Tras la larga espera, llegó la hora. Las manecillas del reloj señalaban el momento en que la película ‘Watchmen’ se proyectaba por fin en los cines. Veinte años atrás, se compraban los derechos del cómic de Alan Moore y Dave Gibbons para llevarlo a la gran pantalla. Quizá, cuarenta años más tarde, la película se reestrene y las salas se llenen de todos los que quieren volver a experimentar ‘Watchmen’ en una gran pantalla, de forma similar a lo que pasó con ‘Star Wars’ o ‘Blade Runner’. He dicho quizá. Hoy, ahora, aún no estoy seguro de hasta qué punto es una buena película, si es menos o si es algo más, una imperfecta obra maestra. A falta de volver a verla, por lo menos una vez más, aquí os dejo mis impresiones, mi opinión crítica de ‘Watchmen’, paradójicamente, una película inesperada.
El “visionario” Terry Gilliam, el primer director al que le encargaron adaptar ‘Watchmen’, se veía incapaz de llevar a cabo la tarea, y pidió consejo a Alan Moore, co-creador del cómic. Éste, cuando aún Hollywood no le había destrozado ninguna obra y se mostraba más accesible, le respondió que, sinceramente, no veía posible que pudiese hacerse una película. Otros dos cineastas tan dispares como Darren Aronofsky y Paul Greengrass también trabajaron en el proyecto, con los mismos resultados que Gilliam. Nada. Irrealizable. ¿Tenía razón Moore? ¿Era imposible hacer una película de ‘Watchmen’? Creo que todos los que hemos leído el cómic contestamos en su momento que sí, que es imposible. Entonces llega Zack Snyder y dice: No, es posible.
Pletórico, tras el sorprendente éxito de la sangrienta y bellísima ‘300’ (adaptación y superación del flojito cómic de Frank Miller), Snyder se embarca en la realización de la misión imposible, trasladar un cómic de unas 400 páginas, inadaptable según todos los que lo habían intentado antes, en una película. Con un presupuesto estimado en 100 millones de dólares, a estas alturas un tanto ridículo para una superproducción industrial (sin ir más lejos, la reciente ‘El curioso caso de Benjamin Button’ costó 160), un reparto sin estrellas y la intención de contar la decadente existencia de unos superhéroes en una realidad alternativa, que nada tienen que ver con los que han triunfado en el cine antes, Snyder emprende un camino que tiene como final el pasado viernes 6 de marzo, cuando, efectivamente, demostró que tenía razón. Que él tenía razón y (casi) todos los demás estábamos equivocados. Que ‘Watchmen’ está en los cines, que es una película.
Filmar ‘Watchmen’ traía consigo una gran oportunidad pero también, y sobre todo, un temible hándicap; por un lado, se aseguraban una historia extraordinaria, que ha maravillado a todos durante años, el material de un cómic que ha sido catalogado como el mejor de toda la Historia; por otro lado, por eso mismo, era prácticamente imposible que la película pudiera satisfacer las expectativas (y los caprichos) de todos los que defienden el cómic, porque se ha cometido la insensatez de pretender adaptar una de las obras cumbre de la cultura humana. Por otro lado, la complejidad, la dureza y el pesimismo de la historia van en contra de lo que se hace en Hollywood, esto es, de lo que suele gustar al gran público. Todo en contra. Ahí tenemos las críticas que se le han hecho a la película hasta ahora; unos la atacan porque es demasiado fiel, otros porque no es tan fiel como debería ser. Resulta de lo más divertido comprobar las contradicciones de estas dos posturas. O que se considere que la comercial ‘V de Vendetta’ es mejor adaptación que ‘Watchmen’. Me parece de risa.
Pero Zack Snyder ya sabía dónde se metía. Y no es que no le preocupara. De hecho, no puede negarse que ha cuidado a los fans en todo momento, y es que, por encima de todo, él es también un fan, un “friki”, que idolatra la obra de Moore y Gibbons (decir que sólo hace justicia al primero es absurdo, ¿acaso Gibbons no sigue el guión de Moore en sus dibujos?). Snyder ha tenido en cuenta lo que se esperaba de su adaptación, pero también ha tenido que lidiar con los gastos heredados de todos los proyectos anteriores que no vieron la luz, y con unos productores que no le han puesto las cosas fáciles, impidiendo, por ejemplo, que se estrene el montaje que verdaderamente quería el director. Porque, por mucho que se diga, estamos ante la visión de Snyder del cómic. Recortada, pero suya. Su interpretación y su forma de entender el complejo material del que disponía. Habrá que esperar al DVD para disfrutarla por completo.
