Después de haber podido disfrutar de tres obras de tan inmensa calidad como son 'Hunger', 'Shame' y '12 años de esclavitud', resulta tan obvio como completamente innecesario reivindicar a Steve McQueen como uno de los mejores cineastas en activo. Un auténtico portento de la narración audiovisual que aúna un manejo del medio y lenguaje cinematográfico envidiable y una potencia discursiva única.
Con semejantes antecedentes, el visionado de 'Viudas' se convirtió en una experiencia especialmente delicada, ya no sólo por las enormes expectativas generadas, sino por comprobar cómo iba a desenvolverse McQueen en un género, a priori, fuera de su zona de confort. Por suerte, cualquier duda se ve totalmente disipada tras dos brillantes horas del mejor cine que podamos llevarnos a la boca, articuladas bajo la forma de un drama criminal que se sitúa de forma instantánea entre lo mejor del año.
El modo más sencillo de definir 'Viudas' sería como una actualización casi perfecta del thriller de atracos más clasicista; una deconstrucción del subgénero en la que músculo y psique se dan la mano, aunando en un mismo producto un entretenidísimo filme con una vertiente escapista de consumo rápido y un relato cien por cien autoral con un poso capaz de activar las mentes más exigentes del patio de butacas.
Así, una magnética y ágil trama principal atrapa desde sus primeros compases, cocinando a un fuego especialmente lento —con que no comulgarán todos los espectadores— un conflicto que se desarrolla con la precisión y el pulso propios de un neurocirujano; capturando toda nuestra atención con una gestión del suspense y una sucesión de giros que impiden apartar la vista de la acción un solo instante.
Mientras el pulso se acelera y los estímulos más primarios nos bombardean, 'Viudas' despliega una rica y elaborada amalgama de temáticas y subtextos que exploran desde la universal miseria moral de la clase política hasta la problemática racial imperante en Estados Unidos, pasando por la masculinidad tóxica y por un cariz feminista sobrio, entendido a la perfección y sumamente efectivo, que no necesita de eslóganes y reiteraciones.
Un nuevo triunfo de un autor único en su especie con todas sus señas de identidad
De nuevo, todas las virtudes que han hecho grande el cine de McQueen vuelven a hacer acto de presencia, trascendiendo a su marcada voluntad discursiva para manifestarse también en un tratamiento formal impecable, de una contención sorprendente y que, al igual de la narrativa del largometraje, no teme en combinar pasajes de corte más intimista con otros volcados enteramente al espectáculo más visceral; todos ellos funcionando de un modo excepcional
Pero si 'Viudas' termina sobrepasando la barrera del notable para entrar en el terreno de lo sobresaliente es gracias a la magistral construcción de sus personajes, tanto principales como secundarios, y en la aproximación a sus conflictos internos. Una constante en la filmografía del cineasta británico que se repite nuevamente, dando forma en esta ocasión a una potente cuadrilla de protagonistas redondas y ricas en matices.
Cuatro mujeres complejas, fuertes y definidas por sus claroscuros que luchan por sobrevivir en un entorno hostil, tan deslumbrantes sobre el papel como en una traslación a la pantalla en la que unas inspiradas Michelle Rodríguez, Cynthia Erivo y Elizabeth Debicki, quedan ensombrecidas por la poderosa interpretación de Viola Davis, de una intensidad que bien merece ser recompensada en la próxima temporada de premios.
Con 'Viudas', Steve McQueen logra salir airoso de un reto tan complicado como es el poder satisfacer a un amplio espectro de público, ofreciendo un cóctel único entre el thriller modélico y el cine de autor más accesible y adecuado a todos los paladares. Una producción tan vibrante y sólida como necesaria para reivindicar que el cine puede ser concebido como un entretenimiento perfecto sin perder por el camino un ápice de inteligencia; y esto es algo que sólo unos pocos privilegiados, por no decir los mejores, pueden conseguir.
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