'White Lines': la nueva serie del creador de 'La casa de papel' para Netflix es un absorbente thriller con mentiras, sexo y drogas

‘La casa de papel’ nació en Antena 3, pero fue en Netflix donde se convirtió en un fenómeno mundial. Solamente eso hizo posible un nuevo atraco de la banda del Profesor, pero el apetito de la plataforma de streaming es voraz, por lo que no tardó en cerrar un acuerdo exclusivo con su creador Álex Pina y este viernes 15 de mayo llega la primera obra resultante del mismo: ‘White Lines’.

Como es lógico, el simple hecho de decir la nueva serie del creador de ‘La casa de papel’ ya puede hacer que las expectativas de mucha gente se disparen hasta cotas inalcanzables, ni que sea porque esperen más de lo mismo en otro lugar. Ya os adelanto tras ver sus tres primeros episodios que ‘White Lines’ no es ‘La casa de papel 2’, pero sí es un absorbente thriller con mentiras, sexo y muerte que merece la pena.

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¿Quién asesinó a Axel?

Puede sonar contradictorio con lo dicho en el párrafo anterior, pero ‘White Lines’ sí que comparte con ‘La casa de papel’ una narrativa que no se limita a exponer los hechos de forma lineal, ya que a menudo se salta al pasado para ahondar en el misterio alrededor de la muerte de Axel. La aparición de su cadáver veinte años de haber desaparecido es el detonante para crear una historia de suspense que te llama la atención desde el primer capítulo

Dejando a un lado la curiosidad de que los diálogos vayan saltando del español al inglés de forma constante, el hecho de situar la acción en Ibiza permite a Pina crear un clima de lo más particular en el que une lo festivo, lo criminal por un lado, pero también lo ligero con lo dramático. Es un cóctel que en más de un momento da la sensación de poder desequilibrarse y hundir la serie -pienso sobre todo en algunos momentos en los que el sexo pasa a primer plano-, pero sin que eso llegue nunca a suceder.

De entrada esos cambios podrían chocar, pero la serie de Netflix pronto deja que sean las diferentes tramas -y los personajes- las que hagan el trabajo para plantear un misterio enrevesado pero atractivo siempre con la luminosidad de la isla balear por bandera, ya sea para un intento de huir de la policía a toda velocidad o con un peculiar método de tortura para que alguien confiese algo que no ha hecho.

Engancha

Eso permite a la serie juguetear con la idea de ser un correcalles pero sin mostrar la peor cara de estos, ya que la investigación que inicia el personaje interpretado por una solvente Laura Haddock sirve para desencadenar una red de engaños e intereses de la que por ahora ‘White Lines’ solamente a empeñado a arañar la superficie. Sí que hemos visto varias pistas de lo sucedido, pero sigue permaneciendo la duda: ¿quién diantres acabó con Axel?

Hay varios personajes que podrían haberlo hecho por un motivo u otro, sin dejar de lado las sorpresas que iremos descubriendo por el camino, pero la clave para enganchar al espectador está en una sugerente galería de personajes, desde aquellos que ocultan con poder que ocultan secretos hasta aquellos que juegan un papel menos destacado. Desde el cura que siempre cede a las peticiones de cierta persona hasta el sicario que sabe mostrar toda su contundencia cuando la ocasión lo requiere, pero también tener una relación de lo más peculiar con la protagonista.

Lo que sí es justo reconocer es que la serie funciona mejor en la actualidad con todos los líos que va proponiendo y los cliffhangers que deja por el camino que cuando viaja al pasado para ir dándonos nueva información a cuentagotas sobre Axel. Quizá sea porque en el tiempo presente todo es más retorcido e incluso juguetón, mientras que en los flashbacks parece una serie más convencional. Lo aceptamos porque nos da información necesaria, pero ahí es notan menos esfuerzos en darle una personalidad propia.

Por suerte, el pasado tiene una presencia menor en el relato y todo se centra en el presente, donde tan pronto te dan un chute de adrenalina como siguen manteniendo nuestro interés a través de los diálogos. No voy a decir que todo da en la diana, pero sí que no hay altibajos pronunciados cuando se salta de un foco de interés a otro, y eso tiene mucho mérito. A eso le añades un acertado reparto -cualquier serie con Pedro Casablanc y Ginés García Millán tiene mi atención, aunque su peso hasta ahora sea menor- y te queda un pasatiempo de lujo más que cumplidor.

En resumidas cuentas

‘White Lines’ es un entretenimiento que engancha y te deja con ganas de ir descubriendo cómo va deshilando la tela de la araña. Es además una propuesta muy directa, por lo que no esperéis rastro alguno de sutileza, pero sí un plan que parece bien pensado acompañado de una serie de personajes con atractivo y carisma. Por ahora no es memorable, pero da de sobra lo que promete.

Puedes ver 'White Lines' en Netflix.

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