La fragmentación es una característica esencial de la ficción audiovisual. Aunque siempre hay excepciones, es muy difícil encontrar una película y aún más una serie en la que no exista ningún tipo de fracturación en su narrativa, ya sea por el montaje de planos, por la alternancia de trama o por la manipulación del tiempo en general.
Desde algo tan básico como el montaje de secuencias a partir de diferentes planos, los mecanismos de fragmentación de historias y del tiempo narrativo siguen evolucionando día a día. Diría que es una de las características de la narrativa audiovisual que más definen el estilo de una tendencia, de una época o de una filmografía. Actualmente, por ejemplo, en un entorno donde un vídeo de youtube de dos minutos ya es demasiado largo, vemos cómo aquellos productos dirigidos a los más jóvenes suelen caracterizarse por un montaje ágil y un ritmo que huye de lo contemplativo.
La narrativa audiovisual cuenta con infinitas herramientas para jugar con los tiempos, los ritmos y el orden. En la ficción televisiva se aprecia aún más claramente cómo la serialidad prácticamente obliga a esta fragmentación en las historias. Cada episodio debe combinar en su escaleta varias líneas de trama que tienen lugar de forma simultánea, y administrarlas es una parte vital del éxito del relato.
El ritmo es esencial a la hora de intercalar las diferentes tramas de un episodio y con frecuencia podemos encontrar anacronías derivadas de esa gestión de historias o de la intención de crear suspense. En este sentido, la anacronía tiene lugar cuando el orden real de una historia y el orden del relato no concuerdan.
El Flashback
Los flashbacks son una forma de fragmentar la narración. La historia que se está contando en el ahora es interrumpida para contar algo que sucedió anteriormente. El presente queda pausado y dejado en suspense mientras se amplía la información que tiene el espectador sobre los personajes y los hechos, revelaciones que pueden a la vez aumentar el suspense en la trama pausada.
El flashback fue un rasgo definitorio de ‘Lost’, que exprimía este recurso desde todos los prismas: para fomentar el suspense y dar más significado a hechos del presente, para desarrollar personajes, para anticipar giros o posibilidades futuras, etc.
‘Cómo conocí a vuestra madre’ utiliza los saltos temporales más como un elemento de su formato. Al partir de unas características muy de sitcom clásica, desde el principio recurrió a estos flashes para diferenciarse y agilizar a la vez que los aprovechaba para subrayar la comedia. Suelen recurrir a esto también para jugar con las expectativas respecto a la figura de la madre.
Sin embargo, no es necesario emplear saltos temporales tan obvios como el flashback para fragmentar la narración. La manipulación del tiempo al manejar las diferentes tramas de una serie es algo tan habitual que el espectador lo concibe como normal.
Aunque dos tramas ocurran simultáneamente, la narración en paralelo se fragmenta. Normalmente se presentan intercalando las diferentes secuencias de tal forma que la sensación de manipulación del tiempo sea mínima. La elipsis es el recurso narrativo que se refiere a esa supresión de esos sucesos prescindibles y acciones que el espectador asume. Rellena esos huecos por sí mismo. Al hacer coincidir estas elipsis con la inclusión de una secuencia de la trama paralela, el resultado final es una sensación de linealidad.
Tiempo parado
Hay un efecto consecuencia de una mala gestión de esto al que tengo mucha manía y es el tiempo parado, algo muy habitual en el mundo del culebrón pero que de vez en cuando se ve hasta en la serie más distinguida. El tiempo parado tiene lugar cuando una secuencia deja a unos personajes en una situación, se corta a otra trama distinta y cuando la narración vuelve a la primera, la situación y sus protagonistas arranca desde el punto exacto donde se dejó.
En la sitcom es fácil caer con más frecuencia pero se salva dando a los personajes una acción física. Simplemente con un pequeño avance identificable en esa acción, independientemente de la duración de la secuencia intercalada, se evita esa sensación de tiempo parado. El (horrible) piloto de ‘Partners‘ ha sido el precursor de este artículo precisamente por un momento de tiempo parado, a ver si lo encontráis.
Pero hay otro tipo de tiempo parado mucho más habitual que presento mejor con un ejemplo: A la salida de clase, y por un descuido tonto, a Roberta se le escapa delante de su madre que está embarazada de Desiderio. Inmediatamente después, y por corte, vemos a las dos junto al padre y a Desi en el salón de la casa. Es entonces cuando la madre pregunta alterada ¿¡Cómo ha podido pasar!?
¿No os habéis preguntado nunca de qué han hablado en el camino a casa o mientras esperaban a que llegasen los hombres de la ecuación? Es un tiempo parado muy habitual y efectista que bien utilizado se puede aceptar, pero que en otras ocasiones canta tanto como en la tira cómica que encabeza este artículo.
La manipulación de los tiempos en la narración cuenta con numerosos recursos que se basan en el principio de que el narrador decide cuánto quiere dedicar a contar algo. Los tiempos se acortan o se alargan a su antojo y el relato se fragmenta. Una confrontación a la salida de clase generalmente durará más que todo un día de instituto.
Es algo que puede resultar automático de tan básico, pero esta modificación del tiempo es una herramienta esencial a la hora de desarrollar una historia o de generar un suspense. Ya sabemos que cinco meses de preparación de un golpe se pueden resumir en 3 episodios, pero el minuto antes de que explote la bomba, durará cuatro veces más.
‘Juego de Tronos‘ es una serie con varias tramas que avanzan independientemente y otras que se entrelazan. No se exponen siempre desde el mismo punto de vista y el espectador conoce nuevos acontecimientos de una misma trama a través de personajes distintos y distantes entre sí. Con este panorama y la dificultad añadida del paso irregular del tiempo, la serie de HBO tiene que hacer malabares y de momento, unas veces mejor que otras, ha salido airosa.
Sin embargo, el segundo año de ‘Downton Abbey‘ fue algo caótico en este sentido. Es un ejemplo de cómo tres meses pueden durar diez minutos y dos días, un episodio. Aunque beneficie a la evolución de la trama, esos saltos temporales tan bruscos resultaban bastante confusos, sobretodo a nivel de raccord emocional.
¿Se han teletransportado?
El narrador se detiene más o menos en cada acontecimiento dependiendo de lo que le interesa y acelera pasos de tiempo según le convenga para el ritmo. Los traslados son un gran ejemplo de tiempo comprimido que en ocasiones requiere saltos de fe; la facilidad que tienen en ‘Fringe‘ para ir de Boston a Nueva York a un pueblo perdido de Pensilvania es fascinante.
Un título que aprovechaba muy bien estos traslados y pasos de tiempo obviables es ‘24‘, serie que hoy en día sigue siendo de las pocas que se han atrevido con la narración en tiempo real. El formato aprovechaba el avance simultáneo de los distintos puntos de vista y líneas de trama para ir mostrando aquél en el que se situaba la acción. Asumía también las pausas publicitarias como parte de su tiempo real, colocándolas allí donde todos los puntos de vista pasaban por un momento elipsisleable.
Así que ya sabéis, si alguien dice alguna vez eso de que Jack Bauer nunca mea, decid que él hace como el espectador: aprovecha la publicidad.
Comic | Beaver and Steve
En ¡Vaya Tele! | Diccionario Teléfilo: Raccord
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