El cine de atracos vive un revival interesante con el éxito de muchas y muy diversas propuestas que plantean grandes golpes y robos épicos con el telón de fondo de la crisis financiera actuando como facilitador de las simpatías del gran público. ‘Way Down’ es un buen ejemplo de la buena salud del género y especialmente en España, ya que dirige Jaume Balagueró, en su primer trabajo no documental alejado del horror o el thriller.
En los últimos años hemos tenido muchos ejemplos, pero ‘La casa de papel’ es un fenómeno mundial ineludible que tiene mucho en común con este nuevo acercamiento al mundo de los ladrones. El punto concreto que juega en contra de esta película es que su robo es precisamente en el Banco de España, el lugar donde llevamos tres temporadas del fenómeno de Netflix, lo cual lleva a un nivel de complejidad muy difícil de igual en dos horas.
Si la serie de Álex Pina tomaba ideas de ‘Plan Oculto’ (2006) o ‘Cien años de perdón’ (2016), esta película parece responder al clásico punto de partida de los atracos con el que todos hemos fantaseado si nos metiéramos en la piel de los ladrones: planear el golpe en medio de un gran partido de fútbol de España. Esto no quita que ‘Way Down’ acabe repitiendo algunos puntos fuertes del éxito de Netflix, incluidos personajes como el jefe de seguridad, que parece replicar la idea del funcionario rancio y retrógrado que revela la tendencia al manierismo de proyectos similares.
Balagueró recuperado tras el traspiés de 'Musa'
Sin embargo, no le sientan bien los lugares comunes a la película, puesto que se plantea desde un difícil punto de partida; como si fuera una revancha de los piratas de ‘La fortuna’, son los propios miembros del Atlantis los que tratan de robar de vuelta a la corona española, lo que crea un lecho de alianzas confuso para un espectador al que no le convencen solo algunas caras conocidas y unos gritos para tratar de darle la vuelta a un expolio sonado. No deja de ser gracioso ver el otro lado de la historia, pero esa fundación creará debilidades más adelante.
Todo el atraco está muy bien pensado y concretado, el despliegue visual es envidiable y Balagueró tiene el pulso firme y la mirada amplia para gestionar la geografía de juego y las escenas de acción. Aunque pueda parecer genérica, ‘Way Down’ goza de un guion mejor pensado de lo que parece, lleno de semillas que germinan en los momentos clave y planes que fallan y se arreglan con un manejo de la tensión que asegura un entretenimiento sin flecos. El reparto internacional funciona a la perfección y la producción es notable.
En donde no cuaja el conjunto es precisamente en que no estamos del todo a bordo con los personajes, tratados hasta cierto punto con una frialdad algo ajena al espectador, cuya máxima conexión emocional es con el personaje de Liam Cunning, que logra él solo crear esa tracción de simpatías a la que logra arrastrar a Freddie Highmore, que hace bien de chico listo ajeno a todo, y tiene algún momento en el que saca a relucir su perfecto castellano, creando el gancho a base de espontaneidad.
Algunos personajes caen mal
Y es que durante algunos momentos de ‘Way Down’ el que más nos divierte y queremos ver en pantalla es a José Coronado, bordando de nuevo el papel de jefe engominado mayor con mirada de águila. También funciona en sus pocas escenas un Emilio Gutiérrez Caba que le da la réplica, ambos dos símbolos de esa España que debe resultar antipática pero que aquí están al borde de caernos bien. Y esto no es del todo intencionado. Hay detalle de diálogos que no cuajan como parecen pretender. En cierto momento, Luis Tosar define al jefe de seguridad como “un antiguo jefe de la lucha antiterrorista, lo que en España conocemos como un verdadero hijo de puta”.
Un silogismo forzado y con el que deberíamos conectar, pero tiene el timón algo tibio y no sabemos si por pura torpeza o tortilla ideológica. No ayuda tampoco que otro de los personajes del equipo afirme que de lo que más se arrepiente es “haberse levantado una mañana en Tailandia con un travesti”, como si los guionistas hubieran regresado a 1994 para dejar el libreto reposar en el cuarto de baño de una despedida de soltero. No ayuda tampoco que el personaje femenino del grupo sea casi un premio para el ingeniero en una trama de interés romántico arquetípica.
De nuevo, la actriz salva los muebles y su papel en la trama tiene algunos detalles que redimen clichés, pero aunque al final acaben ganándonos, toda ‘Way Down’ carece de ese elemento del cine de la crisis reciente que nos solidariza con los ladrones. Si Steven Soderbergh entendió en ‘La suerte de los Logan’ (2017) que su banda de guante blanco y trajes de Armani nos caía mal, ‘Viudas’ (2018) nos conectaba con una serie de personajes que necesitaban el dinero y la banda de Dalí le da un nuevo significado a la canción Bella Ciao, no puede ignorarse que algo ha pasado en el mundo.
La clave de la Roja
Los efectos de las recesiones han creado una pulsión social que clama por un equilibrio de nuestra precariedad y eso significa que la picaresca está justificada, aunque sea en la gran pantalla. Pero convencernos de que es divertido que nos robe un equipo de británicos formado por un universitario rico de Cambridge y los expoliadores de Nuestra Señora de Guadalupe requiere personajes más destacables y es ahí en donde el conjunto pierde fuerza. Afortunadamente, la conexión universal del fútbol siempre funciona.
La cuidadosa replicación de la épica del iniestazo en Madrid logra transmitir el júbilo inexplicable de un momento histórico y es un as en la manga del que no muchas películas de atracos pueden presumir. La idea base del largometraje de juntar fútbol y thriller está muy bien aprovechada y se beneficia de que realmente la cámara acorazada debajo de Cibeles es una de las más inexpugnables del mundo, con lo que finalmente el aspecto emocional logra su objetivo. Además, hay detalles como la inclusión de canciones de Los Ronaldos y Sex Pistols que consolidan una actitud contagiosa que acaba cayendo de pie.
De cualquier manera, ‘Way Down’ sobrevive a la complicada prueba del parecido con ‘La casa de Papel’ y, aunque no tiene las escenas de acción casi bélica de aquella, o iconos como Denver, Alicia, el profesor o Berlín, puede también servir como aval para el aficionado al género, ya que muestra que hay un Balagueró en forma que se encargará de ‘Venus’, la segunda película de ‘The Fear Collection’, en la que adaptará el relato de H.P. Lovecraft ‘Los sueños en la casa de la bruja’, y si retoma esta pulcritud narrativa y dominio de los espacios, estamos sin duda ante una buena noticia.
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