Michael". Bravo.
Otra cosa que Nolan empieza a manejar con soltura es el sentido del humor. Y en 'Tenet' hay mucho de eso. Cada vez que Protagonista y Neil (brillante Robert Pattinson) trazan un plan más loco que el anterior, siempre lo hacen "de tranquis". De paseo, en el tranvía, rodeados de gente, es el mejor momento para organizar el mayor golpe de la historia de la humanidad.
Al final 'Tenet' no es más que una hermosa historia de amistad contra tiempo y marea. Lo que pasa es que esa amistad puede ser entre una misma persona. ¿No será Pattinson el álter ego de su director? ¿No está disfrutando más que nadie en medio de algo que solo parece entender él?
Está de moda eso de afirmar que Nolan es un sobrado, que se lo toma todo en serio y que si el ego y tal, aunque me parece que la clave está en los últimos minutos de película. En concreto en los diez minutos de operación pinza climática. Diez minutos en dos sentidos. Ten y Net. Tenet.
Los diez minutos que dan sentido a la película y que, contra todo pronóstico, peor resueltos están. Si durante su primer tercio asistimos ante una portentosa obra maestra, en el segundo nos encontramos con una excelente película de aventuras y espionaje predestinado. Una lástima que durante su último tercio todo se desmorone de manera sorprendente.
No importa el amplio formato que emplee para fotografiar el asalto final porque en realidad no parece una batalla. Ni siquiera una maniobra. El clímax de 'Tenet' parece un juego benéfico de Paintball para alguna asociación caritativa. Un cruce entre un programa de Ramón García y el juego de la oca. ¿Qué diablos está haciendo esa gente ahí? ¿Quién vive? ¿Quién muere? ¿Ha muerto alguno ya?
Todo eso da igual. Warner Bros y Christopher Nolan apostaron todo a una gigantesca película donde la gente entrecruza los dedos al son de una palabra secreta que esconde los mayores secretos del universo. Eso sucede durante la presentación de un protagonista, que se llama "El Protagonista".
A lo mejor Nolan ha venido aquí a hacer chistes, a reírse de todo el mundo, y todavía no nos hemos dado cuenta. O a lo mejor solo pretendía ofrecer un refrescante espectáculo de acción, en el peor verano posible para los cines, con el que olvidar que igual las reliquias de una guerra futura somos nosotros. En todo caso, fue un éxito (al menos para él) que sigue dando que hablar. Y luego ganó lo que le faltaba con 'Oppenheimer': el Óscar.
'Tenet' se puede ver en streaming a través de Netflix, HBO Max y Amazon Prime Video
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