'La viuda' es un modesto psycho-thriller con sabor a años noventa y excelentes interpretaciones

'La viuda' es un modesto psycho-thriller con sabor a años noventa y excelentes interpretaciones

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'La viuda' es un modesto psycho-thriller con sabor a años noventa y excelentes interpretaciones

Sin duda, lo más interesante de este modesto y nada presuntuoso, tan gozoso y disfrutable como inmediatamente desechable thriller de Neil Jordan es que recuerda a tiempos en los que el cine de suspense solo quería provocar unas cuantas emociones fuertes y pasajeras sin más complicaciones. 'La viuda' juega más en la liga de 'Mujer blanca soltera busca' o 'Durmiendo con su enemigo' que en la de 'El regalo' o 'La invitación', por decir un par de películas recientes, con puntos argumentales en común, pero mucho más ambiciosas. Aquí las cartas están sobre la mesa desde el principio, y a Neil Jordan se le nota cómodo y disfrutón gracias a esa honestidad que exhibe ante el espectador.

Y como 'La viuda' parece rodada en la época en la que ese espectador era más ingenuo, no se molesta en esforzarse con retruécanos argumentales o en jugar a la sorpresa continua. La viuda, como 'De repente un extraño', no pretende que nos echemos las manos a la cabeza con una sobrevalorada sorpresa final, sino retratar una psicología extrema, enferma, tan divertida como poco creíble, a la que una Isabelle Huppert que parece estar parodiando sus personajes de 'La pianista' o 'Elle' se presta encantada.

En esta ocasión, Huppert da vida a Greta, una mujer madura de origen europeo que pierde su bolso en el metro. Lo encuentra una joven camarera recién llegada a Nueva York que aún está en proceso de duelo por la pérdida de su madre, Frances (Chloë Grace Moretz). Pronto ambas hacen buenas migas, ya que la primera echa de menos a su hija, que vive en Francia, y la segunda busca una nueva figura materna. En muy poco tiempo, sin embargo, Frances comienza a percibir una actitud obsesiva en Greta que no le agrada.

'La viuda' no pierde el tiempo en sembrar su trama de falsas pistas o complejos mecanismos narrativos de engaño. Muy desde el principio sabemos de qué va su propuesta, y a eso se entregan tanto una exageradamente angelical Moretz como una Huppert que se regocija en apretarle las tuercas a su papel de bruja. Funciona más como un folletín de misterio clásico, donde se sabe qué va a pasar pero no cómo va a pasar, más como un juego con los tópicos que como una película que desea replantear los resortes del cine de suspense. Por eso funciona inusitadamente bien, sin pretensiones ni aspavientos.

'La viuda': Misteriosa viuda psicópata en Manhattan

De hecho, el giro de concepto que propone 'La viuda' es tan modesto como inocente, y perfectamente afín a un director que ha demostrado una sensibilidad considerable a la hora de retratar la figura femenina como Neil Jordan. El cineasta irlandés coge la figura de la mujer que se comporta como una mantis con su pareja o con sus amigas, al estilo de las que se prodigaron en la mencionada ralea de películas con psicópata femenina a bordo, como 'Atracción fatal' o 'Mujer blanca soltera busca', y le da un aire de maternidad perversa que manda a Greta más al terreno de los cuentos de hadas que de la reformulación de 'La mano que mece la cuna' que aparenta ser.

Esta perversa dulcificación del horror, rozando lo onírico, es una zona en la que Jordan se ve indiscutiblemente cómodo -desde los tiempos de su magistral 'En compañía de lobos' a la reciente 'Byzantium', pasando por algunos pasajes de la que es su película posiblemente más conocida, 'Entrevista con el vampiro'-. Por supuesto, 'La viuda' se mueve en parámetros mucho más realistas, pero el coqueteo de Jordan con el fantástico en la segunda mitad del film es lo que convierte a esta historia en algo genuinamente suyo, en elementos como los sádicos e irreales castigos maternos, los jugueteos con venenos mágicos de cuento infantil, la deliciosamente tramposa secuencia onírica o el morboso descenso al sótano.

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Al duelo interpretativo principal se suma una también estupenda, apropiadamente antipática Maika Monroe, que ya se había visto en circunstancias análogas en la divertidísima 'The Guest'. Entre las tres -y un fugaz Stephen Rea, que no coincidía con Jordan desde 'Juego de lagrimas'- dan vida a un retablo de lugares comunes que pasa como una exhalación y no pide al espectador mas que algo de complicidad.

Aún así, 'La viuda' no es una producción descuidada en lo visual. Secuencias mínimas, pero que le dan un aire muy especial -como la sencilla y emotiva escena en el cine, tras gafas 3D, o el elegante plano final, a rebosar de juguetona retranca-, o ideas de guión (la relación de Greta con la música clásica y su perverso empleo como código de tortura) revelan una película más inteligente y sutil de lo que parece a primera vista. Aunque a fin de cuentas no sea más que otro psychothriller sin mayores pretensiones. Uno estupendo.

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