Arranca ‘Pekín Express’. Después de muchas suposiciones, críticas y teorías Jesús Vázquez se ha colocado la chaqueta de director de carrera para ponerse al mando de la aventura africana, una de las ediciones más esperadas de las cuatro que el programa ha hecho frente. Así se demostró en la audiencia que cosechó en su estreno, superando incluso a los inicios de las dos anteriores presentadas por Raquel Sánchez Silva. A ‘Pekín Express‘ le hace falta una subida de espectadores, sobre todo si quiere garantizar su continuidad en próximas ediciones, pero el dato cosechado en el estreno se puede quedar en un oasis cuando la oferta que haya en el resto de cadenas sea más competitiva que la que encontramos el domingo pasado.
Será a lo largo de la temporada cuando ‘Pekín Express’ se juegue su renovación. Teniendo en cuenta lo que nos presentaron en el estreno, la edición en África ha puesto sobre la mesa todos los ingredientes necesarios para que esto ocurra. Hemos hablado mucho sobre el cambio de presentador que se ha dado en el reality y hemos mostrado nuestras inquietudes sobre las posibilidades que existían de que Jesús Vázquez no mantuviera el listón (muy alto) dejado por Raquel Sáchez Silva. Y, entre tantas teorías, nos hemos olvidado de algo importante: uno de los pilares fundamentales de ‘Pekín Express’ es la calidad del casting que ha presentado en cada edición, algo que, una vez más, ha mantenido.
La línea que sigue este casting es similar a las anteriores: padres e hijos, amigos, hermanos, matrimonios y la ya clásica pareja de desconocidos. Todos están presentes en esta edición, manteniendo personalidades muy dispares (muchas de ellas caídas en estereotipos) que nos enganchan desde el primer minuto. Y es ahí donde recae el mayor atractivo del programa, en mostrar cómo estos concursantes son capaces de enfrentarse a la competición, una carrera que, según lo visto el primer día, parte como una de las más duras hasta ahora presentadas.
En el primer programa ya hemos visto mareos, vómitos, ataques de ansiedad e incluso algún que otro amago de abandono, momentos que han contrastado con la calidez y la ternura que suelen mostrar las imágenes de aquellos que abren sus casas para que los aventureros descansen entre etapas. Siempre me ha parecido que había un poco de teatro en estas situaciones y que existen hechos que no vemos que son los que animan a más de una familia para abrir sus casas a los concursantes. Pero aún así, la aventura de ‘Pekín Express’ convence una temporada más, estableciéndose como una de las buenas ofertas que nos ofrece este curso y que nos mantendrá pegados a la televisión.
Otro de los pilares que se ha mantenido es el ritmo en el que suceden los acontecimientos, conseguido gracias a un montaje muy cuidado que nos hace partícipe de la competición y que promete dejarnos en tensión con cada etapa que afronten los concursantes. Aunque también nos ha dado la sensación de que hemos visto muy poco sobre la primera carrera (¿dónde durmieron cada una de las parejas la primera noche?) y que, una vez más, las cámaras han grabado muchos más momentos interesantes que los que al final se han terminado emitiendo.
Y, sobre el presentador, creo podemos decir poco. Jesús Vázquez es un lobo viejo que sabe adaptarse a casi cualquier formato, por lo que será al final de la presente competición cuando tengamos material suficiente como para poder afirmar si su labor ha perjudicado o beneficiado al formato. Si ‘Pekín Express’ se mantiene como hasta ahora tiene anzuelos de sobra para que los espectadores piquen cada semana. El programa ha demostrado ser más que un reality pegado a una presentadora, aunque por estas palabras que nadie vaya a pensar que no he echado de menos a Raquel Sánchez Silva. Lo he hecho desde el minuto uno. Otros tiempos han llegado a Cuatro y ahora la aventura ha cambiado de caras y escenario. Pero que nadie se preocupe. La esencia de ‘Pekín Express’ sigue intacta.
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