Todavía no hemos asimilado todas las listas elaboradas sobre lo mejor del 2014 y ya nos topamos con uno de los títulos que entrarán en muchas listas de lo mejor del 2015 -muy díficil tiene que ser que aparezcan 10 películas que la saquen de ella-. Hablamos de 'Whiplash', el segundo largometraje como director de Damien Chazelle, una de las grandes sorpresas del pasado Festival de Sundance que ha dejado a todos boquiabiertos por todos los festivales por los que ha pasado.
Pasión y música van de la mano en la nueva película del que fuera guionista de 'Gran Piano' ('Grand Piano', Eugenio Mira, 2013) y que es una de las películas que más están dando que hablar en la carrera a los Oscar. Sin ir más lejos, uno de sus protagonistas, J.K Simmons, se alzaba con el Globo de Oro al mejor actor de reparto. No sé cómo funcionará en taquilla en nuestro país, pero os digo desde ya que estamos ante una de las películas mejor contadas, interpretadas y con más ritmo -y no porque haya muchos solos de batería- del año, y eso que acaba de empezar.
'Whiplash', la pasión desbordante
En la cinta conocemos a Andrew Newman, un joven y prometedor batería que se matricula en una de las mejores escuelas de música de Estados Unidos para poder formar parte de la orquesta que dirige Terence Fletcher, un perfeccionista, exigente y temerario director de orquesta que hará cualquier cosa para potenciar el talento de sus músicos. El ambicioso Andrew aspira a ser el mejor y parece que Fletcher es el único que le hace sacar lo mejor -y peor- de sí mismo como músico.
'Whiplash', que primero fue un corto de 18 minutos rodado a partir de 15 páginas de un guión de 85 escrito por Damien Chazelle. Lo rodó para llamar la atención de productores varios en el Festival de Sundance en 2013 y sólo un año después estaba presentando el largometraje en el mismo festival. ¿El resultado? Un relato sobre la pasión desbordante, perseguir EL SUEÑO a toda costa, el sacrificio - una de las mejores escenas de la película es cuando el protagonista decide dejarlo TODO por la batería- y alcanzar la genialidad.
Y es que alcanzar la perfección para ser recordado supone toda una vida de dedicación, sufrimiento, soledad..."Quien algo quiere, algo le cuesta", dice el refrán y en 'Whiplash' lo vemos reflejado de forma tan apasionada, apabullante a través de la relación de un alumno y su maestro, la admiración y el odio a partes iguales y lo capaz qué es el ser humano de querer sorprender, asombrar y llegar a la cumbre.
Ritmo y latigazos
"No hay dos palabras más peligrosas que 'Buen trabajo'". Esta es la filosofía como mentor de Terence Fletcher y la mejor forma de explicar a alguien lo que va a ver cuando se enfrenta a 'Whiplash'. La abrumadora interpretación de J.K Simmons en la piel de este cruel profesor, junto a la determinación del joven Miles Teller son la combinación perfecta para que la cinta de Chazelle sea, como su nombre indica, todo un latigazo para el espectador.
Y es que la batería no es mero atrezzo elegido al azar. La batería - y toda la percusión en general- es el instrumento más físico lo que ayuda a que la cinta resulte igual de física, dolorosa y hasta sangrienta que todos los solos de batería y ensayos que nos muestra, por no hablar del ritmo frenético y la pasión que transmite a cada fotograma del film.
'Whiplash' es una de esas películas de corte independiente que va en camino a convertirse una película de culto. Y es que no sólo nos adentra en lo qué supone ser músico y pertenecer a una reputada orquesta, si no de que los sueños, la ambición y la pasión por algo pueden llegar a ser más grandes que uno mismo.
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