Scooby-Doo nació el 13 de septiembre de 1969 de la mano de Hannah-Barbera con la intención de crear un programa pacífico para contrarrestar el enfado generacional por las series de superhéroes que tanto abundaban en la época.
El éxito fue tan rotundo que se ha mantenido 55 años en pie a base de spin-offs como '¡Enróllate, Scooby Doo!' o 'Shaggy y Scooby-Doo Detectives' y películas. Sin ir más lejos, '¡Truco o trato, Scooby-Doo!' estuvo en la boca de todos el año pasado al mostrar el primer amor lésbico de Velma en pantalla. La saga seguía siendo un producto de nicho, y más en estos días, pero nada nos preparaba para el desastre que estaba a punto de llegar.
¡Un f-f-f-fracaso!
'Velma' es un error de HBO Max. Quiere ser inteligente, sarcástica y hacer un comentario meta sobre la televisión, las series de dibujos para adultos y la propia franquicia a la que pertenece, como una especie de 'Scream' pasada por el filtro 'Scooby-Doo', pero no le sale bien en absoluto. Es animación para adultos hecha por gente que no entiende la animación para adultos, personas que han visto un episodio de 'Rick y Morty' y 'Padre de familia' y han pensado que ellos también pueden hacer lo mismo.
Nada más empezar el primer episodio, Daphne está en las duchas de su instituto cuando dos cucarachas empiezan a tener sexo. Este supuesto chiste marca muy bien el tono de la serie: no importa si tiene gracia o no, lo que importa es remarcar lo distinta que es de su serie madre. Justo después, empieza un interminable diálogo en el vestuario sobre cómo en los episodios piloto se enseñan muchos cuerpos desnudos para llamar la atención del público, y que es patético. Este es el nivel del comentario meta que intenta hacer. De aquí, para abajo.
'Velma' solo tiene claro que quiere ser provocadora, y no le importa si por el camino pierde mordacidad, calidad y humor. Incluso los chistes basados en 'Scooby-Doo' dan más vergüenza ajena que otra cosa. Por ejemplo, "la Máquina del Misterio" es ahora el nombre de una droga, y Norville, la versión joven y afroamericana de Shaggy, comenta continuamente lo en contra que está de las mismas. Son transgresiones tan banales, aburridas y simples que la reacción general no es de enfado o de carcajada, sino de entornar los ojos y esperar a que en algún momento mejore.
Humor, ¿dónde estás tú?
'BoJack Horseman' supuso un antes y un después en las series de animación para adultos. La serie de Netflix entendió lo adulto no como una excusa para meter chistes de sexo y drogas de forma continua, sino como una forma de acercarnos a nuestros miedos, temores y problemas psicológicos. Desde entonces, las series han intentado evolucionar en este sentido. Ser menos Seth McFarlane y más BoJack. 'Velma' da un paso en esta dirección tratando de escenificar los ataques de pánico... pero, una vez más, fracasa en el intento al casi parodiarlos.
Las intenciones de 'Velma', sobre el papel, no son malas: un misterio de temporada tratando de encontrar al culpable de los asesinatos en un instituto que se entronca con otro más grande de la vida de la protagonista, y contando, además, cómo se formó el grupo de cazafantasmas, todo ello protagonizado por un personaje con problemas mentales y de ataques de ansiedad. El problema es que se niega a dejar de lado lo que los guionistas creen que son chistes, incluso en los momentos más escabrosos o serios, y el mejunje que terminan sirviéndonos no es apetecible en absoluto.
No todo es malo: la animación en los momentos de los ataques de ansiedad, además de los diseños y el color, son estupendos, casi pertenecientes a otra serie mucho más trabajada. En el resto del metraje la animación es muy estándar, con unos diseños aburridos y unas decisiones estéticas cuestionables, que no abandonan del todo los diseños originales pero tampoco abrazan uno nuevo más adecuado a los nuevos tiempos: el resultado, como os podéis imaginar, es desquiciantemente mediocre.
La Scooby Pandilla en Twitch
Los intentos infructuosos de chiste van pasando a lo largo de los dos episodios que se han lanzado hasta el momento ante nuestra atónita mirada: Fred tiene el pene pequeño, Daphne es la camello del instituto, Velma cree que "420" es un código para "adultos que siguen viendo dibujos animados"... El comentario meta está subrayado hasta hacerse insoportable, el intento de transgredir es el mismo que haría un chaval de doce años queriendo molestar a sus padres y los intentos de insuflar modernidad (¡Norville tiene un canal de Twitch!) parecen escritos por personas de cincuenta años que aún utilizan Windows 98.
Cuesta rascar en los aspectos positivos de una serie que cabreará a todos los espectros políticos, a aficionados y no aficionados de la animación, adolescentes y adultos. Pocas veces en mi vida me he tenido que enfrentar a un producto tan eminentemente fallido, en el que ni siquiera el misterio de temporada llega a enganchar. ¿Cómo, si estamos perdidos entre chistes sobre el cuerpo pubescente de Fred y explicaciones meta de todo lo que estamos viendo?
Saber lo que haces mal y subrayarlo no hace que pase a estar bien. Si utilizas tu capacidad meta para destacar esos elementos que chirrían en tu composición, no estás haciendo un buen trabajo: 'Velma' es un intento desaprovechado de poner al día 'Scooby-Doo', pero en lugar de utilizar la serie original como trampolín para contar otras historias se limita a hacer lo que le viene en gana. Velma podría llamarse Martha, Julia o Rachel y el resultado seguiría siendo el mismo. O lo que es lo mismo, se ha pasado de lista sin darse cuenta de que estaba manufacturando la tontería más grande del mundo.
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