Ya el pasado fin de semana, la cadena presidida por Emilio Aragón triplicó su audiencia gracias a los primeros encuentros del Mundial, logrando una cuota de pantalla media del 5,9 por ciento. Con este resultado la nueva cadena superó a La 2 y se quedó a pocas décimas de Cuatro.
Pero lo que les pueda aportar la emisión de los partidos de Brasil será sin duda mucho más jugoso. La Sexta sabe que cuando las estrellas brasileñas juegan, todos los ojos miran hacia una misma dirección. Su repercusión es absoluta. A ello sumémosle una campaña mediática como nunca.
Todos los medios estamos contagiando a la audiencia unas expectativas sobre Ronaldinho, Ronaldo y compañía que incrementan el interés general. El clima que envuelve sus partidos se convierte en la mejor arma para La Sexta: un as en la manga que no deben desaprovechar. La exclusividad de estos encuentros tan taquilleros (recordemos que también cuentan con la emisión del Brasil-Australia y del Japón- Brasil) puede aportarles mayor rentabilidad incluso que los de la selección española. El hecho de compartirlos con Cuatro les resta capacidad de convocatoria.
Para ello es importante que recapaciten en su estrategia de retransmisión y en su política de comentaristas. Parece ser que la aportación de Andrés Montes no está gustando demasiado (sobretodo entre los lectores de este blog).
Si el partido de esta noche es mediáticamente apasionante (entre otros muchos adjetivos), el segundo choque frontal de mañana, con el estreno de la selección española retransmitido por las dos cadenas, será digno de análisis. Y de eso ya no ocuparemos nosotros.