'E.T., el extraterrestre' es una de las joyas de los años 80 llena de magia y amor por la infancia... aunque originalmente el proyecto iba a tener un tono muy diferente. Desde Columbia querían que la película que luego se convirtió en 'E.T' fuese de terror, hasta que Steven Spielberg decidió darle un giro completo al proyecto.
Terror desde el espacio exterior
'Encuentros en la tercera fase' había sido un éxito arrollador y el estudio quería una secuela. A Spielberg no le hacía mucha gracia, pero como no quería que se repitiera una situación similar a la de 'Tiburón 2', decidió que quería estar metido de alguna manera en la producción de esta posible secuela, así que realizó un primer borrador para la historia.
El director escribió un primer tratamiento para una película que se iba a llamar 'Night Skies', basándose en el encuentro de Kelly-Hopkinsville donde una familia decía haber contactado con extraterrestres. En uno de los casos más famosos y significativos entre los ufólogos, la familia aseguró haber visto primero unas luces y luego a unas pequeñas criaturas asediando su granja y atacándola durante varias horas.
Este suceso era la inspiración perfecta, y Spielberg consiguió que John Sayles, el guionista de 'Piraña', terminase de trabajar en el guión. Mientras, Tobe Hooper, el director de 'La matanza de Texas' original iba a dirigir esta 'Night Skies', con Rick Baker diseñando a las criaturas y los efectos especiales.
La película lo iba a tener todo, con un grupo de alienígenas amenazando a una familia en su granja e incluso matando al ganado con el toque de uno de sus largos dedos que emitían una extraña luz (¿os suena este detalle de los aliens?). Los momentos de respiro en esta terrorífica invasión alienígena los iba a dar Budde, un alien más bondadoso que se hacía amigo del hijo autista de la familia. Efectivamente, la película era una combinación ganadora... hasta que Spielberg comenzó a darle vueltas al tono.
Spielberg necesitaba un respiro
La producción de 'En busca del arca perdida' estaba siendo bastante movidita, y Spielberg pronto se encontró añorando un tipo de historia más tranquila. La invasión alienígena de 'Night Skies' no tenía ese tipo de espiritualidad ni reposo, hasta que Spielberg le leyó el guión a la guionista Melissa Mathison.
"La idea de una criatura alienígena que era benévola, tierna, emocional y tan dulce... la idea de una criatura formando una relación con un niño que venía de un hogar roto me afectó mucho", dijo Mathison, según se recoge en el libro 'The Films of Steven Spielberg', de Neil Sinyard.
Este tipo de conexión y ternura era justo lo que necesitaba Spielberg, que descartó el guión para 'Night Skies' y comenzó a trabajar en un nuevo tratamiento con Mathison para una película llamada 'E.T. and Me'.
Este cambio no sentó nada bien en Columbia, donde se habían gastando casi un millón de dólares en desarrollar los efectos especiales y tampoco querían hacer una "película moñas a lo Disney". Finalmente, Universal compró los derechos de lo que luego se convirtió en 'E.T., el extraterrestre' y la película terminó desarrollándose tal y como la conocimos.
Eso sí, el nacimiento de 'E.T' no fue el final para 'Night Skies'. Spielberg reutilizó varias de sus ideas en otras películas en las que trabajo, como en 'Poltergeist' y en 'Gremlins', donde los protagonistas tenían que defenderse de la invasión y el caos causado por unas terroríficas criaturas, así que de alguna manera 'Night Skies' consiguió abrirse camino y dar lugar a otras historias que sentaron cátedra.
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