Un leñador, un sacerdote y un peregrino se resguardan de la lluvia en un templo en ruinas a discutir sobre un asesinato y una violación. No, no es un chiste, es el punto de partida de ‘Rashômon‘, gloriosa obra de Akira Kurosawa que pone nombre a uno de los recursos narrativos más satisfactorios, dinámicos y difíciles de manejar.
El punto de vista un elemento clave a la hora de contar una historia. Desde la primera persona hasta el narrador omnisciente, el punto de vista determina cómo recibe el espectador la información; cómo, cuánta, cuándo, cual y a manos de quién. El narrador puede ser testigo y parte, puede ser ajeno a los hechos o puede ser múltiple, construyendo la historia desde varios puntos de vista.
‘Rashômon’ hacía suya la técnica de diversos puntos de vista de la misma historia, reflexionando sobre la subjetividad del narrador y cómo la percepción de los personajes se ve afectada por sus limitaciones de información, por la memoria, por sus creencias, por la influencia de otros o incluso por lo que quieren ver o creer. La verdad es subjetiva y las versiones de un mismo hecho contadas a través de varios personajes pueden ser ciertas y a la vez aparentemente incompatibles.
El Efecto Rashômon en televisión
Aunque es complicado aplicar este tipo de estructura en televisión de forma que defina la narrativa global de una serie, sí es un método de contar historias que encontramos de vez en cuando en episodios individuales. Es una técnica que personalmente me gusta mucho para televisión porque permite reflejar de forma efectiva, curiosa e incluso cómica aspectos esenciales de los personajes que, de otra forma, resultaría algo más mecánico.
‘Perdidos‘ es una serie cuya base narrativa principal son los flashbacks y cómo los diferentes puntos de vista van definiendo personajes y aportando información sobre las diferentes tramas. Esto en sí mismo no es efecto Rashômon, pero sí hay algunos ejemplos en los que estos flashbacks funcionaban como complementarios y/o contradictorios. La relación y el matrimonio de Sun y Jin fue una de las tramas que más aprovecharon esto y sus respectivos recuerdos y puntos de vista sobre hechos del pasado hacían ver y entender el abismo existente entre ellos y su visión de las cosas.
A nivel episódico, y aprovechando el efecto Rashômon para la comedia, recuerdo con cariño Tall Tales, un episodio de ‘Supernatural‘ en el que Sam y Dean cuentan la misma historia a Bobby. El punto de vista de Sam recalca la dejadez de Dean, su inagotable ligoteo o lo cerdo que se pone comiendo. El de Dean siempre nos hacía ver a un Sam redicho y excesivamente sentimental. Este método definía a la perfección sus personalidades y la relación entre ambos a la vez que inyectaba humor a la serie.
En el penúltimo episodio de la primera temporada de ‘Veronica Mars‘, ésta por fin descubre quién es el culpable de una de las incógnitas más importantes, y en su investigación tiene que hacer malabarismos con los diferentes puntos de vista de sus testigos, los odios y resquemores entre ellos y, en definitiva, filtrar la subjetividad de sus versiones para llegar a la conclusión final y verdadera.
The Unreliable Narrator
En relación a los puntos de vista a la hora de contar una historia, hay un concepto hermano del efecto Rashômon que sí podemos ver con más frecuencia en televisión y que incluso es la base fundamental de algunas series: El narrador no-fiable o sospechoso.
Éste narrador se caracteriza por la pérdida de credibilidad y confianza como fuente única de un relato, provocando que el espectador dude a la hora de asumir lo hechos como ciertos o reales. Es habitual que su naturaleza tramposa quede clara para el receptor desde un principio, aunque sea de modo inconsciente. Por supuesto, también nos encontraremos ejemplos que juegan a ésto con trampas, pero es un terreno muy pantanoso y que puede acabar en serio rechazo del espectador con mucha facilidad.
La premisa de ’Cómo conocí a vuestra madre’ tiene mucho de ésta forma de contar la historia. Todo está contado desde el punto de vista de Ted y con frecuencia utilizan esto para crear equívocos con las subtramas de los episodios, para jugar con la percepción (esos “bocatas”) o incluso para reírse de sí mismos poniendo en evidencia que hay cierto tipo de cosas que Ted jamás sabría si fuese un narrador fiel y sincero.
Un narrador sospechoso completamente distinto Michael Britten, protagonista doliente de ‘Awake‘. Por definición, Awake es una serie tramposa y Michael un narrador no-fiable. Todo lo que se cuenta en la serie está descrito desde el punto de vista fraccionado, enfermo y trastornado de su personaje principal, convirtiendo a todas y cada una de las tramas y personajes de ambas realidades en potencialmente inexistentes, deformados o irreales. Todo se presenta desde ese único punto de vista y es imposible conocer la verdad.
Es por esto que siempre me chirriaron las (muy pocas) secuencias sin Jason Isaacs, ya que no eran coherentes con el planteamiento y resultaban demasiado tramposas y efectistas dentro de las propias reglas de la serie.
Uno de los mejores pilotos televisivos que podéis ver es el de ‘The Black Donnellys‘. En él se nos presenta a los cuatro hermanos Donnelly, su vida y su implicación en un crimen desde el punto de vista de alguien ajeno, Joe. En seguida es evidente para el espectador, y para los policías que le interrogan, que es un narrador no fiable ya que constantemente cambia los datos y se coloca a sí mismo en lugares donde es imposible que estuviese, contando hechos que es imposible que sepa.
Tanto el Rashômon Effect como el Unreliable Narrator son dos armas que bien utilizadas pueden convertir una historia muy simple en una experiencia narrativa compleja y estimulante que además motiv e implica al espectador, que disfruta identificando y uniendo las piezas, diferenciando las verdaderas de las falsas.
En ¡Vaya Tele! | El tiempo y la narración fragmentada
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