En Netflix están apostando últimamente con fuerza por las adaptaciones de cómics, ya sean series como ‘The Umbrella Academy’, ‘Locke & Key’ y ‘La monja guerrera’ o películas como ‘Tyler Rake’ y ‘La vieja guardia’. Esta última es probablemente la mayor apuesta cinematográfica de la plataforma para un verano en el que los espectadores andan huérfanos de cintas de gran presupuesto por los continuos aplazamientos provocados por la crisis del coronavirus.
Por ello, casi puede decirse que la película protagonizada por Charlize Theron se estrenará sin oposición este próximo viernes 10 de julio. Basada en el cómic de Greg Rucka y Leandro Fernández, cuenta la historia de un grupo de mercenarios inmortales que han ido ayudando a la humanidad a lo largo de los siglos. Una premisa potente que ‘La vieja guardia’ no termina de aprovechar y resulta algo genérica en lo que a priori se presentaba como un suculento giro de tuerca a las historias de superhéroes.
El peso del tiempo
La idea de ser inmortal puede sonar muy estimulante de entrada, pero la cosa cambia cuando se fija en los detalles, ya que sigues sintiendo el dolor cada vez que intentan acabar contigo y el paso de tiempo va afectando a tu carácter, sobre todo si llevas ya una eternidad haciéndolo, caso del personaje interpretado por una enérgica Charlize Theron. A ese respecto hay detalles estimulantes como lo relacionado con el terno sufrimiento de una de sus antiguas compañeras, pero en líneas generales está expuesto de forma un tanto monótona en el guion escrito por el propio Rucka.
De hecho, es curioso que se cuente con el escritor del cómic original para luego ofrecer una visión de la historia que avanza centrándose más en exponer los hechos a través de los diálogos que en mostrarlo ya sea para permitir al espectador sumergirse de lleno en la historia o para potenciar su faceta de gran espectáculo. Al principio puede parecer que esa es una apuesta para dar una mayor entidad a los personajes, pero lo cierto es que las ideas que propone acaban girando una y otra vez sobre las mismas ideas, afectando así a una película que quiere jugar a muchas cosas sin apostar de forma decidida por ninguna de ellas.
Por un lado, ‘La vieja guardia’ podría funcionar como la historia de inicio para el personaje interpretado por Kiki Layne, por otro una exploración del agotamiento derivado de la inmortalidad. Además, también asume varios elementos propios del cine de superhéroes y de los héroes de acción, dando pie a un cóctel de lo más peculiar que nunca termina de brillar. El principal motivo es la falta de claridad de lo que se quiere conseguir con esta historia más allá de ser el posible inicio de una lucrativa franquicia.
Es de agradecer que las escenas de acción no abusen de ese montaje rápido para disimularse coreografías poco trabajadas, pero más allá de soluciones puntuales muy contundentes, la puesta en escena no resulta lo suficientemente inspirada como para que ‘La vieja guardia’ encuentre ahí una razón de ser. Además, son más abundantes las escenas de tiroteos que los enfrentamientos cuerpo a cuerpo y ahí la gran baza de la película es la duda que hay alrededor de esa inmortalidad por un detalle que la película tarda unos minutos en aclararnos.
Por su parte, Theron sí consigue reflejar esa peculiar mezcla entre cansancio y heroicidad de la que hace gala su personaje, permitiendo entender bien al espectador sus acciones y reacciones a lo que va surgiendo por el camino. No es, ni de lejos, uno de sus mejores trabajos, pero ‘La vieja guardia’ se ve muy beneficiada por tenerla a ella al frente del reparto.
Nunca llega a despegar
Dicho esto, el resto de intérpretes sí que se queda un poco en tierra de nadie. Se agradece la valentía de presentar una relación abiertamente homosexual en una producción de estas características y curiosamente los momentos en los que entran más de lleno en ello sí están cerca de tener el impacto emocional buscado, pero esos dos personajes también habían exhibido un interés bastante escaso hasta entonces. Y es que la película lo borda en temas de representación, pero saca muy poco partido de ello.
Tampoco ayuda que la gran amenaza a la que han de hacer frente se siente como pura fórmula, resaltando esa monotonía a la que hacía alusión antes, pero es que el hecho de que el guion deje claro que es lo que menos le interesa provoca que todo se vaya diluyendo en lugar de ir in crescendo hacia el gran enfrentamiento final.
En cierta medida es como si la directora Gina Prince-Bythewood viene esas escenas de acción como un trámite que hay que solventar con la mayor dignidad posible en lugar de como un activo que podría elevar la película. No me cabe duda de que a ella lo que le interesa es la relación entre los miembros de ese grupo de mercenarios inmortales, pero ahí es el guion de Rucka lo que la lastra, mostrando chispazos pero siendo incapaz de prender fuego con ellos.
Lo que resulta de todo ello es una película ligeramente frustrante, ya que como entretenimiento eres consciente en todo momento de que nunca da lo mejor de sí misma pero tampoco resulta deficiente, y como relato centrado en los personajes tiende a lo monótono, pero cada cierto rato toca la tecla correcta y te hace tener ciertas esperanzas en que es ahí cuando realmente va a mejorar. Por desgracia, nunca sucede del todo.
En resumidas cuentas
‘La vieja guardia’ acaba siendo un pasatiempo discreto con algo más de profundidad de lo habitual en este tipo de producciones, pero no la suficiente como para llegar a destacar por ello. Al menos Theron ayuda a dar cierta unidad a una propuesta que precisamente peca de la falta de ella, pero bueno, para pasar el rato sin esperar mucho de ella puede servir.
Puedes ver 'La vieja guardia' en Netflix a partir del 10 de julio.
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