A mí, que salvo casos puntuales el fútbol no me dice ni fu ni fa, Manolo Lama me parece un verdadero crack de la narración deportiva. Y sé que decir eso es ponerme en contra a la mitad de vosotros los lectores, pero tanto me da. Seguramente la otra mitad estará de acuerdo conmigo. Y es que Manolo Lama es uno de esos periodistas deportivos que levanta pasiones allí donde canta un gol. Bueno, más que cantar, le monta un concierto en vivo, en directo y a pelo.
La gente lo ama y lo odia. Y él lo sabe y lo disfruta. En su dilatada trayectoria ha tenido ya ocasión de estar muerto, de ironizar con la muerte de los otros y de vapulear públicamente a quien no resulta de su agrado. Manolo Lama crea todo un imaginario a su alrededor y con cada una de sus múltiples intervenciones en los medios. Sólo por eso ya merece estar entre nuestra selección nacional… de animales televisivos.
Se crió en la radio y está vinculado desde hace lustros al Grupo Prisa. Cuentan que en la COPE lo quisieron fichar junto al resto de sus compañeros y sacarlo así de la casa de Polanco, pero él dijo que nanái. Lama forma parte de Cuatro desde su fundación y está metido en todo programa que huela a deportes en la cadena, incluyendo las retransmisiones y la sección correspondiente en las noticias.
Compagina esta frenética actividad televisiva con su ubicuidad en la Cadena SER e incluso ha tenido tiempo para ir creando con su mujer descendencia suficiente como para montar un equipo de fútbol sala. Lo suyo es amor por el deporte. En Prisa no se concibe una retransmisión sin él, y tampoco es de extrañar dado el insólito espectáculo que monta alrededor de cada una de sus palabras.
En materia de fútbol, que es en lo que más trabaja este hombre, lo tachan de merengue, de antimadridista, de forofo colchonero y si me apuráis hasta de culé, mientras él se regodea en el misterio de cuál será el equipo que habita en su corazón. Así de rejodío nos ha salido Manolo Lama. Así de bestia de la comunicación en un sector, el del fúbol, que es pura pasión.
Pasión fue lo que seguramente llevó a Manolo Lama a criticar duramente y por mucho tiempo al entrenador y exseleccionador Javier Clemente. Y eso fue así hasta que hace algo más de dos años Clemente desbarró con unas palabras que no se interpretaron como Clemente hubiese querido. El vasco ironizó con una posible muerte del periodista en un accidente de tráfico sucedido en 1987 y Lama se repuso con la ayuda de sus compañeros de Cuatro, que le montaron un homenaje al posible difunto. Ironía contra ironía y tiro porque me toca, que aquí cada cual toma partido por uno de ellos y yo estoy en medio.
Hablando de muertos en vida, no podemos repasar la figura de Manolo Lama sin hablar de su bienamado Raúl González, delantero del Real Madrid algo entrado ya en años, de quien algunos certificaban su fallecimiento después de verlo nojugar en el campo. Sin embargo, Lama ha tenido ya varias oportunidades de expresar con algo de revanchismo verbal que Raúl está más vivo que los colores de la carta de ajuste, lo cual es de agradecer para todos los compañeros de la plantilla madridista que tengan que compartir vestuario con el jugador. Y quien no esté convencido de eso, es su problema, que Manolo Lama lo tiene bien claro.
Pero siempre hay gente difícil de convencer, y vuelvo a lo del principio. Este ser levanta pasiones enfrentadas. Tantas, que hace ahora un año Lama se llevó un ataque por la espalda propinado por unos seguidores ultras del Real Madrid mientras esperaba para entrar en directo. Es lo triste de dedicarse a estos oficios, que hay entes descerebrados que no comprenden dónde están los límites de las cosas. Y que una cosa es la pasión y otra, la agresión.
Y agredido debió de sentirse el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, cuando en noviembre se vio sometido a una paliza verbal por parte de Manolo Lama y su partenaire en Cuatro, Manu Carreño. Uno lo agarraba por los pies y el otro le soltaba sopapos hasta cansársele la mano. Y Florentino (¿por qué en la tele nunca se refieren a él como “Pérez”?), que debía de estar atornillado a la silla, porque lo cierto es que yo en su lugar me habría levantado y les habría dicho adiós con la mano. Es lo que tiene el fúbol, que hace decir cosas que en otros entornos nunca se dirían.
De todas maneras, Manolo Lama no es sólo ese narrador de los partidos de fútbol ni ese entrevistador férreo con los personajes a los que tiene metidos entre ceja y ceja. Este hombre ha locutado infinidad de anuncios, ha doblado dibujos animados y ha puesto el broche a los videojuegos FIFA con sus comentarios en compañía de Paco González. Con él forman tándem como ambos formaron trío con Pepe Domingo Castaño en sus tiempos de ‘Carrusel Deportivo’. A personajes así te los imaginas en plena retransmisión con la botella de cerveza en una mano y los puritos, en la otra. Eso es pasárselo bien con los amigotes en el trabajo, y lo demás son tonterías.
¿Amigo de sus amigos? Seguramente. ¿Amigo de sus oyentes y espectadores? No lo sé. Yo lo veo más como un animal de la comunicación, como un animal televisivo. Y todo el resto forma parte de ese personaje que se ha creado. Y vosotros, ¿cómo lo veis?
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