A principios de la década de los setenta, la malograda leyenda de las artes marciales Bruce Lee desarrolló un concepto para una serie de televisión centrado en un inmigrante chino con una gran habilidad para el combate y en su convulso periplo por el igualmente agitado oeste americano de finales del siglo XIX.
La propuesta cayó en saco roto después de los infructuosos intentos de Lee por venderlo a algún gran estudio; aunque algunas fuentes, como la propia viuda del actor y filósofo, afirman que 'The Warrior' —así se titulaba el proyecto— terminó reciclado por Warner Bros. y transformado en la 'Kung Fu' protagonizada por David Carradine que todos conocemos.
Independientemente de si esto es cierto o no, la verdadera noticia —bastante buena, todo sea dicho—, es que la idea fue rescatada el pasado 2015 por Jonathan Tropper —cocreador de 'Banshee'— y Justin Lin —'Star Trek: Más allá'—, quienes, haciendo las veces de showrunner y director respectivamente, han dado forma a una 'Warrior' cuyo arranque hace aún más grande el legado de Bruce Lee con brío, chulería a espuertas y, lo que es más importante, con hostias como panes.
Vine por las tortas y me quedé por los personajes
Contar con Trooper al frente del equipo creativo de 'Warrior' ha favorecido que la nueva serie de Cinemax —que aquí podemos disfrutar en HBO— haya heredado parte del código genético de la celebrada 'Banshee', lo cual se traduce en un tono de lo más macarra, en una escritura sorprendentemente eficiente que dosifica con inteligencia la exposición y en un tratamiento de la acción a la altura de las circunstancias.
Es de agradecer que la serie cuente con la veteranía de un asiduo al género como Justin Lin, que se muestra igualmente solvente durante los pasajes más serenos de los episodios como a la hora de abrir la caja de las tortas; brindando unas secuencias de lucha ágiles, notablemente coreografiadas —es de suponer que se reservan los platos fuertes de cara al final de temporada— y deliciosamente violentas y explícitas.
Si esto último funciona especialmente bien es gracias a un reparto en el que figuran nombres de grandes expertos en la materia de los guantazos como Joe Taslim —'The Night Comes for Us'—, y que lucen de igual modo cuando dialogan con los puños que cuando lo hacen con la lengua; sobre todo un Andrew Koji a quien sienta a la perfección un papel protagonista que evoca esa eterna pose chulesca y confiada de Bruce Lee.
Lo más gratrificante de este inicio de 'Warrior' radica en el modo en que atrae por su oferta de artes marciales y peleas sin filtro y termina invitándote a continuar sumergido en la San Francisco de 1880 gracias a su rico y variopinto repertorio de personajes y a unas subtramas que, sin complicaciones innecesarias, evolucionan de forma rítmica y coherente manteniendo sin problemas los niveles de interés.
Aunque si algo hay que destacar en lo nuevo de Cinemax, eso es un diseño de producción cuidado al detalle que transporta al espectador al las polvorientas calles de la norteamérica decimonónica, dominada por el racismo y la corrupción, en las que se está cociendo una guerra de triadas que promete explotar en una orgía de muerte y violencia, salvo debacle, memorable.
'Warrior' dista mucho de la perfección en sus dos primeros episodios, y podría decepcionar tanto a quienes esperan una sobredosis de acción secuencia tras secuencia, como a los que apuesten por la intriga más enrevesada como elemento troncal de una serie. Por el momento, lo que sí es seguro es que la idea original de Bruce Lee promete un viaje intenso y apasionante a través de los 9 episodios de su primera temporada.
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