Escribiendo el otro día sobre el trato que reciben los metahumanos en ‘The Flash’ me percaté que no habíamos dedicado un artículo en esta sección de terminología televisiva a un concepto que usamos con bastante asiduidad, el de «monster of the week». Es habitual pensar en ‘Expediente X’ cuando pensamos en esta estructura de episodios, ya que fue la que provocó que se extendiese entre los títulos de género de la década de los noventa, pero la cosa viene de antes.
Sin embargo, podemos echar una mirada a los albores de la televisión y encontrar un precursor en ‘Más allá del límite’ (la de los sesenta). ‘The Twilight Zone’ llevaba varios años petándolo en CBS, abordando todo tipo de temas políticos, sociales, etc. desde prismas de ciencia ficción, misterio, suspense o fantasía. ABC quiso entonces desmarcar su serie de episodios autoconclusivos prometiendo un monstruo cada semana; un alien; un fenómeno. Lo que fuera. Funcionó.
Pensemos en que hablamos de los años sesenta, cuando aún no se había inventado el VHS ni ningún método que permitiese la televisión en diferido. Si te perdías ese episodio en el que se revelan todos los secretos, ajo y agua. Incluso planteamientos de naturaleza seriada como ‘El Fugitivo’ acababan encorsetados en un esquema de episodios autoconclusivos; se permitía cierta continuidad en bloques, pero la situación básica debía mantenerse estática para no perder a los espectadores. Los culebrones recurrían a otras técnicas para enganchar con sus cliffhangers: creaban múltiples tramas seriadas en bloques de capítulos coexistían de forma simultánea. Si entrabas a una tarde, había otra empezando para engancharte.
El concepto como etiqueta
El «monstruo de la semana» es, al fin y al cabo, otra forma de denominar el carácter autoconclusivo de una ficción, el encapsular una historia en un episodio, plantear una trama que arranca y termina en ese mismo capítulo. Lo que caracteriza a este concepto en concreto es su asociación a unos géneros concretos que implican que el ente sea de naturaleza fantástica o extraña.
Entrados ya en los 90, llegaría ‘Expediente X’, pero antes quería hacer referencia a otro título previo que quizá esté en la cabeza de alguno, ‘Historias de la Cripta’, un buen referente para exponer una diferenciación en los términos. La serie de HBO era una antología y, por definición, cada episodio era independiente de los demás, e intérpretes, guionistas y directores diferentes abordaban cada entrega semanal.
Sin embargo, cuando pensamos en las desventuras alienígenas de Mulder y Scully, todas las temporadas estaban formadas por muchos episodios conclusivos protagonizados por monstruos diferentes, pero también se jugaba con una trama superior serializada. Esta conspiración de ‘Expediente X’ se trataba y avanzaba en episodios muy concretos, impulsando así que el propio espectador se valiese del término «monstruo de la semana» para diferenciar unos de otros. De hecho, internet está ahora plagado de artículos que destacan los mejores episodios «monster of the week» de la serie de Chris Carter.
Un formato eterno
‘Expediente X’ ha sido un referente televisivo en muchos aspectos. Sin ella no se entienden los títulos de género que vendrían después y que mezclaban el desarrollo seriado con ese formato conclusivo de monstruo semanal, como ‘Buffy CazaVampiros’, ‘Stargate SG-1’ o ‘Farscape’. Pasados los 90, los ejemplos son infinitos y eternos, ya que los motivos por los que la conclusividad es buen negocio siguen estando vigentes. Aunque ahora tengamos DVRs, streaming y servicios variados que permiten el visionado fuera del directo, los esquemas autoconclusivos siguen triunfando entre el público general, y en la televisión en abierto es de lo que más audiencia cosecha (ahí está siempre CBS petándolo).
‘Los 4400’ es un ejemplo para ilustrar que no necesariamente ha de ser un monstruo, sino que se aplica a cualquier ente que estructure los capítulos de forma continuada. Aquí se centraban en los abducidos de cada semana, en ‘The Flash’ son los metahumanos, ‘Fringe’ arrancó centrándose en rarezas científicas cada semana, ‘Haven’ en fenómenos sobrenaturales o ‘Warehouse 13’ en objetos.
‘Smallville’ , ‘Supernatural’ o ‘Torchwood’ son más ejemplos, y tienen en común otro factor que se da mucho entre los ejemplos de este artículo. La ciencia ficción y la fantasía incitan a la creación de una mitología, algo que provoca que muchos de estos títulos, que arrancan con una estructura clarísima de «monstruo de la semana», acaben mezclando tramas seriadas o incluso abandonando del todo el factor autoconclusivo con el que nacieron. También se entiende; arrancar con esa estructura facilita presentar a los personajes, la dinámica e ir afianzando la mitología antes de empezar con algo más continuado que requiera fidelidad.
En ¡Vaya Tele! | Diccionario teléfilo: Procedimental
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