'Zohan, licencia para peinar', una comedia más destartalada que descerebrada

El día 22 de agosto se estrena 'Zohan, licencia para peinar', título que se ha dado a ‘You Don’t Mess With The Zohan’ (nadie se mete con Zohan). La película está protagonizada por Adam Sandler y John Turturro. El guión es de Adam Sandler, Robert Smigel y Judd Apatow y la dirección de Dennis Dugan.

Zohan es un agente contraterrorista israelí que guarda una enorme arma bajo su ajustado traje de baño, aunque no se trata de lo que todo el mundo piensa. Zohan está harto de combatir en una lucha que no tiene fin y decide emigrar a EE. UU. para ser estilista en el salón de belleza de su ídolo.

'Zohan, licencia para peinar' es una comedia a ratos absurda, a ratos zafia, a ratos tradicional, a ratos políticamente incorrecta, a ratos infantil, a ratos adulta... podría seguir. La densidad de bromas es tan constante que, por estadística, en alguna ocasión tienen que acertar y, de cada bloque de chistes, hay uno que te arranca una carcajada. Pero también encontramos muchos que son muy malos. Y la diferencia entre ellos no sólo está en que hagan gracia o no, también son de muy diferente tono unos de otros, quizá por tratarse de un guión escrito a seis manos.

Lo más divertido de 'Zohan, licencia para peinar' es el desenfado con el que se toma una cuestión que siempre se ha visto con una tremenda seriedad: el conflicto palestino-israelí. De todas las religiones y razas sobre las que se suele hacer mofa en el cine, la judía es la más intocable, probablemente porque en sus manos está casi todo Hollywood. Pero aquí no encuentran ningún problema con lanzar críticas a un bando, al otro y más aún, al hecho de que vivan en eterna liza ya que, como dicen en algún momento de la película, son muy parecidos. Las bromas políticamente incorrectas sobre los inmigrantes árabes y hebreos en Estados Unidos suponen los mejores momentos. También son cachondas las referencias a los peinados ochenteros y la actitud de Zohan con las clientas de la peluquería, pero estas situaciones se estiran demasiado y llega un momento en el que pierden gracia.

Adam Sandler ha escuchado el acento de Borat y ha visto el tremendo éxito del personaje y ha querido emular a Sacha Baron-Cohen en su manera de hablar, pero el resultado es mucho peor –no me refiero a la película, sino a lo gracioso que es escuchar hablar a uno y al otro—. Podría decirse que John Turturro, con apariciones mucho más esporádicas, tiene una mejor actuación en conjunto, pero quizá sólo porque se prodiga menos. Sandler está demasiado presente en todas las escenas y, aunque no se pueda negar que tiene gracia, no puede provocar risas en todo momento haciendo siempre lo mismo.

Es obvio que los guionistas no tenían la más mínima intención de contar una historia, sino simplemente de encontrar un marco y una excusa para dar rienda suelta a las situaciones teóricamente hilarantes. Pero incluso aunque el argumento sea lo de menos, no se puede omitir que está muy mal construido, con un inicio que se hace demasiado largo para hacia el final presentar dos conflictos –aquí también se aprecia que probablemente no sabían bien hacia dónde enfocar el guión— y resolverlos de cualquier forma. La trama romántica funciona más aún como un pegote que el resto de las historias y se ve venir sin por ello presentar ni un atisbo de tensión sexual o amorosa.

Habría que saber de qué guionista viene cada tipo de humor. Probablemente el más ácido y político sea Robert Smigel, curtido en el Saturday Night Live. Os hablé mucho de Judd Apatow, pero nunca dije que fuese infalible, sólo que era un nombre que hoy en día había que conocer. En este caso, es bastante probable que sus chistes sean los subidos de tono. Y los de Sandler serán aquellos que más lo explotan como intérprete. Quizá yendo sólo en una de estas tres direcciones, el resultado sería superior.

En general, parece que con 'Zohan, licencia para peinar' los autores han tratado de crear una nueva comedia disparatada y descerebrada, pero sobraban cerebros en lugar de faltar y el film se ha quedado simplemente en una comedia destartalada. Las intenciones están ahí, las posibilidades también, pero no termina de ser algo desternillante.

Más información en Blogdecine sobre Zohan, licencia para peinar

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