'Viaje al paraíso': Julia Roberts y George Clooney aportan carisma a una película tan necesaria como insípida que no se aleja tanto de 'Matrimoniadas'

La premisa de 'Viaje al paraíso' es "Hemos juntado otra vez a Julia Roberts y George Clooney", y en un mundo del cine que estuviera completamente recuperado del Covid no necesitaría más para ser un rompetaquillas (olvidable, pero rompetaquillas al fin y al cabo). En verdad, a la película le falta gancho en los diálogos, sabor en la dirección y humor que no sea directamente insultante hacia el espectador, y le sobra azúcar y previsibilidad. ¿Y sabéis qué? No importa, porque todo lo demás lo suple con el carisma de su pareja protagonista, que solo necesita sonreír para caer a sus pies. Coged vuestro billete de avión, porque nos vamos a una boda balinesa.

Back in the 90s I was in a very famous TV show

Si alguien me dijera que 'Viaje al paraíso' es, en realidad, una película que se quedó metida dentro de un cajón en 1998 y se ha restaurado para poder verla ahora, me lo podría creer sin muchos remilgos: la cinta tiene ese tono naïf y adorable del cine romántico de la época pero una personalidad plana en la dirección y el guion. Parece, literalmente, algo fuera de su tiempo, pero que en su día, más allá de la pareja protagonista, tampoco habría sido memorable.

Y eso que la película, en sus primeros compases, sabe perfectamente dónde apretar. George Clooney y Julia Roberts están divorciados, se odian y se lanzan mierda continuamente el uno al otro: la screwball comedy es rápida, divertida y recuerda a un cine romántico que quedó atrás. Pero no dura mucho tiempo: la toxicidad se transforma en amor y de las llamas del inicio del metraje apenas quedan brasas al final, culminando en un plano bochornoso y televisivo que recuerda a los peores modismos de los noventa, esa década que crees que añoras hasta que te pones a ver el cine de la época.

En su intención noventera, incluso trae a la mesa una tradición que muchos creíamos olvidada y enterrada: las tomas falsas durante los títulos de crédito. No es una queja en absoluto (fueron sustituidas por los extras de los DVD), pero deja ver que ellos se lo han pasado mucho mejor haciéndola que nosotros viéndola: ojalá toda la cinta fuera un sin parar de improvisaciones de George Clooney y Julia Roberts sin que la trama importase lo más mínimo. Y es que se nota que el director, Ol Parker, viene de '¡Mamma mia! Una y otra vez' y es un experto en sacar minutos de la absoluta nada.

En su cabeza era espectacular

'Viaje al paraíso' es una película hecha en 2022 para un público que ya no existe con un lenguaje y un argumento chapado a la antigua pero que no es capaz de ajustar la nostalgia de manera correcta. Os cuento: Lily, la hija de Clooney y Roberts (sus personajes tienen nombre, pero todos sabemos a quiénes interpretan realmente), se va de viaje post-graduación a Bali, conoce a un chico y se quiere casar con él. Sus padres, que se odian, hacen un pacto para boicotear el matrimonio. Suena un poco rancio, como a película española protagonizada por Leo Harlem, pero en realidad más que a naftalina, a lo que huele es a predictibilidad absurda.

Si esperas grandes giros, chistes arriesgados, alguna sorpresa o, simplemente, una trama que no hayas visto ochocientos millones de veces, esta no es tu película. 'Viaje al paraíso' trata de repetir el éxito de la secuela de 'Mamma Mia!' utilizando las mismas armas: parajes de ensueño, parejas maduras de actores míticos, parejas jóvenes desconocidas muy guapas, guion sencillito y humor de saldo. Pero claro, donde aquella era un musical de Abba que al menos se dejaba llevar en las coreografías, esta es más similar a las Matrimoniadas de Jose Luis Moreno, con Julia Roberts como Pepa y George Clooney como Avelino.

Chistes del estilo "¡Ni todo el alcohol del mundo haría que me volviera a acostar contigo!" aderezan una cinta dirigida a un público muy específico que actualmente está bastante apartado de los cines. Desde luego, no mira a la generación Z, a la que dibuja igual que Hollywood lleva retratando a los jóvenes genéricos desde hace décadas: muy inteligentes, capaces de dar lecciones a sus padres y sin nada que les defina o les una con la realidad lo más mínimo. Ni TikTok, ni redes sociales, ni WhatsApp: la película sabe perfectamente que juega en las ligas senior.

Vacaciones en Bali pasadas por agua

La película basa sus decisiones y su trama en una frase que el personaje de Roberts repite constantemente: "¿Por qué dejar lo bueno para más adelante?". Con esa frase de libro de autoayuda (o anuncio de hipotecas) por bandera, 'Viaje al paraíso' agua por completo cualquier atisbo de realidad que pueda tener en su retrato balinés (y más concretamente, de las bodas tradicionales de allí). Eso sí, hay que ser justos: entre chistes basados en que hablan en un idioma diferente y pequeños atisbos de gamberrismo muy light (¡la amiga de Lily empaqueta condones en la maleta! ¡Qué pilla!), los 104 minutos se pasan en un suspiro.

'Viaje al paraíso', ya desde su propio título, no puede ser más genérica. Sabes todo lo que va a venir, las caras que los actores van a poner, su reacción ante cualquier quiebre del camino. Y, sin embargo, hay algo muy agradable en esta comodidad adormilante. Por muchos fectos que se le puedan achacar a la película, esta no quiere engañar a nadie en ningún momento. Es una comedia romántica entre una pareja de actores mítica que es tan insípida como tranquilizante.

Este es un tipo de cine que ya no se hace, para un target que ya no va a las salas. Y es que, aunque no puedo decir que 'Viaje al paraíso' haya sido la película de mi vida ni que haya reído hasta desgañitarme, es un tipo de cine necesario. Se le pueden poner todas las pegas del mundo, sí, pero produce el mismo efecto que esas películas que has visto doscientas veces y sigues viendo: es pura dopamina visual que no tiene otra intención que la de devolverte al pasado, cuando este tipo de cine aún llenaba las multisalas. Es fallido, sí, pero un empeño, como poco, loable.

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