El peor amigo del publicista es el tipo que inventó el mando a distancia. Desde la aparición de esta comodidad, la publicidad en televisión ha tenido que cambiar todos sus esquemas estratégicos para continuar siendo efectiva. Llamamos fuga publicitaria a la actitud que tiene el espectador cuando una cadena programa un bloque de publicidad sin aviso: cambiamos de canal inmediatamente al más próximo que no esté emitiendo publicidad.
De ahí que cada anuncio tenga un precio diferente según su posición dentro del bloque, y evidentemente, según la franja horaria en la que se encuentre programado. El primer y último anuncio de un bloque son los más caros porque son los más vistos, y los que están en medio, los "más baratos" dentro de su franja horaria. Algunas técnicas como insertar la publicidad de forma creativa en las cortinillas de un canal (en Cuatro son especialistas en esto) funcionan muy bien, así como las pantallas partidas, por ejemplo, en las retransmisiones deportivas en directo, porque continuamos viendo la emisión en el recuadro pequeñito.
Esto ha conseguido reducir la fuga publicitaria en un 40%, un porcentaje bastante alto. Otras técnicas con la pantalla partida se aplican a los programas en directo normales, dejando pinchada alguna cámara durante la publicidad, enfocando al público o recorriendo el estudio. Le hemos podido ver en 'El Hormiguero' o en 'DEC', pero no suele hacerse bastante, aunque a los anunciantes supongo que le atraerá mucho más el hecho de ser vistos por más gente que su anuncio aparezca a pantalla completa.
En ¡Vaya Tele! | Diccionario Teléfilo: Curva de Audiencia
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