A la hora de afrontar una adaptación de una serie tan popular hace tres décadas como ‘Vicky, el vikingo’, se pueden plantear varias posibilidades. Pero, en esta ocasión, la cinta alemana dirigida por Michael “Bully” Herbig, ha obviado cualquiera que no suponga calcar con extrema fidelidad todos los elementos de la serie original. Con ello, logra acertar en la representación en imagen real de personajes y situaciones, aunque se eche de menos llevar más allá la adaptación y ofrecer una película más rica y menos autolimitada.
‘Vicky, el vikingo’ es todo lo que uno se imagina cuando se ponen actores de carne y hueso a los rudos y simpáticos personajes de la serie. Y su realizador se afanado en lograr que la esencia quede bien registrada, cuidando cada elemento. Eso sí, con una historia original escrita (con total similitud a la serie) al efecto.
La cinta sirve de revival para todos aquellos padres que acuden con sus hijos, aunque no encontrarán la profundidad ni la segunda lectura que hoy día ofrecen otras grandes adaptaciones cinematográficas de clásicos infantiles. Se limita a dar lo mejor que supone un personaje infantil como Vicky, subrayando en exceso los valores que ya se evidenciaban en la serie. Por eso, el público infantil que apenas conozca los personajes, puede disfrutar por completo del largometraje, ya que no requiere de memoria para encontrar diversión (ni complicidad) por completo.
El ritmo resulta apropiado para dar a conocer todos los personajes del poblado de Flake, cuyo casting supone un enorme acierto, incluido el protagonista, el niño espabilado que ansía vivir las aventuras de su padre, como buen vikingo. Aunque, sin embargo, la trama que se plantea tras la presentación, resulta tan insulsa, previsible y simple como las habituales de la propia serie. No parece que hayan querido traicionarse, y ofrecer una aventura con más pretensiones, aprovechando el enorme presupuesto con el que contaban.
El humor simple por encima de cualquier atisbo de complicidad con el conocedor de los personajes, deja una sensación insuficiente, especialmente por comprobar que se podía llegar más lejos, sin romper con el esquema de la serie. Sin embargo, el entretenimiento no falta, y la aventura planteada se disfruta (sin excesivo entusiasmo) hasta el final.
Quizás haya pesado demasiado la influencia de Michael Herbig, un comediante, actor, guionista, músico y también realizador que ha sido el principal artífice de esta adaptación. Al menos, ha conseguido en la realización no caer en excesos, ni en edulcorar la aventura, consiguiendo su propósito. Y eso que se reserva el papel del narrador, muy diluido y del todo imprescindible, por suerte. No hay que restarle, sin embargo, el resultado de una realización fiel y respetuosa al original y sacando el máximo partido a todos los personajes, y no dejando que Vicky sea el que acarre con el peso de la historia. Excelente el papel de su padre y del resto de habituales, muy por encima del tratamiento otorgado a los villanos, más desdibujados, pero que cumplen su función. Punto negativo para la versión española de la canción original, que resulta prescindible.
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