Eduardo Coutinho (1933-2014)

Tenía 81 años, pero no fue una muerte natural. Al cineasta brasileño Eduardo Coutinho lo mataron en su casa de Río de Janeiro, en La Laguna. El principal sospechoso de su trágica muerte es su hijo, pero no hay nada claro sobre las circunstancias de su pérdida.

Eduardo de Oliveira Coutinho nació en Sao Paulo en 1933. Empezó trabajando como jefe de producción, y también colaboró como actor en algunas películas. Pero pronto descubrió su verdadera vocación: la de dirigir documentales, casi siempre con un asunto tan urgente como el de la realidad inmediata - política, social - de un Brasil cuya Historia reciente es demasiado trágica y cuya actual efervescencia económica la hace más sensible.

Tomemos como ejemplo uno de los grandes documentales de Coutinho, 'Cabra marcado para morir' (Cabra marcado para morrer, 1984). Al cineasta brasileño le toca asumir el deber cívico de narrar lo que pasó cuando el líder campesino Juan Pedro Teixeira fue asesinado. Evidentemente, lo que sucedieron fueron protestas y, claro está, amagos de una rebelión frustrada.

Pero esta película no cuenta un asesinado inmediato. Tal catástrofe ocurrió veintidós años antes, en 1962 y las protestas se sucedieron, de manera más evidente y visible, en 1964. Lo que articula Coutinho pues es una resistencia última, de las más valiosas: la de la memoria histórica.

¿Por qué? Porque el documental, cuyas primeras imágenes fueron rodadas tras las protestas, cambió con el tiempo mismo. Cuando en 1979, Coutinho decidió reunirse con los campesinos responsables de la protesta, vio que el paso del tiempo, tan delator siempre, ofrecía una nueva perspectiva. Su película valiente tardó cinco años en estrenarse, pero aquí empezamos a ver, de un modo siempre discreto, el talento de este brasileño.

En O fim O e Principio (id, 2005), otro trabajo inédito, disponible solamente en su idioma original y gracias a la cortesía de youtube, Coutinho retoma el tema de la memoria y el paso del tiempo pero nos ofrece una mirada solamente oral al pasado: permite a una comunidad humilde y rural contar su historia.

La carrera de este cineasta pues merece el rescate y la debida y pronta distribución. Era un documentalista con una mirada humanista, pero no para hacernos sentir igual, sino para recordarnos como la mayor alabanza al ser humano es buscar en las huellas de aquellas a quienes la vida y el destino ha puesto del lado del olvido. Coutinho luchó, como todo gran cineasta, contra el olvido.

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