Corren malos tiempos para el aficionado al motor en la televisión. A algunos esto les sonará exagerado, cuando casi cada cadena nacional tiene una competición en exclusiva, ya sea de dos o cuatro ruedas, pero la verdad es que, en este caso, cantidad no es calidad. Y si no, que se lo digan a los sufridos telespectadores de la GP2 en La Sexta.
A priori, cuando la cadena anunció su intención de emitir la "segunda categoría" del automovilismo mundial, todo eran alegrías, pero la realidad está resultando mucho más cruel: La Sexta amplifica en la GP2 algunos de los defectos de sus rivales y también de los suyos propios para acabar dando algunas de las peores retransmisiones que uno recuerda.
Por ejemplo, la cadena ha decidido que cualquier momento es bueno para cortar la carrera e irse a publicidad. Esta mala manía, que inauguró en Fórmula 1 Telecinco y a la que no tardó en sumarse TVE en el motociclismo, tiene en GP2 un ejemplo brutal de maltrato al espectador. ¿Que las cadenas comerciales viven de la publicidad? Vale, pero, ya que hay que meter publicidad, háganlo con cabeza, señores de La Sexta.
¿Y qué es hacerlo sin cabeza? Pues cortar las carreras en cualquier momento, sin tener en cuenta si está ocurriendo algo emocionante o no (¡incluso a falta de 2-3 vueltas!) para hacer larguíiiiisimos cortes publicitarios: de puro interminables que son los anuncios, son varias las carreras en las que me ha dado miedo de que aquello hubiese acabado ya sin enterarnos del ganador.
¿Más ejemplos sangrantes de que a la cadena le importa un pepino los espectadores de sus carreras? Los hay: ¿para qué compra La Sexta los derechos de la GP2 si luego, en día de carrera, decide poner Futurama a la hora en que se está disputando? A uno le gusta mucho Futurama, pero no tiene sentido poner la enésima repetición de la serie en vez de un evento deportivo en el que te has gastado el dinero y al que condenas a la madrugada.
Y luego están los comentaristas: ¿les obliga La Sexta por contrato a decir algunas de las frases más tristemente célebres del pesado de Andrés Montes? ¿O es que no tienen personalidad propia?
Lo peor de todo es que, si esto es lo que no espera para cuando la cadena de Mediapro emita la Fórmula 1, el futuro es aterrador. ¿Hay remedio? Sí: TV3. Los afortunados que sintonicen la autonómica catalana pueden seguir todo el automovilismo (F-1 y GP2) allí: mucho mejor narrado y con un absoluto respeto al espectador. ¿Tan difícil es copiar lo que otros hacen bien?
Gracias, David Carpintero, por la pista.
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