El bretón Alain Resnais nació hace 91 años en el municipio de Vannes, pero su cine era tan incansable, tan variado y tan constante que uno se preguntaba si era posible que Resnais fuera, efectivamente, un anciano de verdad. Su salud intelectual parecía una prueba más de un vigor general, invencible.
¿Cómo despedirse de Resnais? Lo diremos alto y claro: el cineasta fue uno de los mejores directores que ha tenido Francia y, seguramente, uno de los talentos imaginativos más poderosos de todo el siglo veinte cinematográfico. Ver a Resnais es ver al cine en su máximo esplendor: como portentoso creador de imágenes, como audacia experimental continuada, como manera incansable de vivir.
La Rive Gauche
Frecuentemente asociado con la Nouvelle Vague, seguramente porque su película también francesa y rompedora coincidió con una de las piezas clave de esa generación, 'Los 400 golpes' (Les 400 coups, 1958), Resnais formaba parte del grupo paralelo o adjunto de La Rive Gauche. Allí estaban otros cineastas y escritores, muchos de ellos colaboradores suyos.: Agnés Varda, Marguerite Duras, Alain Robbe-Grillet o Chris Marker. Fue inteligente usando su talento y se rodeó de admirables colaboradores en los libretos y a veces en la dirección.
Con Marker colaboraría en un cortometraje brillante, Les statues meurent aussi (id, 1955) en la que ambos observan con desdén la destrucción de la cultura por parte del colonialismo. Y como la barbarie interesaba mucho a Resnais, firmó otro corto documental, una obra maestra, 'Noche y niebla' (Nuit et brouillard, 1955), sobre los efectos del nazismo, rodada sin sentimentalismo, sin sensacionalismo, sin, en fin, los elementos con los que se convertiría en kitsch la catástrofe del siglo veinte.
Y luego llegó Duras, con su primera (E impresionante) película: 'Hiroshima Mon Amour' (id, 1958). En esta narración desordenada, Resnais tiene el aliento político que guía sus primeras y grandes películas, y, también, los temas de las siguientes.: la memoria y el amor, y sus difíciles, imposibles de resolver, interrelaciones.
Memoria y amor
Las grandes fuerzas o temas que Resnais acarició como nadie en su período alto de los años sesenta fueron la memoria y el amor, subvirtiendo cualquier intento de narración no ya de manera convencional sino de manera, digamos, obvia. Porque también una narración desordenada puede ser obvia.

Así llegaron dos de sus obras maestras, todavía hermosas y radiantes, y tan distintas entre sí que parecen inconcebibles en otro cineasta. 'El año pasado en Marienbad' (L'annèe dernière à Marienbad, 1961) sigue siendo una película que provoca todavía las mismas e idénticas divisiones en el público ¡décadas más tarde! Siguen los escépticos, soltando clichés sobre su naturaleza incomprensible.
Y luego estamos los que la amamos, sabedores de que en el misterio de sus imágenes late una manera de mirar. Y también su película posterior, en mi opinión su obra maestra 'Te quiero, te quiero (te amo, te amo)' (Je t'aime, je t'aime, 1968), obvia precursora de 'Olvídate de mi' (Eternal sunshine of the spotless mind, 2004) y película, en general, libre, romántica e imaginativa.
¡Pero si eso fuera lo único que dejó esa década! 'Muriel' (id, 1963) es una injustamente olvidada obra maestra que propone los mismos temas (el recuerdo, el amor, el tránsito entre ambos) pero en una clave más inusualmente apegada a lo real. Y 'La guerra ha terminado' (La guerre est finie, 1966) es un valiente y doloroso drama sobre otra memoria: la del franquismo.
Una espléndida obra tardía
A diferencia de otros cineastas, Resnais ya no tenía nada que demostrar cuando llegó a los noventa. Su obvia y tremebunda aportación al cine en todas sus disciplinas (composición, montaje, narración) no solamente era reseñable sino también fresca, difícil de envejecer o envilecer por el paso de los años, al contrario, parecía que el tiempo era quien mejor pulía las superfícies misteriosas que él había creado.
Y, sin embago, llegó una nueva etapa en su cine. Una etapa que culmina en la década pasada, en la que Resnais se interesa por formas teatrales y musicales y por seguir bombardeando, a su manera libre y del todo briosa, la misé en scéne tal y como la conocemos. La luz y gracia de 'On connaît la chanson' (id, 1997) o 'Asuntos privados en lugares públicos' (Coeurs - Petites Peurs Partagées, 2006) probaban que éste señor Resnais, bien aliado con actores como Lambert Wilson o André Dussolier, solamente dejó pasar el tiempo para que su brío fuera reencontrándose, de nuevo, con la imaginación.
Termino estas líneas y pienso: es hoy inconcebible ser Resnais y tener esa obra tan impresionante tras de sí. Pero él la hizo posible, sin apenas necesitar aspavientos o rudimentarias campañas a su favor. Resnais ennobleió el cine, y lo hizo más bello.
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raul_dorta
Ya solo haber realizado esa cumbre, ese monumento que no parece tener fecha de origen ni de caducidad, llamado Marienbad, justifica una carrera, pero es que si a eso le añadimos los documentales cincuenteros que has nombrado, más su ópera prima, más Muriel, On connaît la chanson, Mélo, Smokin/No Smoking.. Uno de esos maestros de los que nadie habla. Hasta siempre.
loula2
Un director muy especial que vivió una época genial para el cine, rodeado de gente excepcional. Y una persona con una vida llena, hasta el final, de proyectos muy personales. Su nombre se asocia a genialidad. ¿Qué más se puede pedir?
Descanse en paz.
Black Emperor
Soy un neófito en esto del cine y no he visto nada de Resnais todavía... Todavía.
Seguramente en cuanto me ponga a ver su obra lamente mucho más su pérdida, no parecía un cualquiera.
luissss
Bonito y acertado homenaje, Pablo. Para mí es el director francés más talentoso de su generación, y mi favorito junto a Rohmer de todos los que dieron un golpe sobre la mesa en los 60. Me parece mucho más interesante que Godard, Rivette y cía. Con casi 90 años hacía películas de director joven y atrevido, mientras que Godard se "aviejó" hace ya tiempo. Sé que esta pullita no te va a hacer gracia, pero es lo que pienso =P
Por suerte ha estado al pie del cañón hasta el último día de su vida, y en los últimos años ha realizado filmes muy hermosos y juguetones como 'Las malas hierbas' y 'Aún no has visto nada todavía'. A ver qué tal la última que presentó en la Berlinale.
Mi favorita, aunque me falta por ver su cine de los 80, es 'Te amo, te amo'. Por cierto, 'La guerra ha terminado' debería hacer que a muchos cineastas patrios se les cayera la cara de vergüenza. Quien la haya visto sabe por qué digo esto.
Saludos.