Ya ha transcurrido prácticamente medio siglo —que se dice pronto— desde que Steven Spielberg marcó un antes y un después con esa obra maestra titulada 'Tiburón'; un largometraje impecable se mire por donde se mire que trascendió como el primer blockbuster de la historia del cine y cuya fórmula continúa siendo imitada a día de hoy.
Durante estas cinco décadas, la ristra de imitadoras del clásico ha sido lo suficientemente grande como para ser englobadas dentro de su propio subgénero, conocido como "jawsploitation" —mezcla del título original del filme, 'Jaws', y del término "exploitation"— y que, eventualmente, abandonó el fondo del mar para enfrentar a sufridores humanos con criaturas de lo más variopintas como osos, perros e, incluso, tomates.
Pero hoy no vamos a abandonar el medio acuático para contar la peculiar historia de cómo el propio Rey Midas de Hollywood logró salvar una de las producciones setenteras más célebres en lo que al terror con animales cabreados y con ganas de merendar personas respecta: la divertidísima 'Piraña' de Joe Dante, estrenada en 1978 bajo el sello de New World Pictures.
Competencia... ¿desleal?
La premisa de 'Piraña' no inventó precisamente la rueda, calcando prácticamente lo que se pudo ver años antes en 'Tiburón', pero cambiando el escenario marítimo por el fluvial para enfrentar a un sufridor grupo de veraneantes a los peces titulares en un río. La clave de su éxito radicó en un tono mucho más ligero, cómico y autoconsciente, y en un equipo de ensueño cuando se mira retrospectivamente.
Este estuvo compuesto por el legendario productor y figura fundamental de la serie B Roger Corman —productor ejecutivo escudado por el productor Jon Davison—, por el jovencísimo creador de efectos especiales Rob Bottin —que daría su golpe definitivo sobre la mesa con 'La cosa' de John Carpenter—, por el guionista nominado al Óscar por 'Lone Star' y 'Passion Fish' John Sayles y por un Joe Dante que daba sus primeros pasos antes de firmar joyas como 'Aullidos' o 'Gremlins'. Un dream team de, por aquél entonces, andar por casa, que se terminó viendo contra la espada y la pared.
El motivo fue la decisión de Universal de producir una secuela de 'Tiburón' para aprovechar, igual que Corman y compañía, el triunfo de la cinta original y ganar tracción con su rebufo. Así pues, Jeannot Szwarc tomó el relevo de Spielberg en la dirección y capitaneó una producción que fijó su fecha de lanzamiento en verano de 1978 —concretamente el 16 de junio—; dos semanas antes que 'Piraña'.
Como era de esperar, en la major no estaban nada contentos con la idea de que lo que consideraban un plagio de su última niña bonita pudiese comerles la tostada en taquilla, aunque sólo fuesen las migajas. Para evitarlo, en Universal decidieron llamar a los hombres de los maletines y las corbatas y tomar acciones legales para paralizar por completo el estreno de su competidora; pero, entonces, apareció un inesperado salvador.
Steven al rescate
Este no fue otro que el mismo Steven Spielberg, que se encontraba entre el público de una proyección de 'Piraña' previa a su lanzamiento. El de Ohio, tal y como contó el propio Dante en el podcast de Gilbert Gottfried, adoró la película y subrayó a Universal que la veía más como una parodia que como una copia —de hecho, llegó a calificarla como "el mejor de los rip-offs de 'Tiburón'"—; palabras más que suficientes como para que el estudio tocase a retirada con su plan de demandar a New World.
La historia acabó en final feliz para todos. Por una parte, Universal arrancó el periplo de 'Tiburón 2' con un fin de semana de apertura de casi 10 millones de dólares y cerró su primer recorrido por cines con 77 millones en el bolsillo —después, con reestrenos y la aportación del mercado internacional, el filme cosecharía un total de 187 millones de dólares—.
Por otro lado, se estima que los beneficios de 'Piraña' colindaron los 16 millones de dólares a partir de una inversión ligeramente superior al medio millón. Una jugada redonda que, además, dio pie a una sorprendente franquicia que se revitalizó en 2010 con la tronchante y salvajísima 'Piraña 3D' dirigida por Alexandre Aja.
Y en lo que respecta a Joe Dante y Steven Spielberg, parece que su gusto por los animales acuáticos supuso el principio de una prolífica y larga amistad que dio su siguiente paso cinematográfico en 1983, cuando colaboraron junto a John Landis en la notable —y polémica por temas que no vienen al caso— 'En los límites de la realidad'.
Otro día hablaremos del caos de 'Piraña 2', su baile de directores y el embrollo en el que se metió un James Cameron que debutó en la dirección con el pie izquierdo...
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