Hacer cine de aventuras ya no es lo que era. Lo hemos visto con 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal' o con 'La momia 3: la tumba del emperador dragón', donde la inteligencia del espectador se deja a un lado para ofrecer un espectáculo de evasión, nulo argumento, montaje aparatosísimo e incoherencias a puñados. Adiós a William Wyler, Cecil B. DeMille, David Lean o incluso Ridley Scott o Steven Spielberg en su época buena. Ahora los directores son títeres de ese arma de doble filo que son los efectos especiales. El protagonismo del CGI en este tipo de cine no es casual: son una herramienta para proporcionar al público lo que supuestamente busca.
Es por ello que adaptar a Julio Verne en su impresionante novela 'Viaje al centro de la tierra' no podía sufrir otro destino que el de convertirse en película palomitera, que ha dirigido un tal Eric Brevig (no en vano responsable de efectos visuales de títulos taquilleros hasta hace bastante poco) como podía haber sido, con otro ajuste presupuestario, Michael Bay o Stephen Sommers. No importa lo que ese libro quisiera contarnos, porque todo lo que sea diálogos, reflexión o en definitiva, argumento esmerado, no tiene cabida en una película de este calibre. Precisamente es Brendan Fraser, protagonista de la trilogía de 'La momia', el que lidera el limitado reparto del penúltimo blockbuster fallido que ha pasado por mis ojos.
Brendan Fraser no es un mal actor, por mucho que se embarque en proyectos que requieren cero neuronas y dinero entrante cuanto más mejor. Sigo pensando que 'George de la Jungla' habría sido una completa bazofia sin él, y que en 'El americano impasible' hace una interpretación que sorprendería incluso al más escéptico. De hecho, probablemente es la mejor baza para este tipo de películas, porque al menos se tiene la garantía de contar con un actor dotado de una extraordinaria naturalidad en pantalla, y un carisma innegable.
'Viaje al centro de la tierra' no es ni mucho menos una adaptación de la obra de Verne, es como una "actualización", en la que personajes que nada tienen que ver con el libro original reviven el recorrido que los Lidenbrock y su guía Hans realizaron en la novela. Es exactamente lo mismo: comienza en Islandia, hay cuevas de las maravillas, hongos gigantes, dinosaurios, subidas, bajadas, travesías por el mar... Pero todo mucho más resumidito, más compacto y evidente. Para que nadie se pierda.
En lugar de ser el profesor Lidenbrock, su sobrino Axel y el guía islandés Hans, aquí es el científico estadounidense Trevor Anderson (Fraser), su sobrino adolescente Sean (Josh Hutcherson) y la guapa guía islandesa Hannah (Anita Briem). Sí, era imprescindible meter con calzador un personaje femenino para introducir tensión sexual entre aventura y aventura. Lo bueno de tener a Brendan Fraser es que no hace falta incluir el típico compañero graciosete en el reparto, porque ya está él para eso, con continuos chistecitos de los que resultan graciosos el 20%. Sean es el típico jovenzuelo insoportable, que viste con ropa ancha y que intenta mantener una actitud cool y sobrada. Y de la otra, lo único que me llamó la atención es su tremendo parecido físico a Amy Adams, con la salvedad de que es mucho peor actriz.
Lo peor es que los protagonistas no dan sensación de peligro en ningún momento. Es como si estuvieran en un parque de atracciones, y supieran que van a salir ilesos de todo aquello. En especial resultan chocantes la escena de "la gran bajada" y "la gran subida", en la que sobrevivir se antoja poco menos que imposible, y sin embargo, les da tiempo a reírse de su situación y hacer comentarios supuestamente ingeniosos. La aparición del dinosaurio, que debería ser el clímax, ya es la gota que colma el vaso en cuanto a vaciedad y falta de originalidad. Todo ello acompañado de una música que en ningún momento tiene la intención de innovar lo más mínimo.
Eso sí, los efectos especiales (como no podía ser de otra manera, omnipresentes) no están demasiado mal dentro de lo excesivo del conjunto, y en el aspecto formal la película sabe tener cierta personalidad. La otra virtud de 'Viaje al centro de la tierra' es su duración, que no llega a la hora y media, y así no le da tiempo al espectador a cansarse de ver siempre lo mismo.
Me resulta difícil pensar que a alguien que tenga más de 11 años de edad le pueda divertir esta película, tan exageradamente juvenil, ingenua e intrascendente que sólo se la puede calificar de chorrada. El respeto que había hacia la obra original en la otra adaptación al cine (la de 1959 a cargo de Henry Levin) se ha volatilizado. Julio Verne convertido en una especie de Port Aventura. Ver para creer. Si quieren una buena reinvención de este clásico, lean el cómic de Superlópez, que además es más barato que la entrada de cine para ver esta película.
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- 'Viaje al centro de la tierra', tráiler y póster.