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'21 días fumando porros', un colocón de éxito


Anoche el capítulo de los porros de 21 días hizo que Cuatro obtuviese uno de sus mejores datos globales y el programa marcó récord. Emisión a emisión ’21 días’ va ganando seguimiento y las andanzas de Samanta Villar se están convirtiendo en uno de los diarios revelación de la temporada. Sobre gustos no hay nada escrito pero en mi caso no termino de identificarme con esta forma de hacer reportajes.

De los tres temas emitidos el que me pareció más potable fue el programa dedicado a los trastornos alimenticios porque en gran parte del contenido la presencia de la periodista era secundaria, pero en ’21 días fumando porros’ volvió a las andadas y fue un colocón retransmitido con Samanta Villar experimentado con la marihuana en todas sus formas y colores durante todo el rato. Este protagonismo nos hizo perder testimonios que podrían haber resultado interesantes y que quedaron en la anécdota, eclipsados por el relato de los efectos del consumo.

Ya sé que ’21 días’ va de eso, “porque no es lo mismo contarlo que vivirlo”, pero yo no compro esta premisa y no me interesa en lo más mínimo lo que le ocurre a una periodista en una situación absolutamente fabricada. Partiendo de que no comulgo con la premisa, sus intervenciones me parecen exageradas, anecdóticas y sin ningún valor. Prefiero los testimonios de la gente de verdad, pero ella los rebate constantemente en base a una experiencia episódica y artificial. No me parece que sea lo mismo.

Partiendo de esta personalización de la experiencia, las conclusiones a las que se llegan son, claro, personales, aunque se intenten universalizar y el programa termine con sentencias que parecen querer trascender el ámbito de la experiencia particular en el que se mueve el espacio. Del programa de anoche destacaría la no entrevista a Antonio Escohotado, una buena forma de contar con un experto sin dejarle aportar nada. Y a pesar de que al principio del programa el investigador recalcó que la marihuana actúa de una manera distinta en cada individuo, ’21 días’ transmitió todo lo contrario, sumándole la idea en contra de la legalización y haciendo más hincapié en los aspectos negativos que en los positivos del consumo.

Me parece muy bien que cada uno cuente la historia que quiera, lo que no me convence es que se combine la experiencia personal con conclusiones de índole general. En ’21 días fumando porros’ he advertido cierta ridiculización que se hizo de algunos de los invitados, siguiéndoles el juego en público y contradiciéndoles en privado, en el plano corto de la supuesta cámara personal. También resulta extraño que no encontrasen a ningún médico dispuesto a defender los usos terapéuticos del cannabis (igual lo encontraron pero no quiso dar la cara), y es llamativo que la regularización se tratase tan de pasada y dejando en el aire el supuesto peligro del consumo masivo. ¿No encontraron a nadie dispuesto a defender la legalización con argumentos menos demagógicos?

Lo que no se puede negar es que el programa gusta, a los datos me remito, y para Cuatro es un complemento ideal para Callejeros porque tratan temas muy similares pero desde enfoques en apariencia distintos. En la próxima edición Samanta Villar pasará 21 días viviendo en una chabola. Igual tiene suerte, se cruza con Jalis de la Serna y pueden hacer un crossover.

Imagen | Cuatro
En ¡Vaya Tele! | 21 días, reality-reportajes en Cuatro

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