El 25 de noviembre de 1998 no fue un fin de semana especial en la taquilla norteamericana. 'Bichos: Una aventura en miniatura' y 'Rugrats: La película - Aventuras en pañales', reinaban desde una semana antes en lo más alto del box office, mientras 'El aguador' y 'Enemigo público' seguían sumando millones en su cuarta semana. Entre mucho mastodonte e intentando aprovechar una semana de flojos estrenos ('Ringmaster - El rey de la telebasura'), una comedia negra llena de mala uva y situaciones insalvables protagonizada por un puñado de gañanes empezó a generar culto. 'Very Bad Things', la primera película de Peter Berg, llegaba a nuestras vidas y una de las carreras más interesantes de Hollywood empezaba a rodar.
Chico malo
Apenas un mes y medio después, el 8 de enero, 'Very Bad Things' llegaba a nuestros cines, donde disfrutó de un boca oreja estupendo que la sitúa como la segunda película de Berg más taquillera en España, solo por detrás de 'Battleship'.
Peter Berg, actor metido a director con personalidad y un talento a prueba de bombas, algo que ha demostrado constantemente en su cine, es un perro verde dentro de la industria. Macarra, directo, políticamente comprometido y sin pelos en lengua. Empezó su carrera en el cine con una aparición fugaz en la obra maestra de Steve De Jarnatt, '70 minutos para morir', un apocalíptico thriller que provocaría pesadillas en los espectadores durante años.
Durante una década, Berg compaginaría protagonistas entrañables, como en la no menos entrañable 'Shocker, 100.000 voltios de terror', de Wes Craven, con un sinfín de secundarios en cine y televisión.
Toda esa "mala vida" pasaría la historia con su primera película como guionista y director. Con un presupuesto realmente elevado de 30 millones de dólares para una comedia sin demasiadas estrellas más allá de una Cameron Diaz en la cima de su carrera y un Christian Slater que empezaría el camino contrario, 'Very Bad Things' no recaudaría ni diez de esos millones. Como en tantos batacazos, algo interesante debía pasar en una película que ofendía tanto.
Lo que pasa en Las Vegas...
Una despedida de soltero en Las Vegas donde las drogas y el alcohol campan a sus anchas no suele desembocar en nada agradable. Si en la popular trilogía de 'Resacón en Las Vegas' o en la insuperable 'Despedida de soltero' el asunto se volvía en un torbellino de carcajadas, en el diabólico juego planteado por el director de la siempre necesaria 'Tesoro del Amazonas' la risa por barrios. Y en todos ellos terminas con la sonrisa congelada.
Y es que Berg pinta con brocha gorda el retrato de cinco triunfadores, cada uno a su manera, que verán su amistad truncada por culpa de una serie de malas decisiones a mayor gloria del jefe de la pandilla, del gallo más psicótico del corral, un Slater encantado de ser el mejor peor amigo que el cine americano recordaba por entonces.
Con la música de Stewart Copeland ambientando la neurosis de alguno de los más convincentes cocainómanos que ha dado el cine, como ese Jeremy Piven siempre al borde del colapso, o el siempre convincente Leland Orser secundando a un John Favreau que venía de comerse el mundo con 'Swingers', 'Very Bad Things' ponía el dedo en la llaga de lo políticamente permitido dispuesta a saltarse todos los niveles de tolerancia de una época que, afortunadamente para el espectador, los permitía.
No hay ni una sola parte de la trama que pudiera ser aplaudida hoy como tampoco lo fue entonces, pero hace veinte años tuvieron treinta millones a disposición. El pesimismo, el peso de la culpa y el precio de la felicidad volatilizan el sueño americano en una de las películas más retorcidas que ofrecieron los noventa.
‘Very Bad Things’ es una de esas pesadillas que una parte del cerebro reconoce como tal y te asegura que no es real, mientras el otro hemisferio te aconseja abrocharte el cinturón y disfrutar de la velada. Relájate y preocúpate lo justo en caso de reconocer alguna de sus situaciones y personajes durante estos cien minutos de frenesí.
Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com
VER 6 Comentarios