Durante dos temporadas hemos acompañado a Jesús Gutiérrez hasta lo más bajo del ser humano. Y hasta ahora las cosas habían terminado, en fin, más o menos bien para nuestro (anti)héroe. Pues bien, las cosas van a empezar a cambiar en la muy divertida temporada 3 de 'Vergüenza', uno de nuestros referentes actuales más refrescantes en la televisión nacional.
La vergüenza nacional
Con un hijo adoptado (Yusuf), un bebé recién nacido y los habituales problemas de cualquier español medio, Jesús caerá aún más bajo que de costumbre cuando pierda los papeles con Yusuf delante de toda España. Lo que antes eran ridículos en petit comité se han convertido ahora es un tropiezo descomunal que lo convertirá en el hombre más odiado de España. Jesús es, inevitablemente, la vergüenza nacional. Pero no será la única desgracia que acompañe al fabuloso, excesivo y siempre contenido personaje a quien Javier Gutiérrez ha hecho suyo prácticamente desde el primer momento.
La creación de Álvaro Fernández-Armero y Juan Cavestany se convierte en esta tercera entrega en un inesperado thriller gracias a un misterio que se construye a fuerza de golpe bajo y ausencia de moral. Pero qué diablos, cómo nos gusta disfrutar de las desgracias ajenas, ¿verdad? Y si no que le pregunten al resto de personajes que rodean el día a día de este fotógrafo en horas bajas. Malena Alterio, Yannick Nguenkam, Vito Sanz o Miguel Rellán son otra señal de garantía.
Siendo francos, tal vez en esta nueva temporada sus guionistas han querido señalar también al resto de ciudadanos de a pie y no únicamente al pobre Gutiérrez. ¿Estamos capacitados para dictar sentencia respecto a nuestros conciudadanos? ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a los demás? No es que la serie centre sus esfuerzos en ello, pero sí se intuye cierto resquemor social con el momento que nos ha tocado vivir.
A la tercera va la vencida
Decía Fernández-Armero que se encontraban expectantes ante el recibimiento des esta nueva temporada, algo lógico siempre que un creador (en este caso junto a su inseparable Cavestany) presenta una nueva obra. En esta ocasión no se han limitado a repetir el esquema previo. Lo que han hecho esta vez es coger todas las piezas del tablero y realizar los movimientos más imprevisibles. Y eso es algo que se agradece, porque no solo no se pierde la esencia de 'Vergüenza', es que además la serie sale reforzada.
En menos de lo que dura una película de las de ahora, la tercera temporada consta de media docena de capítulos de apenas 25 minutos de duración. Es decir, la nueva temporada de 'Vergüenza' dura media hora menos que 'Vengadores: Endgame', que se dice pronto. Este formato sigue siendo de lo más agradecido con una serie que se presta tanto a las píldoras, ya sea por su precisión como por la incomodidad que provoca, algo que, además, ha sabido llevar como bandera desde el primer minuto de su existencia.
'Vergüenza' se expande, se vuelve más coral y los tentáculos del ridículo se muestran más alargados que nunca. La participación de todos los hombres y mujeres de buena voluntad (si es que existe alguien así) se vuelve indispensable en una tercera temporada que, esperemos, sirva de preludio al que podría ser el momento más inconcebible en la cabeza de su protagonista. Claro que ahí dentro vete tú a saber cómo se interpreta esta fanfarria.
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