Conscientes de la similitud de su producto con otros programas de referencia, no han dudado en llamar al programa Fama ¡a bailar!, utilizando la tipografía de la serie y de la película del mismo nombre. Pero además, durante los casting vemos cómo han convertido en muletilla la frase "Un paso adelante", haciendo referencia a la exitosa serie de Antena 3. Mención aparte merece el hecho de que están quedándose sin sustantivos para nombrar aquello que nunca podrá ser academia, como en OT. Ya ha usado Centro de formación en Supermodelo y ahora hablan de Escuela.
Quizá sea porque ya hemos visto muchos casting, pero no resulta difícil averiguar a un primer vistazo qué candidatos tendrán una segunda oportunidad porque el esquema del programa no hace concesiones a ningún tipo de novedad y resulta ya demasiado obvio que los que más espacio tienen para contar sus historias, los que tienen historias más duras y los que tienen cierto morro tendrán minutos.
Tampoco innovan con el apartado lacrimógeno y se recrean en términos como "ilusión truncada" o "emoción" para subrayar imágenes de gente llorando (para mí que hubo algún seleccionado de ayer que sobreactuaba). Por su parte, en el jurado vemos los esquemas típicos de sus últimos programas con una composición que recorre desde la mala leche hasta la bondad personificada.
Por todo esto, desfilan las imágenes y es casi imposible que despierten el más mínimo interés porque está todo tan bien medido, el casting es tan típico, que no hay sorpresa ninguna. Como siempre, que bailen bien es lo de menos si los aspirantes son capaces de derramar lágrimas o de luchar a contracorriente.
En ¡Vaya Tele! | Fama ¡a bailar!, el nuevo reality de baile de Cuatro