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'21 días' está de bajón

Es fácil concluir por qué la emisión de anoche de '21 días' en el que Samantha Villar machacó su cuerpo ha marcado su mínimo de audiencia, rompiendo con la tendencia ascendente que había experimentado desde su estreno. A pesar de la dureza de algunas de las imágenes e historias que se mostraron la dosis de morbo estuvo muy debajo de la media y eso, aunque nos horrorice pensarlo, les ha pasado factura.

Si en anteriores propuestas la periodista experimentaba todas las situaciones al cien por cien, el programa de anoche tuvo mucho de contemplativo y de presencial por su parte y su machaque se limitó a un programa de ejercicios elevado y con resultados pero que en ningún momento le hizo vivir nada demasiado extraordinario. Apuntarse a un gimnasio de los caros sólo dificultó la identificación del espectador medio, tan importante en estos casos. El resto de historias, aunque muy conmovedoras algunas, estaban más vistas que el TBO.

¿Cuándo dejarán de llamar a Eric Putzbach para hablar de cirugía estética? Su caso y el de su madre son extremos, es cierto, pero lo han contado tantas veces que ya no sorprende a nadie. Además, es un personaje que tuvo su tirón en televisión ('El equipo G' y 'La granja'), pero del que pocos se acuerdan ya, por mucho que él quiera creer lo contrario. Las historias del culturismo también se han contado en muchas ocasiones, anabolizantes incluidos, y me da la sensación de que los espectadores tenemos un callo en lo que a esto respecta.

Aunque nunca es agradable ver una liposucción o ver cómo un actor porno se pincha un potingue en los genitales para mantener una erección, realmente lo que la audiencia podría esperar, vistas las entregas anteriores de '21 días', es que la propia Samantha Villar se sometiese a alguna de esas barbaridades pero ella se limitó a mostrar lo duro que es hacer un programa de entrenamiento, algo muy por debajo de los niveles de morbo y peligro a los que ha acostumbrado a sus espectadores.

Está claro que si no hay una experiencia vivida y si se añaden reportajes temáticos al asunto, el programa pierde interés. A nadie puede extrañarle eso puesto que el espectador espera ver ni más ni menos que lo que le venden. El programa del mes que viene resolverá el entuerto porque si la propuesta de anoche fue una manera de tantear a los espectadores respecto a los temas, ya saben que la cosa no funciona como debería. Seguro que en su próxima aventura que, según anunció, la llevará a vivir en un invernadero de Almería con trabajadores sin papeles, los datos mejoran de nuevo.

En ¡Vaya Tele! | '21 días', reality-reportajes en Cuatro

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