En el mundo de las cintas de acción, la saga de 'Jungla de cristal' ha dejado una huella indeleble en la cultura cinematográfica, pero tras su icónica tercera entrega, 'Jungla de cristal. La venganza' (1995), se esconde una historia intrigante que pocos conocen: una en la que un miembro de creativos de la cinta estuvo bajo investigación por el FBI.
Esta historia involucra al guionista Jonathan Hensleigh, conocido por su estilo audaz y su habilidad para mezclar acción con un diálogo ingenioso. Hensleigh fue el encargado de dar vida a la tercera entrega de la saga protagonizada por Bruce Willis como John McClane.
La película, que también cuenta con Samuel L. Jackson en un papel crucial, no solo fue un éxito comercial, sino que también revitalizó la franquicia. Sin embargo, detrás del telón, Hensleigh se encontró en una situación poco envidiable: el FBI lo investigaba por el guion que marcó la trama de esta película.
La historia comienza con el guion original de Hensleigh, que incluía elementos que algunos consideraron demasiado cercanos a la realidad. Las tramas de terrorismo y criminalidad, aunque ficticias, despertaron el interés de las autoridades. El FBI, preocupado por las posibles conexiones entre la trama de la película y ciertas actividades del crimen organizado en Estados Unidos, decidió investigar más a fondo.
Los rumores indicaban que algunas de las ideas del guionista, aunque sacadas de la imaginación, parecían reflejar tácticas que los criminales podrían emplear. Esta preocupación llevó a que Hensleigh fuera interceptado y entrevistado por parte de agentes del FBI que buscaban esclarecer la naturaleza de sus inspiraciones para el guion, pensando que había un infiltrado en el organismo que le hacía llegar información sobre cómo se manejaban los asuntos de seguridad nacional.
Pero no fue el único
Si bien un escritor y guionista para el cine debe de ser un gran investigador para ofrecernos una historia bien hecha, al Departamento de Policía de Nueva York y a la Oficina Federal de Investigaciones le pareció sumamente sospechoso que Hensleigh supiera demasiado, por lo que no le quedó más opción que confesar: el diseñador de producción Jackson De Govia fue quien replicó a la perfección, sin saberlo las bóvedas de la reserva federal.
Al respecto, en la entrevista Hensleigh comenta que, en realidad, "Todo se construyó en un escenario: las jaulas y el oro detrás. Así es como se ve realmente la bóveda del sótano de la Reserva Federal en Nueva York. En realidad, esto parece un poco más sexy, un poco más interesante, pero es un poco así".
Pero las preguntas no terminaron ahí, sino que hasta el mismo FBI estaba tan consternado por la exactitud del guion que preguntaron al guionista sobre como sabía "que las bóvedas de la Reserva Federal estuvieran muy cerca de una terminal del metro y de dónde sacó la idea del túnel del acueducto".
Así pues, las autoridades no sólo estaban preocupadas por cómo y por qué Hensleigh tenía un gran conocimiento de las bóvedas del Banco de la Reserva Federal, sino que también se mostraron muy interesadas en el plan de escape que había diseñado para su antagonista.
"La razón por la que sé que hay un ramal del metro muy cerca de la bóveda y que se podría hacer un túnel a través de él es porque nos mostraron los planos y el diseño. Y la razón por la que sé que hay un túnel de acueducto que baja por Manhattan por el que se pueden conducir estos camiones es porque leí sobre él en la revista dominical del New York Times. Así que en realidad no soy empleado de terroristas afganos. Realmente no tengo ningún tipo de conocimiento secreto que no debería tener".
La tensión entre la ficción y la realidad es un tema recurrente en el cine, y el caso de Hensleigh es un claro ejemplo de cómo las historias pueden resonar de manera inquietante en el mundo real.
Durante este tiempo, Hensleigh declaró que nunca había imaginado que su trabajo podría atraer la atención del FBI. La ironía es que, a pesar de la seriedad de la investigación, 'Jungla de cristal. La venganza' se convirtió en un clásico del cine de acción, elogiado por su ritmo trepidante y su ingenio.
Foto de SlashFilm
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