Anoche fue a divertirse a ‘El Hormiguero’ Matthew Fox y yo no sé si se lo pasó pipa pero lo cierto es que, como es normal, mostró estupefacción cada dos por tres. Me asomé al programa con pavor, viendo el desaguisado al que tuvo que hacer frente Jorge García, y quizá fuera porque tenía las expectativas muy bajas pero al final la entrevista no me pareció del todo mal, y eso que no me gustan las formas y modos de Pablo Motos.
Dejando de la lado los contenidos absurdos e infantiles marca de la casa y a los que tan bien responde la audiencia, la entrevista estuvo mesurada, con la dosis de irreverencia justa, y trató temas de la serie sin demasiada profundidad porque el ritmo del espacio lo impide pero con algo más de rigor, sin las preguntas tan irrelevantes y sin sentido del tipo: ¿Es verdad que tomas caramelos de menta para dar besos? El asunto de la traducción simultánea estuvo mejor llevado y no sirvió, como otras veces, para despistar.
Matthew Fox tampoco se comportó como el invitado ideal para un programa de este tipo. Está claro que hizo todo lo que pudo, como bailar a lo Marron, pero su reacción a la broma del calvo de Jandro no fue demasiado espectacular y, puede que me equivoque, pero me dio la sensación de que prefería estar comiendo jamón serrano en el camerino. Eso sí, fue correcto en todo momento, muy educado, y no perdió la sonrisa, aunque parece que no fue suficiente.
Anoche ‘El Hormiguero’ marcó un 13,1% de share y tuvo casi dos millones de espectadores, unos resultados inferiores a los que obtuvieron en su día Miley Cyrus, Batista, Will Smith o Ana Rosa Quintana. La visita de Jorge García tuvo menos share que la de Fox pero más espectadores, lo que me lleva a pensar que quizá ‘Perdidos’ no le interesa a la audiencia de ‘El Hormiguero’ tanto como otras cosas. En cualquier caso, rectificar es de sabios y creo que lo hicieron mejor, cosa que se agradece.
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