Cuando vemos y, posteriormente criticamos una película —ya sea de forma profesional o en una conversación entre amigos—, siempre existe la tentación de hablar sobre ella como si lo que ha terminado llegando a la pantalla fuese exactamente lo que directores, guionistas y el resto de mentes responsables de un proyecto habían ideado sobre el papel; y esto, pese a que tendamos a caer en ello, no deja de ser un error.
El proceso de gestación de un largometraje desde que surge la idea original hasta que se entrega un montaje final está sujeto a infinidad de procesos en los que, en muchas ocasiones —más de las que debería—, los creativos tienen poco que ver, y que pueden cambiar por completo el resultado final. Y quién mejor para ilustrar esto que el mismísimo John Carpenter.
Capitalistas no, gracias
En 1988, el master of horror estrenó el que muchos consideran uno de sus últimos grandes trabajos bajo el título de 'Están vivos'—en mi opinión su obra cumbre se estrenó en 1994, pero este es otro tema a debatir en otro momento—; un divertidísimo cóctel de acción, paranoia y alienígenas protagonizado por un Roddy Piper en su salsa dando vida a uno de los personajes más macarras de la filmografía del cineasta.
En la cinta, Nada —así se conoce al personaje de Piper— se enfrenta a una raza extraterrestre que se ha infiltrado en la Tierra, controlando a la población mediante mensajes subliminales que invitan a la obediencia, a la reproducción, al conformismo y al consumo. Una ácida crítica a la administración Reagan y al capitalismo desatado que reinaba en la época que no hizo demasiada gracia a los mandamases del estudio.
En una entrevista con Variety, Carpenter, entre risas, explicó cómo los productores de 'Están vivos' intentaron deshacerse de la lectura sociopolítica del filme transformando a sus criaturas antagonistas nada menos que en caníbales. Un alarde de originalidad que, por suerte, no llegó a buen puerto.
"Sí, recibí algunas notas (ríe). Sí, y las ignoré por completo, pero no querían que los aliens fuesen capitalistas. Querían destripar toda la película. '¿Por qué no les haces caníbales del espacio exterior?'. Era ridículo. Pero bueno, lo hicimos y conseguí hacer la película que quería".
Así que, ya sabéis. Si algún día veis una película que no os acaba de agradar a nivel narrativo pensad que, tal vez, no sea cosa una presunta mala praxis del guionista, sino de las artimañas de los ejecutivos de las corbatas y los maletines.
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