Todd Haynes consiguió el mayor éxito de su carrera con ‘Carol’, la cuidada adaptación de una novela de Patricia Highsmith protagonizada por Cate Blanchett y Rooney Mara. Logró además multitud de premios y fue aspirante a seis Oscar, aunque finalmente se fue de vacío cuando se anunciaron los ganadores de los premios que entrega la Academia de Hollywood. Haynes se había ganado a pulso el poder elegir a su antojo cuál sería su siguiente obra.
La elegida finalmente fue ‘Wondersruck. El museo de las maravillas’, salto a la gran pantalla de un libro escrito por Brian Selznick. Se esperaba mucho de ella y la verdad es que está pasando desapercibida, ¿quiere eso decir que estamos ante una mala película? Para nada, pero sí que es una propuesta más convencional que tampoco es constante en sus virtudes. Al menos deja buen sabor de boca porque sí consigue que todo encaje durante su efectivo desenlace.
Dos viajes con viajes no tan diferentes
‘Wonderstruck. El museo de las maravillas’ se asienta narrativamente en el viaje físico y emocional de dos niños, el de él para localizar a su padre y el de ella para poder reunirse con su madre ausente. Haynes no duda en diferenciarlos de una forma radical: toda la parte de la niña se desarrolla siguiendo los cánones del cine mudo, tanto en la ausencia de diálogos como en el uso del blanco y negro e incluso en las reacciones gestuales del resto de personajes.
Eso sirve para evitar cualquier confusión posible y también para ubicar muy bien temporalmente ambas líneas temporales. El problema es que ese aparente gran acierto provoca ciertos desequilibrios ante el hecho de que Haynes no termina de saltar de uno a otro de una forma acertada, creando un problema de ritmo evidente que afecta a la narrativa de la historia en términos generales y a su acabado emocional en particular.
Esas idas y venidas provocan que solo momentos muy puntuales tengan el vigor dramático deseado, mientras que hay situaciones en las que parece que el deseo de la película está más en ganar tiempo que en hacer progresar realmente en la historia -la parte del museo funciona al principio bien para establecer las bases de una nueva amistad pero luego acaba alargándose en exceso-. Eso es especialmente patente en el tramo central, donde hay un claro valle de interés que estuvo a punto de hacer que desconectase de lo que estaba sucediendo.
‘Wonderstruck. El museo de las maravillas’ tiene más virtudes que defectos
No obstante, sí que existe la suficiente fluidez por parte de Haynes como para que esa sensación nunca se vaya de madre, y además va creando las semillas para lo que nos encontraremos luego. Y es que todo tenemos muy claro que ambas historias van a acabar confluyendo de una forma u otra, siendo ahí cuando ‘Wonderstruck. El mercado de las maravillas’ se jugaba el dejar al espectador con un buen sabor de boca pese a sus peros o acabar cayendo en la mediocridad.
Hasta entonces, Haynes había establecido un tono a caballo entre la fábula y la aventura infantil que había cuajado bien, matizando así sus flaquezas dramáticas y haciéndolo todo más llevadero. Además, los jóvenes protagonistas dan la talla y Julianne Moore aporta su conocido talento en las escasas apariciones -aunque ya tiene más presencia que Michelle Williams-, siendo cuando toca conectarlo todo cuando ‘Wonderstruck. El museo de las maravillas’ está más cerca de dar en la diana.
Es verdad que todo se ve venir con cierta antelación, pero Haynes logra dar con el toque adecuado para llegar a la fibra sensible del espectador. Lo hace de una forma más convencional de lo habitual en su cine –aquí no me hubiera extrañado que muchos otros hiciesen exactamente lo mismo y eso que el director vuelve a exhibir su precisión para la puesta en escena-, pero no por ello vamos a negar su efectividad.
En definitiva, ‘Wonderstruck. El museo de las maravillas’ se queda lejos de ser una maravilla y resulta más convencional de lo que uno esperaría de un cineasta como Todd Haynes, pero al final lo positivo acaba triunfando por encima de lo negativo y no abandonas la sala con la sensación de haber perdido tu tiempo. ¿Qué se podría haber exprimido más la historia? Por supuesto, pero en el juego de “Y si…” todas las películas van a salir perdiendo.
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