Goyo Jiménez y su cuadrilla de colaboradores y humoristas aterrizaron ayer en la sobremesa de Cuatro con ‘No le digas a mamá que salgo en la tele‘, el programa que hereda la franja que Florentino Fernández y el equipo de ‘Tonterías las justas‘ dejaba libre. En el propio título del programa se atisba un sentimiento de vergüenza, y vista la primera de las emisiones podríamos adivinar a qué se debe. Les debe dar vergüenza contarle a sus progenitores que hacen un programa de corazón encubierto, y que además es una clara copia de otros formatos preexistentes que no aporta absolutamente nada nuevo.
Y precisamente por esto, también hemos desvelado el misterio de por qué un nombre tan largo. El otro nombre que debieron barajar estaba ahí, ahí: ¿Sé lo que hicisteis para que me vuelva loca? Y es que el nuevo programa de Cuatro no es otra cosa que la fusión, mezcla y reboce del formato de ‘Sé lo que hicisteis…’ con el espíritu del ‘Vuélveme loca’ de Telecinco. Y si hace poco hablaba un servidor de que uno de los aciertos de la fusión era que Cuatro no se había telecinqueado, quizás ahora tenga que pensármelo tres y cuatro veces, antes de volver a hacer esa afirmación.
El formato en sí se basa en el concepto de zapping comentado con humor que lanzó a la fama a ‘Sé lo que hicisties…‘, adornado al igual que el programa de Patricia Conde con sketches, imitaciones de famosos, reportajes de calle y entradas y salidas de colaboradores. La estructura y el hacer de ‘No le digas a mamá...’ definitivamente son clónicos del difunto programa de laSexta, e incluso recuerda al propio ‘Tonterías las justas’. Pero en cambio, los contenidos son diferentes. Si ‘SLQH’ criticaba el corazón, ‘No le digas a mamá...’ no solamente no lo critica y lo usa, sino que lo hace mal.
Porque vale que hable de corazón, si sabes hacerlo y eres gracioso (como ‘Aquí hay tomate’ en sus inicios) pero lo que no es de recibo es que un programa arterial de Cuatro se convierta en un panfleto de Telecinco, en un triste resumen de los “mejores” momentos de los programas clave del canal principal del grupo. Si el mal de ‘SLQH’ fue no disponer de las imágenes de Telecinco, el de este programa es precisamente sí disponer de ellas pero teniendo que hablar bien de esos contenidos, como le pasaba a ‘TLJ’. Y me diréis, ¿cuál es la novedad si ‘TLJ’ ya hacía eso? Pues que aquí es más descarado y estos contenidos son más primordiales y menos de relleno.
No, eso no es respetar el target, ni la imagen, ni la línea editorial que tenía la cadena antes ni nada. Definitivamente, si el público quiere ver ‘Supervivientes‘, ‘Sálvame’ o ‘La Noria’, sintonizarán Telecinco que ahí saben qué tipo de contenidos van a encontrar, pero no Cuatro. Algún zapping más han hecho con videos de autonómicas, pero la base estaba en comentar Telecinco, y añadir alguna noticia del corazón. Todo esto podría tener un perdón si al menos el programa fuese muy, muy gracioso. Pero no lo es.
Es de esos programas que medianamente entretienen y que alguna vez dice una frase de esas que sabes que se supone que es un chiste aunque no te rías. Y lo peor es que se queda en tierra de nadie, ni es tan “inteligente” como ‘SLQH’ (¿inteligente? ya me entendéis, quiero decir menos chabacano e infantiloide, que tampoco era aquello un programa de Larry David ni mucho menos) ni se dirige al público más básico que una pizza margarita como hacía ‘TLJ’.
Nos queda un programa que cumple el expediente sin alma ninguna y con un equipo que no brilla en demasía. Como me temía antes de verlo, a Goyo Jiménez le queda enorme el papel de conductor principal, mientras que Dani Rovira e Iñaki Urrutia estaban graciosos pero también más perdidos con el prompter que Wally en la manifestación. Al menos tienen a Lorena Castell que es estupenda, pero para quien le guste, porque sé que es de esas personas que o se la ama o se la odia, sin términos medios. Del resto, la reportera, Ingrid Betancor estuvo flojita, flojita, mientras que la aparición de David Perdomo me pareció directamente insufrible. Y para acabar, comentar que la intervención del invitado, que en este primer programa era Paquirrín, estaba muy cogida con pinzas.
Todo esto en un plató muy similar al de ‘Vuélveme loca’ pero con un exceso de luces, que no sabes si estás viendo Cuatro o si hemos vuelto a los noventa. ¿Conclusión? ‘No le digas a mamá que trabajo en la tele’ no es en sí mal programa. Ni bueno. Simplemente es algo ligeramente entretenido que supone la confirmación de que Cuatro está al servicio de Telecinco cual LaSiete cualquiera. Una pena.
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