Poco más de dos horas y media es lo que dura el montaje estrenado de ‘Watchmen’. Una duración que supone también otro elemento que asustará y derribará a muchos, aparte de la nada convencional historia que la película cuenta o la complejidad de su estructura, que no es la del cómic, porque eso habría sido un suicidio, pero que no deja de ser inteligente, ingeniosa, y difícil de digerir para la mayoría (especialmente si no has ojeado una sola página del original); en este sentido, creo que hay que aplaudir el trabajo de los guionistas David Hayter y Alex Tse, que no lo tenían nada fácil. Por otra parte, el metraje también ha sido atacado porque no son pocos los que creen que faltan más minutos, más material, más película. ¿Se puede pensar que todo el cómic de ‘Watchmen’ pueden trasladarse, por completo, al cine? Al parecer, sí se piensa. Snyder, al frente del proyecto, tenía las de perder, tanto si se recortaba la historia como si no, tanto si sólo se basaban en el cómic, como si se trasladaba con extrema fidelidad.
Entonces, ¿qué es ‘Watchmen’? ¿Es una adaptación fiel o no? En mi opinión, es lo más cercano a una adaptación fiel que podía hacerse, pero también, y en conjunto, una buena película. Toma el espíritu y la esencia del cómic, convierte en imágenes de cine las viñetas del cómic, lo que nos permite disfrutar en una gran pantalla de la historia que en su día imaginaron Moore y Gibbons, pero sin encorsetarse más de la cuenta en la adaptación, tomándose libertades y mostrándolo desde una perspectiva única; desde luego, totalmente cinematográfica. Señoras y señores, fans y no fans del cómic, adultos y no adultos, ‘Watchmen’ es un espectáculo sin precedentes que merece el pago de la entrada. Lejos de lo que pueda parecer, no es una película de entretenimiento y efectos especiales (si eso es lo que quieres ver, ya tienes asegurada la decepción), es mucho más, y prepárate para usar el coco, porque esto no puede consumirse relajada y cómodamente. No, no. Esto hay que vivirlo y pensarlo, capturarlo en tus retinas y en tu cabeza, desmontarlo poco a poco, pieza a pieza, hasta descubrir lo que realmente hay, lo que es ‘Watchmen’.
Desgraciadamente, me temo que muchos la están tomando injustamente con ella, sin mucho fundamento, porque es más fácil insultarla que tratar de comprenderla, y porque es más cómodo poner el piloto automático y devorar cubos de palomitas que intentar razonar y buscar la lógica a lo que la película propone. O quizá soy yo el que se está equivocando, incapaz de quitarme de encima la mágica atracción de sus imágenes, la fuerza de su discurso. Como he dicho, sólo la he visto una vez, y me parece absurdo pretender desmenuzar la película en un texto de esta extensión, ahora mismo; pero os diré lo que he encontrado. He encontrado belleza, emoción y mucha tristeza. Y ahí es donde me ha atrapado la película de Zack Snyder. Hay planos visualmente maravillosos, pero lo que me ha cautivado, y donde creo que radica la grandeza de la película, es en la narración de la trágica, triste y desoladora historia de unos personajes condenados al olvido, cuya tarea, lejos de ser heroica, resulta demencial, e inútil; sin sentido, como la vida misma.
Tenía muchas dudas sobre cómo iba a quedar plasmado el Dr. Manhattan en la película, porque los personajes creados digitalmente no suelen transmitir demasiado, pero finalmente no sólo me ha convencido, sino que me parece de lo mejor de ‘Watchmen’. Los efectos especiales han superado mis expectativas, haciendo creíble un personaje increíble; algo que no se habría logrado sin la magnífica interpretación de Billy Crudup; como Osterman, lo poco que sale, y como Manhattan, ese superhombre azul de mirada y voz triste, intentando aclarar su mente y descubrir qué es todo, qué es él y qué somos nosotros, los pequeños e insignificantes seres humanos que se dan tanta importancia. No menos brillantes resultan las creaciones de Rorschach, El Comediante y Búho Nocturno. El primero debería ser el típico justiciero, pero realmente es violento, sucio y oscuro, un “tipo bueno” que defiende la justicia pero terrible en las formas, con ese atuendo tan siniestro y representativo. Fantástico en lo visual y en lo interpretativo, con un impresionante Jackie Earle Haley (su última escena es uno de los motivos que justifican la versión cinematográfica, en carne y hueso, de esta historia). El Búho es quizá uno de los personajes más polémicos, porque parece (sólo parece) que no hace nada, pero su evolución es crucial para la trama; creo que Patrick Wilson está estupendo en el papel, ha captado el alma del nostálgico personaje y su caracterización es ideal.
