En 1921, la población de Tulsa, Oklahoma, vivió uno de los episodios más oscuros de su historia; parte de la población blanca de la ciudad atacó por tierra y aire a la población negra, con cientos de muertos. Noventa y ocho años después volvemos a una ciudad sureña que parece haber cambiado las capuchas del klan por máscaras de Rorschach.
Este es el punto de partida (bueno, bastante resumido) de 'Watchmen', la esperada y notable adaptación televisiva de la obra de Alan Moore y Dave Gibbons. Una serie creada y escrita por Damon Lindelof ('Perdidos', 'The Leftovers') y que HBO estrenará este domingo 20 (lunes 21 en España). En Espinof hemos podido ver seis de los nueve episodios de la primera temporada y el veredicto es bastante positivo, por lo menos por parte del que escribe.
Sin meternos en terrenos de spoilers, 'Watchmen' nos sitúa en una Tulsa en la que el cuerpo de policía se esconde bajo máscaras para preservar la identidad y la seguridad de sus miembros tras los ataques del grupo supremacista conocido como Séptimo de Kaballería, aparentes seguidores de Rorschach.
Angela Abar (Regina King) es una de estas policías, que ahora patrulla en secreto bajo la identidad de Sister Night, quien se encontrará con el regreso en plena forma del grupo radical y una conspiración aún más grande cuyo epicentro parece encontrarse de algún modo en Tulsa.
El "Nuevo testamento" de 'Watchmen'
Al igual que en la obra original Alan Moore (quien, por cierto, no aparece acreditado debido a su fuerte oposición a todos los temas de adaptaciones y demás) enlazaba los orígenes de los Crimebusters con los Minutemen antecesores y con el presente de 1985, Damon Lindelof hace lo propio con la historia de estos enmascarados del 2019 alternativo.
Así, nos encontramos con una Estados Unidos (con Robert Redford de presidente prácticamente vitalicio) que todavía no se ha recuperado del todo por los hechos del 2 de noviembre de 1985; en el que los vigilantes enmascarados son proscritos, figuras como Adrian Veidt (Jeremy Irons) hace años que desaparecieron (aunque le veremos pululando), Dr. Manhattan sigue en Marte, y los Minutemen son el centro de la célebre serie 'American Hero Story'.
Ya avisaba Lindelof en un extenso texto que su intención es remezclar las líneas maestras de 'Watchmen' a la hora de crear un "nuevo testamento" más que una secuela. Todo había pasado y de la sagacidad de Moore para condensar información como nadie se podía sacar oro. Y es lo que hace el creador a la hora de construir este mundo. Es una evolución lógica, inteligente y audaz de lo dejado por Moore. Incluyendo el que lluevan calamares.
Si Moore plasmaba en las páginas el estado de ánimo desencantado y lúgubre del mundo de Reagan y Thatcher a los mandos de occidente, Lindelof nos mete con los tiempos del "Make America Great Again" y el auge de la derecha en una era en el que somos cada vez más conscientes del agravio realizado a las minorías. Pero sin perder el punto de vista de la gran historia.
Quis custodiet ipsos custodes?
A Damon Lindelof no le interesa una deconstrucción del superhéroe tal como estamos acostumbrados, sino que le interesa más esa psicología en torno a la máscara, su uso y cómo logra reflejar la personalidad a la vez que oculta la persona. El por qué se lleva y el debate verbalizado de qué diferencia hay entre la legalidad de un policía enmascarado y la ilegalidad de un enmascarado que no sea policía.
En estilo y acercamiento, esta 'Watchmen' recuerda más a 'The Leftovers' que a la adaptación de Zack Snyder, proporcionándonos en cada episodio un vistazo íntimo y personal de Night (Abar), Looking Glass (Tim Blake Nelson) e incluso de personajes que ya son familiares para nosotros como Laurie Blake (Jean Smart), ahora agente del FBI y Veidt (Irons) y sus extravagancias en su extraño cautiverio.
Damon Lindelof escribe como mejor sabe (y sabe, mucho) y se nota que es alguien que idolatra la creación de Moore y quiere entremezclar épocas y temas de la mejor forma posible. Y lo hace de una manera muy fluida, también ayudado por un sensacional uso de la banda sonora que nos lleva por donde quiere explorando este presente watchmeniano.
Eso sí, como casi toda serie de HBO, el primer episodio de 'Watchmen' pide algo de paciencia. No es malo, desde luego. Pero tampoco es la excelencia televisiva que le podemos llegar a exigir que sea siendo la obra que es. Sin embargo, es un arranque muy bueno y prometedor que te invita a seguir: tiene intriga, tiene misterio y te presenta un mundo del que quieres saber más.
Lindelof dosifica de forma inteligente la conspiración que da forma a esta nueva serie con un esfuerzo por leer la época actual y sus luchas civiles a través de un estupendo guion que es tan denso como digerible y una dirección de Nicole Kassell que responde bien a las exigencias de este mundo tan similar como extraño.
En mi caso, reconozco que cuanto más reposo estos primeros episodios de la serie, mejor los estoy recordando y más sobresaliente me parece la serie. Es la magia de ese poso que deja y que logra crecer para confirmarme que, efectivamente, 'Watchmen' está llamada a perdurar el gran legado del cómic. Y eso es toda una hazaña.
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