‘Westworld’ es una serie única en su especie en el panorama televisivo actual. A priori parecía el título con el que HBO iba buscando sus sustituta para ‘Juego de Tronos’ antes de que la adaptación de la saga de George R.R. Martin llegase a su fin, pero solamente hubo que empezar a verla para saber que nos iba a ofrecer algo distinto y en cuestión de audiencias también ha quedado claro que no va a servir para llenar ese vacío.
Otra particularidad de ‘Westworld’ es que una obra que sabe vender muy bien a partir de la intensidad la importancia que Jonathan Nolan y Lisa Joy, sus creadores, buscan transmitir al espectador mientras uno lo está viendo. Eso vuelve a suceder en el arranque de la tercera temporada, donde se opta por un reinicio del universo al ir más allá de los parques, apostándose una vez más por lo intelectual sobre lo emocional pero también algo más ligera de lo habitual.
A partir de aquí encontraréis spoilers de 'Parce Domine', el primer episodio de la tercera temporada de 'Westworld'
Presentando el nuevo escenario
‘Parce Domine’ ha girado alrededor de tres personajes, dos viejos conocidos -Dolores y Bernard- y un recién llegado -Caleb-. Por aquello de la novedad empezaré por el personaje interpretado por Aaron Paul, ya que es ahí donde ‘Westworld’ ha mostrado un enfoque humano más convencional para incidir de forma notable en la gran dependencia de la tecnología que existe fuera de los parques.
Con un robot como compañero y dependiendo de una inteligencia artificial para mantener una especie de terapia con la voz de su ya fallecido compañero en el ejército, Paul nos da inicialmente una interpretación en líneas generales dentro de los parámetros habituales de la serie para que la diferencia entre máquina y humano a veces sea indistinguible, pero poco a poco vamos viendo las grietas en esa actitud y su necesidad de liberarse para poder sentir algo real.
Lo más curioso de esa decisión es que sirva para dar pie al encuentro con Dolores, ya que esto abre pie a la posibilidad de que Nolan y Joy también se acuerden de dar de un corazón a esta tercera temporada. Sería muy fácil que Dolores simplemente se aprovechase de Caleb para conseguir su objetivo. Encaja muy bien, pero también resulta una opción monótona para que la línea no arriesgue lo más mínimo.
Además, lo que ha llevado a Caleb con Dolores es salirse de esa vía prefijada para él que iba desgastándole cada vez más. Es ahí donde ‘Westworld’ ha de demostrar si hay espacio para explorar otros temas o si todo está tan determinado que será mejor no esperar grandes novedades en lo conceptual. No me olvido de que Dolores manipuló en su momento en todos los sentidos a Teddy, pero si realmente se quiere optar por una actualización en la serie, hacen falta nuevas dinámicas.
Por no decir que perfectamente podrían sorprendernos más adelante desvelando que él en realidad es un robot que ha ido desarrollando una consciencia humana, seguramente de forma no intencionada. Cualquier cosa mejor que limitarse a ir sobre seguro. Esa etapa en la serie ya pasó con esa sobrecarga de densidad que parece que aquí se va a aligerar.
Luces y sombras del arranque de la temporada 3
Con eso no quito ni un ápice de interés a todo lo hecho por el personaje interpretado por Evan Rachel Wood en ‘Parce Domine’, sobre todo en ese potentísimo arranque para conseguir los medios que necesitaba para desarrollar su plan. Luego reconvertida en una especie de espía internacional la cosa se volvía algo menos estimulante, pero bueno, Nolan y Joy han sabido añadir otros detalles -la aparición de Tessa Thompson para desvelar que se retoma la creación de anfitriones- para darle más entidad mientras van llegando otras revelaciones.
Lo que sí se percibe con eso es un intento de la serie de girar hacia el thriller, con ese jefe en la sombra que seguro que da mucho juego, dejando parcialmente de lado esas reflexiones sobre los temas que ha venido tratando la serie para darle un enfoque más… ¿vibrante? Tampoco es que llegue a eso en ningún momento, pero sí sirve para reorientar esa aplastante intensidad de la serie con momentos como la parte final en la que Dolores tiene que deshacerse de sus captores.
Ahí la serie vuelve a demostrar una de sus mayores virtudes: la elegancia técnica con la que resuelve algunas escenas, lo cual refuerza esa naturaleza de obra superior a otras. Sin embargo, lo que consigue en elegancia lo pierde en emoción, ya que ninguna de las escenas de acción, por así llamarlas, llegan a ser verdaderamente emocionantes, por no decir que el uso del clon del jefe de seguridad se siente como algo plano porque el personaje sencillamente nos daba igual.
Algo más trabajada está la huida hacia delante de Bernard, quien llega a mostrar cierto control de esas fugas corporales para lidiar con la amenaza a la que ha de hacer frente. A su manera me recordó a ‘Upgrade’, la muy recomendable película de Leigh Whannell, pero al final todo está supeditado al golpe de efecto de querer volver al parque, algo que se siente como un riesgo innecesario y un paso atrás bastante obvio, pero ya iremos bien si es así o no.
En resumidas cuentas
Todavía nos falta volver a ver a varios personajes esenciales en la serie, pero ‘Westworld’ ha optado por un arranque más accesible y a su manera entretenido para intentar que nadie se rinda y deje la serie. Y es que ha pasado demasiado tiempo entre temporadas y la gente seguramente se haya olvidado de la mayor parte de cosas que habían sucedido hasta ahora. Este reseteo invita a que volvamos a subirnos al barco, ahora falta que el viaje merezca la pena.
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