Si hay algo que Netflix sabe hacer, o al menos de vez en cuando, son sus series de corte adolescente. Y con 'Yo nunca' ('Never have I ever') demuestra que, si cuentas con los elementos correctos, la receta para hacer una buena ficción está garantizada.
Y vaya elementos. Porque podemos comenzar con saber que es la nueva comedia dramática de Mindy Kaling, la veterana guionista y actriz que lleva desde 'The Office' acaparando la atención en sus proyectos. Kaling vierte en esta serie kilos de experiencia como guionista y como chica inmigrante india creciendo en Estados Unidos.
La joven Maitreyi Ramakrishnan debuta como Devi, una brillante estudiante adolescente dispuesta a comerse el mundo y su instituto después de una temporada fatídica que incluye la muerte de su padre Mohan (Sendhil Ramamurthy) y una parálisis que la dejó temporalmente en silla de ruedas.
En el reparto capitaneado por Ramakrishnan, nos encontramos con Poorna Jagannathan como Nalini, su madre; Richa Moorjani como Kamala, su prima; Jaren Lewinson como Ben, su némesis en los estudios; Darren Barnet como Paxton, su crush; Lee Rodriguez y Ramona Young como sus mejores amigas; y el tenista John McEnroe como el narrador e ídolo de Mohan.
Más allá de la diversidad "cosmética"
Kaling, junto a su socia Lang Fisher, diseña algo que, más allá del clásico viaje de crecimiento personal, no ignora las capas ulteriores de sufrimientos de Devi en lo que, en apariencia, podría pasar por otra serie adolescente más. Porque el que los personajes sean hindi, el reparto sea étnicamente (y sexualmente) diverso no son meros diferenciadores cosméticos en esta era televisiva.
A lo largo de los diez episodios de la serie, Kaling explora una mezcla de angustia y duelo en una época de la vida en la que la prioridad (por lo menos de nuestra protagonista) es perder la virginidad, ir a fiestas con alcohol y, de paso, aprobar con nota el curso.
La cultura propia tiene mucho que ver y Kaling se preocupa de no presentar los clásicos tópicos (que para ello la conoce de primera mano) y habla claramente. Tampoco justifica las actitudes de Devi y proporciona un personaje tan real que es muy fácil conectar (y sentirse identificado) con ella.
Claro, esto porque la protagonista está interpretada deliciosamente por Ramakrishnan. Probablemente, con otra actriz 'Yo nunca' no funcionaría tan bien. No porque no tenga un buen guion, sino porque el encanto y el carisma (y el buen hacer) de la canadiense conquista. Lentamente, poco a poco, la serie se va haciendo con nosotros y Devi tiene mucho que ver con eso. Tanto que incluso somos indulgentes con ella cuando el guion le quita la máscara de víctima y de buena chica y le pone la de verdugo.
Pero no todo son virtudes en esta ficción. Creo que Mandy Kaling y Lang Fisher no logran evitar los mismos clichés de los que intentan huir a la hora de presentar a los personajes. No solo en esos momentos, sino que además, la premisa de la silla de ruedas se ve bastante innecesaria ya que no sabemos en ningún momento hasta qué punto realmente ha definido el curso anterior.
Son pequeños desvíos que hacen que 'Yo nunca' no logre entrar en el olimpo de las grandes series de 2020 pero sí que está, y por derecho propio, en la habitación de al lado. La habitación de las series con las que disfrutas enormemente y con protagonistas con los que querrías vivir... o al menos, hacer un viaje. Y vaya viaje.
Ver 6 comentarios