Es curiosa la estrategia que el binomio Ryan Murphy/Netflix ha seguido para las dos últimas miniseries del primero. Por un lado, 'DAHMER - Monstruo' se estrenó prácticamente por sorpresa para, casi cuando no hemos digerido el biopic del psicópata, lanzar 'Vigilante' (Watcher), una inquietante miniserie de pesadilla suburbana.
Inspirada en hechos reales, Murphy y su socio habitual Ian Brennan recrean la historia de una familia que, tras comprar la "casa perfecta" a las afueras de la ciudad empieza a recibir una serie de cartas amenazantes y siniestras firmadas por un misterioso individuo anónimo.
Un material de partida que de por sí tiene esos elementos que le gustan al creador (una historia realmente inquietante) y le permite sumergirse en otros temas de la vida moderna y post-covid. Con la premisa de estas cartas nos caemos por una madriguera de conejo con paranoia, sexo, celos, sacrificios, asesinatos y comentarios sobre la vida suburbana, la especulación inmobiliaria y un mundo que se vuelve algo más loco por momentos.
Para potenciarlo, y como es habitual, el guionista y director juega su baza ya clásica de ponernos un reparto llamativo: Bobby Cannavale y Naomi Watts como los Braddocks; Margot Martindale, Richard Kind y Mia Farrow como los peculiares vecinos; Jennifer Coolidge (a la que veremos este lunes en 'The White Lotus') como la agente inmobiliaria, etc.
Usando resortes del terror
Si bien no sé hasta qué punto podríamos considerar 'Vigilante' como una serie de terror en un sentido estricto, sí que Murphy y Brennan usan los códigos del género para convertir la miniserie en una suerte de cara B de la primera temporada de 'American Horror Story'.
En este sentido, los responsables buscan recrear una pesadilla suburbana donde su protagonista, como si de alguien de la literatura gótica se tratase, va perdiendo cada vez más la cabeza intentando hallar quién es el acosador epistolar.
Incluso la serie abraza su condición de true crime y decide contar la historia apelando a nuestros miedos y obsesiones y controlando en todo momento la narrativa... por muy absurdo y loco que sea lo que nos propone. La historia principal se entremezcla con turbios relatos (leyendas, casi) sobre el pasado del edificio y sus habitantes.
Como todo lo de Murphy, 'Vigilante' es a menudo excesiva y extravagante... pero aquí llega un reparto muy entregado tanto a la propuesta como consciente de que son los responsables de nivelar todo y lograr que en estas idas y venidas el conjunto quede lo suficientemente comestible. Que ni empalague ni resulte soso.
Sí que al ver la serie queda la sensación de que es una diseñada para estos tiempos de consumo rápido. Al contrario que con 'Dahmer' que pedía un visionado reposado (por lo grotesco), 'Vigilante' está pensada (y se ve en cómo se estructura) para que la disfrutemos en forma de maratón. Y funciona.
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