Debutó en 2008 con ‘Hunger’, empezó a despuntar tres años después con ‘Shame’ y tocó el cielo en 2013 con ’12 años de esclavitud’. Muchos directores matarían por tener una carrera como la de Steve McQueen, pero tampoco habría tantos que tardarían tanto tiempo en poner en pie su siguiente cinta tras ganar el Óscar al mejor director a la mejor película, y es que cinco años han tenido que pasar hasta el estreno de ‘Viudas’, su cuarto largometraje.
Basada en una serie británica emitida entre 1983 y 1985 que ya tuvo una adaptación televisiva en Estados Unidos en 2002, ‘Viudas’ es una propuesta que se enfrenta al difícil reto de aunar lo mejor del cine de entretenimiento con el hecho de ser también una prolongación de lo que McQueen había demostrado hasta ahora como autor. El resultado te atrapa con sus múltiples virtudes para que sus más de dos horas de metraje se pasen volando.
Una necesaria dosis de credibilidad
Seamos claros, la idea de que un grupo de viudas sin ninguna experiencia en actividades criminales decidan llevar a cabo un crimen ideado por el marido muerto de una de ellas es tan llamativo como peligroso. El primer gran reto al que se enfrenta ‘Viudas’ es la necesidad d conseguir que el espectador se crea que algo así es posible y ahí es donde McQueen opta por tomarse las cosas con calma en lugar de apostar por un ritmo frenético -aunque sabe serlo cuando hace falta-.
Para ello, el guion firmado por Gillian Flynn y el propio McQueen lo plantea todo de forma reposada, dejando respirar a los personajes y desarrollando con acierto las historias propias de cada uno de ellos y los vínculos que los unen al resto. McQueen además refleja eso en pantalla sin que en ningún momento parezca que está pidiendo paciencia al espectador, sino que simplemente son piezas de la historia que van evolucionando de forma natural.
El primer resultado de esta apuesta es que ‘Viudas’ mezcla constantemente el drama con el thriller, pues tan pronto refleja alguno de los problemas de sus personajes como se pone a ir mostrando las diferentes etapas por las que pasa el plan. Todo ello adornado con una estupenda dosificación de las diferentes sorpresas que aparecen a lo largo del viaje de las tres viudas que ponen en marcha lo que parece un robo imposible.
Casi todo funciona en ‘Viudas’
La forma de solucionar esto último va unido de forma intrínseca a lo que define a cada una de ellas, logrando que esos momentos en los que se desconecta temporalmente del futuro crimen funcionen como refuerzo en lugar de como distracción. Aquí lo que prima no es el carisma que Viola Davis, Elizabeth Debicki o Michelle Rodriguez puedan dar a sus personajes, sino el hecho de tener que actuar de verdad para que nos creamos a ese trío de mujeres.
De hecho, ‘Viudas’ jamás juega la carta de la emoción o la diversión del robo, ya que es un acto ligado a la desesperación por salir de un apuro que ellas nunca vieron llegar y que además está conectado a la otra gran trama de corte político de la película. La determinación que demuestran resulta esencial para que conectemos tanto con sus personajes como con la forma de lleva la evolución argumental, dando de paso más fuerza a ciertas escenas.
Como es natural, las actuaciones de Davis, Debicki y Rodriguez resultan esenciales para ello, pero lo cierto es que McQueen consigue un nivel muy alto de todo su reparto. Me gustaría destacar sobre todo el caso de Daniel Kaluuya, intachable como un temible matón con una marcada tendencia a recurrir a la violencia para solucionar sus problemas. Ahí ‘Viudas’ sabe jugar la carta de la contundencia sin caer en el regodeo, ya que otra de sus señas de identidad es una indiscutible elegancia formal.
Eso sí, no penséis que esa elegancia equivale a que McQueen se deleite en el manejo de la cámara de formas innecesarias o que alargue planos sin motivo. Ya desde el inicio, centrado en la relación de Davis con su marido -impecable Liam Neeson- vemos que detrás de la película hay alguien con las ideas muy claras sobre lo que quiere conseguir con cada plano. La única pega posible es que simplemente no todas las historias tienen el mismo interés y que algún personaje da la sensación de que podría haber dado más de sí.
En definitiva, ‘Viudas’ es una cinta de notable alto gracias sobre todo al gran trabajo de su reparto y a que detrás de ella tenemos a un director con las ideas muy claras y en plena madurez artística. Le fallan pequeños detalles, nada importante que afee el resultado final, pero suficiente para recordarnos que no llega a ser una de las películas del año. Tampoco le falta mucho para conseguirlo.
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