Los personajes de Manhattan, Rorschach y El Comediante son razones que justifican esta película, puntos fuertes para defender la visión de ‘Watchmen’ de Snyder. El Comediante es una joya, un personaje carismático, de ambigua personalidad, amoral, que afortunadamente está interpretado de forma impecable por Jeffrey Dean Morgan. Él protagoniza algunas de las escenas más potentes de la película, destacando la secuencia en la que se enfrenta a unos manifestantes y habla del sueño americano; no sé a vosotros, pero a mí me dejó la piel de gallina. ¡Ahí está la esencia del maldito cómic inadaptable! Ahí y en secuencias como la de Manhattan en Marte, al ritmo del “Prophecies” de Philip Glass, o en los asombrosos créditos iniciales, una auténtica maravilla, con el “The Times They Are A-Changin” de Bob Dylan como fondo musical y como parte del contenido. Eso es cine, y eso es ‘Watchmen’.
(Los créditos iniciales)
Sin embargo, a pesar de que ya he dicho que necesito volver a ver la película, y de que estoy convencido que el tiempo (objeto de reflexión en esta historia) pondrá a ‘Watchmen’ en su sitio, relajando los juicios, hay elementos que no encajan correctamente en el logrado entramado cinematográfico de Snyder. Ante todo, lo que más desestabiliza el conjunto, son los momentos “a lo 300”; esas luchas bailadas en las que El Comediante, Búho, Espectro y Ozymandias golpean como si estuvieran hechos de acero. Se entiende que haya pequeñas concesiones al gran público, porque esto no deja de ser un producto de Hollywood, y si sus propios ejecutivos no entienden o aprueban la cosa, no la dejan salir adelante. Pero creo que esas peleas a cámara lenta perjudican muchísimo el disfrute total de la película, te llegan a sacar de la pantalla, pero más que nada es que van en contra del discurso central de la historia. Con esas secuencias se ensalzan a los superhéroes, y la cosa va justo de lo contrario.
Por otro lado, dos de los puntos débiles de ‘Watchmen’, son los personajes de Laurie/Espectro de Seda y Adrian/Ozymandias, demasiado importantes en la trama y demasiado flojos en su retrato, que impiden que la película vuele a la altura deseada. Creo firmemente que el casting fue erróneo en estos dos casos, Malin Akerman y Matthew Goode no encajan y no hacen creíbles a sus personajes. Cuenta Snyder que Tom Cruise intentó convencerle para que le dejara el papel del hombre más listo del planeta, pero que no se pusieron de acuerdo porque él lo quería para el de Osterman/Manhattan. Creo que Snyder se equivocó, y también que su idea habría perjudicado al personaje azul. Por no hablar de que habría provocado una polémica innecesaria, al margen del tema de las partes íntimas (porque Manhattan aparece desnudo, como en el cómic, lo que ha provocado también reacciones de lo más infantiles, quizá por complejos).
Dejando a un lado a Akerman, que me parece una actriz, ahora mismo, incapaz de darle entidad ni siquiera a un personaje como el de Laurie (que tampoco requería especial talento, dicho sea de paso) creo que el error que representa Goode es más importante. No digo que lo haga mal, hay escenas donde el personaje cobra vida, pero creo que éste requería a otro actor, sencillamente, otro con un físico más apropiado y que entendiera que Ozymandias es un hombre que se cree un superhombre, un Dios en la Tierra, alguien superior, no ese tipo tan chulesco que vemos en la película. Por más que lo diga, su pasión por la figura y logros de Alejandro Magno no queda patente en su forma de actuar, por no hablar de que, así retratado, es más fácil adivinar su implicación real en la trama (sigo pensando que el final del cómic era mejor, por mucho que resultara más difícil de explicar o se considere “increíble”, ¿acaso el Dr. Manhattan es creíble?). Es una pena, porque es un personaje que podía dar mucho juego y no se le aprovecha. Protagoniza momentos importantes en pantalla y eso perjudica a la película.
Concluyo este artículo, en el que no tenía previsto extenderme tanto, con dos pensamientos, una recomendación y un agradecimiento. Creo que ‘Watchmen’ va a ser valorada mejor y más justamente de aquí a unos años, cuando pase todo el huracán mediático y de críticas destructivas (o amargadas, usad lo que queráis); dicho eso, también pienso que la película, por más que el tiempo la trate mejor, no es la gran obra que debería ser, habiendo adaptado un cómic tan lúcido, retorcido y magistral como el de Moore y Gibbons. Una lástima, pero hay que pensar en positivo, podría haber sido muchísimo peor, y no nos habría extrañado. Por último, mi recomendación es que vayas a verla, independientemente de haber leído o no el cómic, de si tienes 50 años o 20, de si crees que te va a parecer genial o una basura; simplemente, ve al cine, hazte a la idea de que vas a ver algo diferente, que dura dos horas y media, y disfruta cuanto puedas. Ah, y gracias por todo, Zack Snyder.
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